Capítulo 39.

3.3K 289 12
                                    

Punto de vista de Neferet.

—¿porque ensuciarte las manos? —me pregunta Sergey caminando a mi lado mientras nos dirigimos a lo más profundo del castillo.
—tu más que nadie sabe que matar a mi padre no será sencillo —soy fuerte, casi invencible... Solo mi padre podría enfrentarse contra mi.

Mi padre me torturó para convertirme en un arma, en la mejor arma que el pudiera manejar.

matalo —me ordenaba mi padre.
—no puedo —negaba con mi mano temblorosa.

El hombre frente a mí estaba vendado y atado de pies y manos, podía sentir su cuerpo temblar del miedo. A pesar de ser hombre lobo se encontraba demasiado débil para pelear.

Mi padre me golpeó con un látigo provocando una herida en mi espalda.

—eres débil, te ordeno que lo mates —mi cuerpo se movía por si solo y tome a la persona frente a mi.

Cerré mis ojos con fuerza mientras mis manos hacían el trabajo. El cuerpo cayó al suelo pocos segundos después y yo solo miraba aterrorizado aquella escena.

Lo siento, de verdad lo siento mucho, perdóname. Suplicaba el perdón como si aquello disminuiría mi culpa.

—se lo merecían Neferet —mi padre coloco su mano en mi hombro y me dio un pequeño apretón.

La puerta se abrió dejándome ver a mi padre, se encontraba atado con plata especial y veneno al rededor con agua bendita.

—maldito traidor —escupió el.
—quizás lo aprendí de ti —sonreí con malicia acercándome a el.

Me agache para verlo mejor y podía ver que seguía sangrando, se encontraba muy debilitado, podría hacerlo, había esperado este momento hace mucho tiempo.

—¿que diría tu dulce Anne si pudiera verte? Eres un monstruo hijo mío, yo te creé para ser un asesino, un arma, la perfección de nuestra raza —dijo el con orgullo.

Golpee su rostro con fuerza y el soltó una carcajada en respuesta. La ira iba en aumento y no podía controlarme, necesitaba venganza por todo lo que mi padre había hecho.

—Neferet ¿enserio crees que tengas las agallas para matarme? —pregunto el con burla.
—no te preocupes —respondí con serenidad.

Me acerque más a él y le sonreí.

—me as entrenado bien, puedo matarte sin remordimiento —mi padre cambió su mirada y por primera ves demostró un poco de temor.

Camine con calma hacia la mesa que estaba al fondo mientras me ponía guantes y tome una estaca especial y agua bendita.

Seria un día largo y trataría de disfrutarlo lo mejor posible.

Sentí que estaba traicionando a Anne de alguna forma, este era mi verdadero yo, un monstruo...

—terminemos con esto.

Neferet. Onde as histórias ganham vida. Descobre agora