Capítulo 22.

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—el hechizo es demasiado fuerte, me tomará unos días romperlo —decía Esmeralda nerviosa mientras seguía moviendo sus manos sobre mi.
—no tenemos un par de días, pueden lastimarla en cualquier momento —contesto Neferet exasperado.

Esmeralda cerraba sus ojos mientras sus manos estaban sobre mí cabeza, tratando de ayudarme pero no observaba que fuera efectivo.

—es imposible, como pudo conseguir a alguien que hiciera un hechizo tan poderoso —murmura frustrada.

Resulta que cuando el hombre misterioso me atacó, tomó un cabello mío y así pudo hacer el hechizo, puede lastimarme o matarme en cualquier momento.

Me pone nerviosa pensarlo, pero se que Neferet no lo permitiría.

—trataré de detener un poco los efectos con un hechizo de protección —Esmeralda terminó el hechizo de protección dejándome sola con Neferet.

Vestía de traje negro y se miraba imponente e impecable, Neferet me daba la espalda y veía que su cuerpo estaba rígido, tenso.

—estoy bien —susurre tomando su mano.

Pero negó con su cabeza baja mientras se alejaba de mí.

—¿porque no puedo protegerte? —dijo apenas.

De su cabello caía un mechón en su frente, sus ojos estaban cerrados mientras golpeaba la pared. Mi mente quedó en blanco, ninguna palabra salía de mi boca.

Me acerque a él nuevamente y lo abrace con fuerza aspirando su aroma, sus manos acariciaron mi cabello, levante mi mirada y el me observó fijamente con tristeza.

—no es tu culpa, todo estará bien —trate de confortarlo.
—perdóname —contesto con decepción.
—estaremos bien —dije en voz baja mientras hundía mi rostro en su pecho.
—Anne... —se detuvo de repente dudando de continuar.
—no te presionó, confiaré en ti —confiaría en Neferet y en su pasado que aún no quería contarme.

Neferet a vivido por muchos años y quizás tiene un pasado oscuro que en el fondo me aterra conocer pero se que el no me lastimaria, ni a personas inocentes. Quizás cometió errores en el pasado pero ya no hay vuelta atrás.

—gracias Anne —sonrió un poco y sus ojos se tornaron de un rojo más opaco.
—¿tienes hambre? No as bebido en días, bebe —me coloque frente a el y incline mi cabeza.

Sus colmillos se asomaron por instinto y sus ojos se oscurecieron.

—¿segura? —pregunta.
—si, bebe —mi corazón comenzaba a latir rápidamente por los nervios se sentir sus colmillos sobre mi.
—respira Anne —Neferet río al ver mi expresión.

Cierro los ojos y sus manos tomaron mi cuerpo con cuidado, sentí sus labios sobre mi cuello dando pequeños besos y después hundió sus colmillos, mordí mis labios al sentir aquella sensación tan placentera, Neferet succionaba suavemente y eso provocaba un cosquilleo en mi interior, era como una droga que te hace sentir un extasis singular, sentía mi cuerpo arder.

—¿estas bien? —pregunta Neferet limpiando mi cuello y sus labios.
—si —susurro apenas y junto mis labios con los suyos.

Desató su corbata y lo atraigo más a mi, su lengua se hunde en mi boca haciéndome soltar un gemido, Neferet gruñe en respuesta y me rasga la ropa dejándome desnuda, con dedos torpes quito su camisa, y pantalón dejándolo desnudo, me ruborizo al ver su cuerpo muy bien marcado y pálido, su cuerpo es frío, me hace cosquilleo al tocar mi cuerpo.

—eres hermosa Anne —dice con voz ronca al verme desnuda en su cama. Un brillo asoma en sus ojos y acaricia mi cuerpo con delicadeza.

Sus labios bajan a mis pechos jugando con ellos seductoramente, succiona con fuerza y gimo sin poder evitarlo, el placer es demasiado.

—Neferet —gimoteo.

Sonríe con malicia al escuchar su nombre, sus labios siguen torturandome llegando más abajo.

—eres mía, me perteneces Anne —dice con seguridad.

Claro que le pertenia a Neferet, no había vuelta atrás.

Neferet. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora