Capítulo 36.

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Punto de vista de Neferet.

Observe como una bala atravesó el pecho de Anne, fue como... Sentí que moría junto con ella, la única mujer que e amado se estaba muriendo. La tome en mis brazos y la sacudí con cuidado tratando de evitar que se durmiera pero era inútil, en pocos segundos ya había cerrado los ojos, la estreche en mis brazos con fuerza mientras sollozaba en silencio sobre su suave cabello.

—¡corran tras el! —era un seguidor de mi padre, seguramente le ordenó esperar y atacar, ¡como no lo vi venir!
—si señor —Sergey y Román fueron tras el dejándome con Anne.
—tienes que transformarla —Azael estaba junto a mi.
—¡no puedo! —mi padre aun no estaba del todo muerto, su orden de matar a Anne aún tenía efecto en mi.
—señor Neferet, no permita que Anne muera —Esmeralda sollozaba frente al cuerpo de Anne.

Solté un grito ahogado al sentirme atrapado, si mordía a Anne... Podía perder el control, podía terminar de matarla... Pero no dejaría que alguien más la convirtiera, el vínculo con el creador sería peligroso para ella, si fuera alguien más. Tenía que pensar rápido el corazón de Anne comenzaba a latir cada ves más débil.

La observe una última ves, su cabello rojizo estaba levemente despeinado, su piel ahora se encontraba más pálida de lo normal, el color de sus ojos jamás podría olvidarlos, eran más verdes que la misma primavera... Con su mirada sentía que podía ver todos mis secretos y debilidades y aún así siempre me observo con ternura sacándome de aquella oscuridad en la que vivía, sus labios color carmesí ahora no sonreían... No podía perderla.

—apartame si no me detengo —susurre con temor.

Clave mis colmillos en su cuello y sentí su cálida sangre en mi boca, sabía exquisito, como la mejor droga que alguien pudiera probar, saciaba mi sed pero al mismo tiempo necesitaba más... Necesitaba más sangre.

—es suficiente Neferet, a perdido mucha sangre —Azael me tomó del brazo para apartarme de su lado, pero no podía dejar de beber su sangre.
—señor Neferet, por favor basta —pidió Esmeralda con preocupación.

Convertí mis manos en puño y me obligue a apartarme de su lado, me levante golpe y limpie la sangre de mis labios.

—nadie se hubiera controlado mejor, ahora solamente hay esperar, tenemos que llevarla a otro lugar, en el castillo estarán todos los seguidores de Raziel —Azael tenía razón, ¿donde más podría llevarla?

Entonces un aroma familiar llegó a mis fosas nasales, hombres lobo pero no era cualquier hombre lobo.

—pueden venir conmigo, si quieren vivir —era Varick, observo a Anne y su cuerpo se tenso al instante.
—no lo hago por ti, lo hago por ella —desvío la mirada y siguió caminando.

Azael y yo a sentimos al mismo tiempo, era la mejor opción.

Cargue a Anne en mis brazos pero ella no parecía inmutarse en lo más mínimo, la transformación era dolorosa, pero ella no parecía reaccionar, por un momento pensé que quizás no funcionaria pero negué ante esa idea pues tenía que funcionar, Anne tenía que estar a mi lado
Por siempre.

Neferet. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora