Capítulo 15.

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Sentía algo por Neferet era inútil negarlo, y ahora entendía porque me había rechazado, no le interesó de esa forma y ahora tiene un compromiso, Esmeralda me había mentido Neferet no podía sentir lo mismo que yo.

—¿Anne? —era esmeralda tocando la puerta.

No respondí, no tenía ánimos de conversar con nadie.

—vamos Anne, lo siento mucho —se escuchaba apenada.
—no quiero hablar ahora —respondí fríamente.

Esmeralda se fue y yo me quedé mirando por la ventana pensando que pasaría ahora, ¿Neferet se casaría? Me dolería no había duda pero podría ser lo mejor, tendría que marcharme y mi madre se haría cargo de todo, después de todo es lo que quería, aunque... La mirada de Neferet, sus labios, sus facciones no podía sacarla de mi mente, el era un misterio y yo quería descifrarlo, saber su historia y quizás así podría comprenderlo mejor, del porqué es tan frío, distante, y reservado. No podía darme por vencida tenía que hablar con Neferet aunque no me encantará la idea.

Llegó la noche y tenía que bajar a cenar, Esmeralda se encontraba preparando diferentes platos y yo me sente sin decir una palabra.

—no sabía cuál te gustaría, así que prepare muchas opciones —me miraba con una sonrisa apenada.
—Gracias —dije apenas.
—¡vamos Anne! Discúlpame no podía decírtelo, me lo ordenó el señor Vintag —parecía sincera y muy triste.
—Esta bien Esmeralda, pero me hubiera gustado saberlo y no enterarme así —la mire fijamente, tenía miedo y ella lo sabía.
—el señor Vintag nunca aceptará casarse Anne, necesita tu sangre no la de alguien más —parecía segura de sus palabras.
—si los gobernantes insisten no puede negarse, tiene que hacerlo —era verdad no podía negarse.
—nunca aceptará algo así, fue muy firme en su decisión, no se apartara de ti —sus palabras alegraban mi corazón, ¿quiere estar conmigo? Posiblemente, pero no del modo que esperaba.

Dejamos la charla a un lado y comenzamos a comer, se estaba haciendo tarde y Neferet no aparecía, supongo que tampoco lo volvería a ver ahora, me estaba acostumbrando a ya no verlo por aquí, extrañaba su presencia de cierto modo.

—buenas noches Anne —Esmeralda salió de mi habitación dejándome sola, el silencio me estremecía en mi habitación, todo estaba muy callado.

Me quite la ropa y me metí a la tina caliente, relaje mi cuerpo al sentir el agua tibia tocar mi cuerpo, estuve una hora en la tina para después vestirme con la ropa de dormir, no tenía sueño así que tome mi bata y salí de mi habitación, me dirigí a la biblioteca no había estado ahí desde que Azael me atacó aquel día, mi piel se erizo al recordar aquel momento.

Me senté frente al escritorio y tomé el libro que me sabía de memoria, el inicio de los vampiros, lo que nunca mencionan es como fueron creados o como se transformaron en lo que son ahora, solo sabemos que son vampiros y ellos fueron multiplicándose poco a poco hasta lo que es ahora. ¿Su transformación fue dolorosa? ¿O fue rápida?

—qué haces aquí —di un respingo al escuchar su voz y deje caer el libro de mis manos.
—ah... Yo —no podía articular una palabra, estaba muy nerviosa.
—¿Anne? —sus ojos carmín me observaban con cautela.
—no tenía sueño, pero estaba por irme a mi cuarto —puse el libro sobre el escritorio y camine hacia la salida.

No estaba lista para hablar, ¡me sentía avergonzada! Pero al querer salir de la biblioteca su mano fría sujeto mi brazo.

—¿estas bien? —me pregunto con su voz suave y ronca.

Me gire para verlo y sus ojos me hipnotizaban, sus labios llamaban a cualquier mujer, su rostro era atractivo quizás demasiado.

—no lose —frunció el ceño y acaricio mi mejilla con su mano fría.
—¿que pasa? —preguntó curioso.
—escuché lo que dijeron en la reunión sobre los tratados y sobre tu prometida —mordí mi lengua para tratar de controlar mis nervios pero era inútil.

Neferet me miró un poco sorprendido  e hizo un pequeño chasquido en respuesta.

—entiendo, no tengo ninguna prometida Anne, y los tratados yo arreglaré todo —sus dedos jugaban con mi cabello haciéndome estremecer por dentro.
—¿porque me rechazaste? —era la pregunta que más tenía en mi mente.

Neferet dejó caer su mano y podía ver lastima en su mirada.

—Anne... No quiero lastimarte —susurro con miedo, su voz era entrecortada era la primera ves que lo escuchaba de aquel modo.
—¿no te gustó? —pregunté desviando la mirada.
—nose como corresponder tus sentimientos, no soy un hombre de afectos, pero siento algo por ti Anne —su mano levantó mi rostro para mirarlo fijamente.
—¿entonces porque? —lo miraba confundida.
—nunca e experimentado esto, y no quiero lastimarte de ninguna manera —acaricio mi rostro con delicadeza.
—no lo harás —lo mire segura.

Acerque mis labios con los suyos y el me observo con cautela y unió sus labios con los míos, sus labios eran una adicción que estaba segura que ya no podía dejar, lo necesitaba en todo sentido.

Neferet. Where stories live. Discover now