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Entre tragos bipolares, comida y confusiones; la fiesta seguía transcurriendo como un completo éxito.

Claro, solo la podíamos considerar así ignorando a los borrachos y las peleas entre latinos locos que tenían lugar a media noche. No se suponía que esa reunión tuviese alcohol de por medio, pero en la banda desmadrosa de latinos uno no puede esperar que nadie colara nada.

Eso si, algo que el Dominicano no se esperaba para nada es que en la lista hubiese esa bebida en especifico.

一Colombia, ¡pásame otra! 一una exclamación de parte de Ecuador se perdió en el aire, llegando únicamente a oídos del quisqueyano y el susodicho. En su mano y en la mano de otros tantos habían tanto tequila como presidentes de las pequeñas.

Aleluya, gloria a Dio'!" Había pensado el tricolor de la biblia al momento en que una de tantas botellas llegó a caer en sus manos. Ni había tomado un vaso, oh no, él estaba bebiendo a pico e botella.

Y otros países más, al notarle tan contento (porque aún habían unos cuantos con el ojo encima de él) se animaron a probar la cerveza también.

一Socio, ¿Tu cree que so' muy alcohólico? 一le preguntó a Puerto Rico, quien en toda la noche no se había separado mucho tiempo de él; por decisión propia.

一Nah, la verda' es que estas son buenas, quiero la receta 一sonrió el de una estrella en respuesta.

一Si tu le das la receta al PR, ¡yo también la quiero saber! 一exclamó, unos sillones más allá del grupo donde se habían quedado, un influenciado Bolivia.

Panamá asintió a su lado, como si el boliviano hubiese dado la respuesta para acabar con todas las guerras por existir en el mundo.

Republica Dominicana solo pudo reír en respuesta. En ese momento se sentía realmente bien consigo mismo, como si al fin tuviese en apariencia la edad que tenía en años y no se arrepintiera de nada. ¿Los efectos del alcohol? Seguro que era eso. Soltó la botella antes de que ello se intensificara.

Ya, para cuando marcaba el gran reloj de madera que en la sala reposaba las primeras horas luego de la media noche, era suficiente. España, quien se había mantenido la noche entera sin probar una gota de nada mas que jugo y agua, guió a los pocos que seguían despiertos y en sus cinco sentidos a sus respectivas habitaciones. Los demás quedaron desparramados todos por la sala en posiciones poco convencionales.

一¿Qué hace Paraguay durmiendo arriba del reloj?

Cansado, ignoró la pregunta que alguno había soltado al azar. Ni se volteó a comprobar si había sido con él o a ver quién se cuestionó tal cosa. Tarareaba en voz baja alguna canción al azar, sin prestar atención a la letra o a nada más aparte del camino que le había indicado el español con anterioridad.

Sintió la mano de alguien tocar su hombro repetidas veces, pero de un manotazo le apartó irritado. Pobre de aquel que lo quisiera molestar estando en ese estado.

Una vez llegó a la habitación que le correspondía, solo atinó a abrir y cerrar la puerta antes de caer en la cama como un muerto. Se dejó caer en el mundo de sus sueños sin mayores dilaciones.

La mullida cama, de gruesa colcha blanca y almohadas grandes, fué lo suficientemente cómoda para hacerle tener un sueño agridulce en lugar de una pesadilla amarga. Lo cual era raro, pues cada que bebía sus sueños eran todos repletos de las amarguras que la bebida no pudo aplacar.

En su sueño, se veía a si mismo acurrucado y escondido en una esquina de su hogar. Temblaba como una hoja de papel, mientras jugaba con sus dedos nerviosamente. Recordaba esa noche como si de ayer se hubiese tratado, era la misma luego de que hubieran matado al jefe. A su más reciente dictador; Rafael Leonidas Trujillo.

Porque aunque era cierto que aún no se decía la noticia en voz alta, todo mundo ya sabía del asesinato. Sería impensable que él, como el agraciado país que era, no notara de primero la ausencia y presión que la anárquica "libertad" temporal le estaban brindando. De sus ojos salían gruesas y saladas lagrimas, expectante a lo que pasaría después.

¿Vendría un peor dictador? ¿Los tiempos mejorarían o empeorarían? Si bien era cierto que era un cambio necesario que le beneficiaría en muchísimos sentidos el salir de la dictadura, también era cierto que otros tantos beneficios le serían arrebatados.

En aquella dictadura, aunque estuviese lastimándose constantemente, también se sentía protegido. Como si sus prioridades en dos se dividieran, tal y como su población ya estaba dividiéndose: entre los que agradecían en parte la dictadura, y los que al fin se sentían liberados de unas cadenas invisibles. Los que habían matado al jefe eran el punto medio.

Miedo, eso era lo que el tricolor sentía. Miedo al futuro, miedo por las consecuencias de saber el plan y haberse quedado callado. Miedo por aquellos valientes que como monstruos se arriesgaron al cambio definitivo.

La educación, la política, su sociedad... Todo cambiaría a partir de allí. Y rezaba a la virgen por aquellos que habían matado a Trujillo, porque los que apoyaban la dictadura ahora les darían caza como si de simples animales se trataran. Un hilo de sangre bajó por la comisura de su labio, cayendo por su barbilla hasta llegar a sus brazos y quedar como una mancha más en sus vendajes.

Le estaban haciendo daño, y no podía hacer nada aún más que esperar a que las cosas se dieran por si solas...

En medio de la madrugada, cuando el sol empezaba a asomarse en el horizonte, el país se despertó con un dolor de cabeza intenso. Poco más de cuatro horas fueron las que descansó.

Ya no podía dormir más.

Quisqueya's Feelings {E D I T A N D O}Where stories live. Discover now