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Las cosas marchaban bien por el momento.

Todos convivían tranquilamente, cosa extraña si consideramos la actitud de la mayor parte de los latinos. Demasiado extraña.

El tricolor sentía que le miraban fijamente de vez en cuando, como si le estuviesen analizando cada uno de sus movimientos. Pero al voltear no encontraba nada ni nadie observandole; solo al grupito de siempre seguir con su importantisimo debate de porqué el jugo es mejor que el refresco. En su mente, el dominicano ya empezaba a llamarse a si mismo paranoico.

一Hey, errede 一Puerto Rico se acercó, en un momento equis de la tarde.

El sol brillaba, las aves cantaban, y las plantas del patio del dominicano resplandecían en un verde cegador. El resto de países se encontraban todos dentro de su casita, comiendo de lo que el dominicano les había preparado. Risas y murmullos salían de sus paredes, pero por suerte ningún sonido de que habían roto algo. Era un momento tranquilo en aquel caótico día.

El puertorriqueño se había estado comportando particularmente raro desde hacían algunos días, más concretamente desde el día en que se anunció esa reunión en territorio dominicano.

El tricolor con una biblia empezaba a sentirse engañado por su mejor amigo, como si lo hubiese dejado por otro. Sin embargo, poco tardó antes de corresponder al saludo cálidamente.

一¿Qué e lo que pasa? 一cuestionó.

"¿PORQUÉ ME DEJAS DE LADO, HIJO E LA GRAN PUTA? ¡YO TE QUERÍAAAA!" Quiso gritarle, pero se aguantó las ganas con una sonrisa de supuesta calma. Estaba limitado entre sus ganas de abrazar a su amigo y las de gritarle groserías a diestra y siniestra.

一Pues... Muchas cosas 一suspiró PR一. Fue luego de sacar al gobernador que las cosas se me complicaron, irónicamente.

La sonrisa del dominicano tornó en preocupación.

一¿Qué? ¿Has tenido muchos problemas? ¡¿Y por qué no me dijiste nada?! 一exclamó, indignado.

一Es que tu también has estad...

一¡Sin excusas! 一molestó, le interrumpió. Tomó los hombros ajenos, mismos que estaban solo a unos dos o tres centímetros más arriba, y le miró fijamente一. Eres mi mejor amigo, una persona muy importante para mi, no importa cuantos problemas tenga, si puedo ayudarte en algo, ¡Sea lo que sea! Haré hasta lo imposible por ayudarte.

一Lo siento... 一murmuró abochornado el de franjas y una estrella.

Un sonrojo muy notorio se apoderó de la cara del boricua.

🔸🔹🔸

Lo que ellos no sabían era que Japón grababa todo escondido por la persiana.

一¿Cómo se llama el shipp? 一le preguntó a Perú, quien sentado en el piso al lado suyo revisaba su celular.

一Creo que no tienen un nombre de pareja aún 一algo indiferente, el peruano respondió dejando el celular de lado para mirar también一. Pero bien lindos que se ven juntos, che.

一¿México no les habrá dado nombre ya?

一Deja y le pregunto.

El bicolor se dirigió a la mesa, donde el mexicano comía de un caldero el moro sobrante con unos cuantos pedazos de carne frita.

一¡Esto es la felicidad! 一gritó. Muchos pudieron jurar ver en sus ojos estrellas de emoción en ese instante, como si de un anime se tratase.

一Oye... 一Perú se acercó al mexicano, zarandeándole del hombro sin fuerza para llamar su atención一. ¿Cómo se llama el shipeo entre RD y PR?

Silencio.

Mucho silencio se presentó tras la pregunta.

一¿PuerDom?

一¡DomiRico!

一Yo digo que Puerto Rico será el pasivo, ¿Si o no?

一A Domi no le gustaría eso...

一Tal vez... ¿Pe-errede? ¿PRD?

一¡Ese es un partido político, no mames!

一Serán Pomi.

一¿Pomi? ¡Jajaja! No.

一¡Decidanse de una maldita vez!

一Cálmate, Cuba... 一Brazil pronunció suavemente.

Todos habían saltado en discusión por ese tema, cada quien dando un nombre cada vez más ridículo. Los coreanos se habían alejado lentamente hacia una punta de la sala al no entender lo que pasaba, China se había escondido debajo de una mesa (solo por si las moscas) y Alemania miraba todo como si de un partido de voleibol se tratase.

一¿Qué todo ese escándalo?... 一murmuró RD, soltando a Puerto Rico.

El puertorriqueño al fin pudo respirar con normalidad y soltar el aire que no sabía había estado reteniendo en ese instante.

Japón, al verlos voltear, rápidamente se tiró en el piso terminando la grabación y se arrastró lentamente a los revoltosos.

一¡YA VIENE, CALLEN!

Todos guardaron silencio inmediatamente, terminando en nada la riña.

一Esto mejor lo discutimos mañana...

一Si 一concordaron todos, justo antes de que el dominicano entrara a la casa desconfiado con un puertorriqueño nervioso siguiéndole.

El resto del día no tuvo ningún otro percance. Todos retornaron al desmadre para disimular.
Aunque el dominicano ya comenzaba de sus acciones a sospechar.

Oh, claro. Y cuando el foco de la curiosidad se enciende ya no hay nada ni nadie que lo apague...

Quisqueya's Feelings {E D I T A N D O}Where stories live. Discover now