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¿No les ha pasado alguna vez que sienten que todo estallará? 

Esa emoción parsimoniosa, ese resplandor inexplicable en tu mentalidad que hace que caigas de golpe en la realidad que te ha tocado y te obliga a cerrar los ojos para no concienciarte más. Porque cuando puedas acostumbrarte a la luz todo para ti terminará.

—¿Estás bien? 

Mientras estaba sentado, con la mirada fija en sus manos de distinto color y los labios entreabiertos a causa de los suspiros kamikazes.

—Si... Solo estoy algo cansado. 

Pero no, no estaba bien. 

Le dolían los parpados, las pupilas le escocían. Se sentía de la misma forma que un ser perdido en su propio hogar, como si únicamente su mundo fuera a estallar hasta no quedar nada de si. Y temblaba, temblaba a la expectativa de qué sería de él de allí en adelante, dudando fuertemente de su bienestar y de (cuando la ONU y el FBI metieran mano) salir vivo e ileso de esa problemática en la que se veía encerrado. Y para colmo, tal parecía ser que la causa de su malestar no era precisamente la angustia del 'secuestro condicional' al que se estaba viendo sometido.

Condicional solo porque no estaba siendo tratado especialmente como un secuestrado. Ese no era el trato normal a los países que entraban en esa clase de cosas. 

No estaba aún bajo la dominación total de los otros países, ni estaba siendo azotado por la influencia que creaban las potencias y la falta de voluntad que eso creaba. Si se estaba sintiendo mal en ese instante la causa era únicamente su propia incapacidad de resolver conflictos internos. No solo en el sentido de no saber qué hacer para sacarse de las manos de todos los demás (aunque estaba en compañía de Puerto Rico y este mismo se había encargado de alejar a los demás con discreción), sino que también en el de que las acciones y economía de su territorio estaban en ese año siendo un completo desastre.

Incertidumbre. Era esa la palabra con la que cualquiera podría denominar el camino que se alzaba frente suyo a causa del jugueteo grave de los países que estuvo acogiendo en su casa, y por la tensión que se cernía sobre los dos tricolores presentes luego de la pelea que habían tenido ese mismo día.

Eran demasiadas cosas que le caían de golpe como para ser procesadas de un solo tiro. Requería del tiempo para pensar en cómo había pasado de estar día y noche trabajando con los papeles de situaciones que realmente no eran su deber resolver a estar secuestrado por países con hambre. ¿Qué era lo que le pasaba al mundo y porqué justamente tenía que ser él quien pagara la cuenta?

De estar en la cima de su propio mundo pasó a caer en picada, pronto a explotar. Se sentía una supernova.

—¿En qué estás pensando? —la voz del de franjas volvió a llegar a sus oídos.

—Nada en específico.

—Es raro que estés callado durante tanto tiempo —señaló, visiblemente preocupado.

Aquella mirada de parte del contrario caló profundo en su alma en ese momento. No sabría decir exactamente por qué, pero se sintió culpable durante un mísero segundo antes de darse cuenta de que el único culpable de su situación no era él mismo.

Porque él no fue quien decidió entrar en ese juego extraño en el que los otros países se veían inmersos, él no pidió que le trasladaran de su casa en una noche donde su alma se sentía tan pesada. Si bien sería la causa de la preocupación del contrario, nunca había sido quien le ordenara centrarlos a ambos en esa maldita situación confusa.

—Solo... Necesito procesar todo esto.

Definitivamente era lo que quedaba. Porque se conocía y sabía que en un par de horas más ese bajón se le iba a pasar y volvería a estar tan alegre y despreocupado como siempre (por lo menos como antes de despertar en un lugar ajeno a su casa). Sabía que solo era cuestión de tiempo antes de que empezara a tomárselo todo a juego como los demás lo hacían. Porque no tenía la fuerza para cambiar su propio carácter.

Porque así era su mundo.

Puerto Rico pareció querer decir algo más, pero se tragó sus dudas al observar nuevamente el rostro del tricolor.

Aquellas facciones divididas, de pestañas largas y orbes teñidos en un color profundo. Se quedó embobado durante un largo rato observando cada una de sus características, grabándose a fuego lento en su mente el cómo era aquel tricolor que le robó el corazón de manera involuntaria. Y se sintió mal consigo mismo nuevamente por haber accedido a todo lo que había ocurrido; por ser una de las causas de la mirada perdida de aquel ente que se mantenía a sus ojos como alguien angelical. Sin contar con que la mejilla parcheada del de escudo a causa de la pelea que habían tenido esa misma mañana y la seriedad que tenían por dicho momento le hacían sentir como la peor escoria del mundo.

Una hora faltaba aun para que llegaran a su destino, pero supieron ambos desde entonces ya que el sonido de las olas contra el ferry y la tensión superficial iban a estar presentes durante el resto del trayecto.

🔸🔹🔸

Hay dudas a las que nadie puede responder.

—¿Dónde están Quisqueya y Puerto Rico?

Esa era una de ellas.

—¿Por qué me lo preguntas a mi? —México carraspeó, conteniéndose de desviar la mirada cuando ONU le preguntó directamente. Con un gesto de hombros se hizo el desentendido—. No sé dónde pudieron haberse metido ellos, pregúntale a Estados Unidos o a otro pero no a mi.

Una mirada furtiva de parte de USA no se hizo esperar. Mientras Canadá le sostenía del hombro para que no se lanzara a pelear con el Mexicano por la clara provocación.

—USA estuvo esperando aquí, él si llegó temprano —pero ONU ni se inmutaba—. Creo que todos ustedes me deben una explicación acerca del porqué llegaron cinco horas tarde y al aparecer les faltan países.

De todo el grupo de países invitado a la dicha segunda reunión que tomaba lugar en la UASD, únicamente dos países habían llegado según el horario establecido. No era nada demasiado alarmante para la organización hasta que despegó los ojos de FBI y se dio cuenta de que ya había pasado tanto tiempo. Todo empeoró cuando su vista paseó por la sala y notó la presencia de Seychelles y Bahamas.

Iban a necesitar una muy buena excusa para zafarse de eso.

El primero en dar un paso al frente y ser valiente (o quizá muy estúpido) fue Alemania.

—Es culpa de México.

—¿Que yo qué? 

Quisqueya's Feelings {E D I T A N D O}Where stories live. Discover now