27

379 51 12
                                    

Cuando se cansó, simplemente dejó caer sus brazos a los costados y bajó la cabeza.

Sus ojos se habían aguado.

一¿Por qué...? 一Dudó antes de continuar一. ¿Por qué no me quieres decir?

En su pómulo había un moretón rojizo, no había sido hecho con la fuerza suficiente para tornar en morado. Pero el contrario, aquel país de rayas rojas, no se encontraba mejor. Añadido como compañía al moretón, le había partido el labio. La mirada del tricolor sellado de biblia denotaba arrepentimiento, era una mirada emocional que pocas veces su vecino había llegado tenido la oportunidad de observar. Sin embargo, la de PR era una de decisión, tal vez esa vez habían cambiado de papel inconscientemente.

La situación entre ambos, sin embargo, se encontraba plagada en tensión.

El puertorriqueño sabía que él no había hecho uso de toda su fuerza. Lo sabía por el resultado de todas las peleas contra Haití que había presenciado, se notaba como si a último momento el otro había bajado la intensidad. El rostro roto del haitiano era muestra de la fuerza oculta en ese rostro tierno.

一Antes que nada 一Puerto Rico alzó la voz levemente一, ¿Qué fue lo que soñaste anoche?

El dominicano no respondió.

Puerto Rico estuvo a punto de tomar el rostro ajeno y acunar sus mejillas, de verle fijamente y exigirle con calma por respuestas. Pero el tricolor sólo se dió media vuelta sobre su propio eje, evitando así que el boricua se diera cuenta de que las lágrimas empezaban a acumularse en sus orbes.

一No fue nada importante 一dijo él, carraspeando一. Solo... Cosas del pasado.

Supo que no iba a obtener respuestas así.

一Creí que confiabas en mí...

Aquello murmurado hacia el viento por parte del contrario llegó a los oídos del dominicano, quien evitó con toda su fuerza de voluntad seguir su impulso de darse la vuelta y gritar a todo pulmón que si lo hacía, y decir toda la verdad. Volvió a carraspear, aclarando su garganta exageradamente.

一Y si lo hago 一firmeza denotaba su tono de voz一, pero es el tipo de cosas de las cuales prefiero guardármelas por un tiempo, hasta que las pueda aceptar, y luego contarla. Simplemente... Aún no es el momento.

Aquella última oración fue la que dió a conocer su estado.

一Eso lo entiendo, pero si sigues guardando todo para ti, ¿Cómo piensas superar...? Lo que sea que te está pasando.

Puerto Rico avanzó un paso, sosteniendo los hombros de aquel que era más bajo que él por un par de centímetros pese a la clara diferencia de extensión entre sus territorios. Le agarró con firmeza, atrayéndolo en un abrazo a su pecho.

一Yo...

一Respeto que no me quieras decir por ahora, pero igual siento que necesito saber 一aclaró, sin dejarle responder一. Pero... Realmente me decepciona mucho que no me quieras contar nada... Ni siquiera me habías dicho de tus noches sin dormir. Quiero ayudarte, creo que antes ya te lo había dicho. ¿Cómo se supone que te vaya a ayudar si no me dejas hacer nada?

El pecho del dominicano empezaba a doler. Las palabras del contrario empezaban a tener un significado demasiado doloroso en su mentalidad.

一No quiero...

一¿Ah?

一...No quiero que me veas con pena.

Cortante, esa había sido su última afirmación. La última carta de su baraja había sido tirada, una realidad que intentaba ignorar por el hecho hecho de que sabía que ese tipo de cosas le hacían demasiado daño. Porque esa no sería la primera ni la ultima vez en que alguien más le viera con tristeza al saber lo que le atormentaba. Había pasado ya con otros países, ¿por qué sería distinto con el de una estrella?

一Me ofende que creas que soy capaz de hacer eso cuando yo mismo vi tu etapa de colonia 一pronunció, ciertamente molesto一. Yo nunca, nunca, nunca te miraré con pena, porque para mi eres...

Apretó el abrazo con toda la intención, sacándole un quejido de dolor al tricolor. Se había callado allí al darse cuenta de lo que estaba por decir, y rápidamente pensó en otros términos que pudiera usar para evitar que su amado supiera hacia dónde iban sus palabras.

一...La persona que más admiro en el mundo.

El dominicano se secó con el dorso de las manos los ojos disimuladamente y asintió.

一Cuando... Cuando pueda manejar esto... 一dijo en voz baja一. Entonces te lo diré.

El de una estrella asintió, aflojando el agarre a uno más suave. Sonriendo, aunque en una posición donde solo él sabía, habló otra vez.

一Como que amaneciste muy bipolar hoy, ¿eh? Primero me majas a golpes y ahora estás bien.

一Cállate.

Pero él no estaba satisfecho. Quería respuestas inmediatas, saber lo que pasaba y desenglosar todas las posibles mentiras que el tricolor de una biblia ocultaba. ¿Cuántas veces había sido engañado pese a estar posicionado como "mejor amigo"? ¿Cuántas risas falsas de había tragado?

La paciencia nunca fue una de sus virtudes. Y aparentemente faltaba mucho para que lo fuera.

Quisqueya's Feelings {E D I T A N D O}Where stories live. Discover now