31화 : Control

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Le gustaría mentir diciendo que no recordaba absolutamente nada de su infancia; pero la realidad distaba mucho de aquel hecho. Él recordaba, y aún podía sentir en carne propia esos momentos.

       Jeon Jungkook había sido el hijo menor de una familia bien posicionada dentro de la manada; su madre, hija mayor de la Dinastía Lee fue orillada a contraer matrimonio con un Jeon.

       No eran destinados, ni siquiera se llevaban tan bien.

       Tampoco podría describir a detalle su relacion; puesto que, la mayoría del día estaba con su nana, Kim Hyuna. Ella sí que está en sus recuerdos.

        Aún puede sentir el húmedo césped debajo de sus muslos que no alcanzaban a ser del todo cubiertos por esos pantalones cortos, tampoco le importaba, tenía la atención plena en las palabras de aquella mujer rubia de piel de porcelana. Ella solía contarle historias, en su mayoría, hermosos cuentos románticos donde la Luna daba su bendición de un amor que parecía no tener futuro. Con ella conoció sobre destinados, alfas y omegas. Parecía tener pleno conocimiento del tema, incluso si era una beta.

       Kim Hyuna creía que no había nada más importante una vez que la Luna te concedía el honor de conocer a tu destino. Y que sí sucedía, automáticamente todo estaría bien.

       Él le creyó.

Estaba coloreando en su habitación cuando inició la primer pelea de una extensa línea que día a día traía gritos y reclamos; recuerda a Minhyun corriendo hasta su habitación para distraerlo de los gritos en la cocina. Pero recuerda la furia con que su padre reclama no tener que dar explicaciones, y aún siente la piel erizarse hasta la punta de sus pies.

        El Señor Jeon solía usar su voz de mando cuando no había argumento para cubrir sus fechorías, y Jungkook no podía odiar más eso. A su hermano, él que más tarde se presentó como alfa, no parecía afectarle. El menor de los Jeon no sabía porque los alfas se molestaban y arrojaban cosas contra las paredes, derramando así lo que alimentaba de vida a una inocente flor. Tampoco sabía porque ojos carmesí incendiaban el comedor cuando su madre sobrepasaba un límite, con sus reclamos indirectos. Porque, Lee Sunmi podía ser una omega, pero estaba en su naturaleza ser una bocona.

       Quizás, estaba en Jungkook también.

       Jeon Jungkook recuerda así mismo, la primera vez que su madre lo golpeó, justo después de mandar fuera a Hyuna con su pequeño bastardos, como ella le decía a Seungmin, su hijo. Él no podría adivinar la razón de su enfado cuando les encontró jugando en el jardín, eran niños después de todo, la raza del beta parecía irrelevante cuando éste propuso jugar a las atrapadas. Ese día se le prohibió convivir tan animado con un "esclavo" antes de recibir una bofetada por gritarle que esa amargura era la razón de su falta de amigos.

       No se volvió a hablar del tema.

       Puede sentir miradas que rozaban la maldad cuando se presentó como omega, siendo el blanco de cientos de familias para unir lazos con sus hijos. Ese día un hombre intentó someterlo para hacerle sabrá la Luna qué, únicamente recuerda esa feroz voz gruñendo cuando Seungmin apartó al hombre de un golpe y tomó al castañito para huir de ahí.

       Ese día, decidió que estaba enamorado del beta. Seungmin no iba a gruñirle, tampoco que pudiera. Él iba a protegerlo de alfas malos, que únicamente querían su raza. Seungmin, no.

Amour PlastiqueWhere stories live. Discover now