XV (Parte 1)

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HASTA QUE ME OLVIDE DE TI
Por Ami Mercury


XV (Parte 1)

Niels dio unos pasos hacia atrás. Intentaba no hacer demasiado contacto visual con Olsen que, todavía aturdido y amarrado con unas bridas de plástico a un radiador apagado, no le quitaba los ojos de encima. En su mirada había reproche, duda y también algo de miedo, y no era eso lo que Niels necesitaba percibir de él. Bajó la vista, apretó los labios y trató de no sucumbir al deseo de decirle todo lo que sentía en esos momentos.

Siete meses eran mucho tiempo.

—¿Qué significa todo esto?

Olsen fue el primero en hablar a pesar de ser, sin lugar a dudas, el más vulnerable allí. Sigurd lo había llevado a un apartamento deshabitado en una antigua zona industrial cercana a los suburbios. Situado en la planta baja de un edificio abandonado, con el cristal del único ventanuco sucio y resquebrajado y un fuerte olor a moho, el lugar era perfecto para ocasiones como aquella. No era la primera vez que lo usaban ni sería la última: el propio Niels había sido testigo de cómo interrogaban en ese zulo a algunas personas que, unas por voluntad propia y otras en contra, habían contribuido directamente a que Olsen se encontrara ahora allí.

Lo reducido del espacio hacía de aquella reunión algo más bien íntimo. Además de planear el golpe que acababan de dar, Sissel y toda su comunidad habían discutido largo y tendido acerca de cómo abordar a Olsen una vez lo hubieran liberado. En el transcurso de ese lapso, Niels tuvo una cosa clara: que le temían. Era un simple humano sin más capacidades que una gran habilidad con la espada, pero ningún vampiro quería estar cerca de él. Por eso convinieron que la primera toma de contacto se llevara a cabo en un espacio anodino, con Olsen amarrado y pocos testigos. De hecho, aparte de Niels, Berdon y Sissel eran los únicos presentes.

El lugar, si bien poco acogedor y menos práctico, podía servir como vivienda. Tenía forma rectangular. El radiador, donde habían amarrado a Olsen, estaba junto a la puerta de entrada y, enfrente, había un sofá cama cerrado y cubierto por una sábana. Al fondo del lugar se encontraba una diminuta cocina consistente en una repisa con el espacio justo para dos fogones y el fregadero, inaccesible en esos momentos por un tablero abatible que estaba abierto. La nevera, tan pequeña que no tenía capacidad para almacenar más que la comida de un día o dos, quedaba a la altura de los ojos, anclada a un soporte en la pared. A la derecha, la única puerta además de la principal daba acceso a un cuarto de baño en el que uno podía ducharse y hacer de vientre al mismo tiempo, ya que el espacio no daba para más.

Antes de darle a Olsen la respuesta que necesitaba, los tres vampiros se sentaron frente a él en el sofá. Niels, en un extremo, todavía evitaba mirarlo.

—Antes que nada —comenzó Berdon, que se había sentado en medio—, tienes que ser consciente de algo: sabemos quién eres y qué has hecho.

—¿Eso es una amenaza? Niels, ¿qué demonios...?

—Estás hablando conmigo, Lund, deja a tu novio fuera de la conversación por ahora.

El tono que Berdon había empleado molestó un poco a Niels. Su patológico desprecio al romanticismo resultaba hiriente en ocasiones y, sobre todo, hipócrita. Hipócrita porque hacía meses que Berdon le había cedido su cuarto y compartía el de Viktor y Sigurd y no eran pocas las noches en que los oía a través del tabique. Y no le cabía duda de que, al menos, les guardaba afecto.

—¡No hay nada de qué hablar! ¡Ni siquiera sé quién eres! —protestó Olsen.

—Tranquilízate. Para empezar, no soy una amenaza, así que no estés a la defensiva.

Hasta que me olvide de ti (#LatinoAwards2020)Where stories live. Discover now