XVI (Parte 1)

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HASTA QUE ME OLVIDE DE TI
Por Ami Mercury


XVI (Parte 1)

Los dedos empezaban a acusar el continuado maltrato al que Sigurd los sometía. Las uñas, débiles y de más o menos la mitad de su tamaño normal, estaban rodeadas de padrastros y heridas con sangre seca y nueva. Viktor ya se había cansado de apartarle las manos cada vez que lo veía llevárselas a la boca.

—Mírate —le advirtió—. Ya ni te puedes pegar las de gel, no te quedan uñas tuyas.

—Ay, déjame en paz —replicó Sigurd, sentándose sobre los dedos para así evitar la tentación—. Va mal. Estoy seguro: algo va mal.

—Ten más confianza, Sig —pidió Hela.

—¡Pero están tardando demasiado!

—Quizá hayan tenido algún contratiempo, pero todo va a salir bien.

Sin embargo, su tono era tenso, desconfiado. Y es que hacía rato que Hela sentía un nudo en la garganta, una especie de congoja que no sabía explicar y que, de alguna forma, estaba segura de que tenía algo que ver con Sissel. Se decía que eran los nervios, la preocupación al ver cómo pasaban las horas y nadie daba señales de vida, pero no lograba arrancarse del pecho la oscura certeza de que su esposa no estaba a salvo.

—Deberíamos llamarlos —propuso Sigurd. Obtuvo tres «noes» al unísono.

—Ningún tipo de comunicación, ya lo sabes —recordó Ronja, que también estaba con ellos—. Podría echarse todo por tierra.

—¿Y si ya se ha echado? ¿Y si los cogen? Ay, yo no puedo quedarme aquí de brazos cruzados.

—Sí que puedes. Vamos, Sig, tranquilízate —lo instó Viktor, con los dedos fríos en sus mejillas.

—Esperaremos hasta el amanecer, ¿de acuerdo? —ordenó entonces Hela—. Si para entonces no tenemos noticias, iremos a buscarlos. Así que deberías ir a dormir.

Sigurd, el receptor de dicha orden, miró a su amiga y compañera con escepticismo y reproche.

—¡No podría conciliar el sueño!

—Pues así, como estás, no nos sirves de mucho —replicó Ronja—. Te dejas llevar demasiado por tus emociones, Sig.

—¿Y tú qué eres ahora, una maestra Jedi? ¡Pues claro que me dejo llevar, joder, que son mis amigos los que están por ahí!

—Y los nuestros, vida —le recordó Viktor—. Todos estamos preocupados.

Deslizó los dedos por la piel cálida y los alojó en el cuello. Sigurd se estremeció por el frío y por la mirada que Viktor acababa de clavar en él. Ronja apartó la vista, al igual que Hela, ambas dispuestas a dar a la pareja un poco de intimidad.

—Podría ayudarte a dormir —susurró Viktor. Las mejillas de Sigurd adquirieron cierto color.

—No sé si me apetece en estos momentos...

—Bueno, no tenemos que hacer..., nada. —Carraspeó un poco, le acercó los labios al oído y continuó hablando en un tono más bajo, aun a sabiendas de que las otras dos podían oírle a la perfección—. Si bebo un poco, hasta que se te calme el pulso, te relajarás y yo también podré aguantar varias horas de sol, si es que no aparecen.

Sigurd titubeó un poco, pero acabó asintiendo. Viktor intercambió una mirada con las dos vampiras y se dirigió junto a su pareja hacia la habitación que compartían.

Hasta que me olvide de ti (#LatinoAwards2020)Where stories live. Discover now