capítulo 4

11.4K 626 30
                                    

—¡Iglesia, ahora! — grito Miguel haciendo que me exaltara en mi sitio.

De un momento a otro la cocina quedó vacía de población masculina, al parecer se debía a algo urgente ¿Era yo?  Debía irme antes que pudieran poner sus manos sobre mí.

El ojiazul se ríe de mí desconcierto, será idiota. Había crecido rodeada de todo esto pero mi padre siempre prefirió que no creciera alrededor de sus malas desiciones. No fue un santo pero tampoco un mal hombre.

—No te irás hasta que hablemos, ¿okey?

Ruedo mis ojos. Cuando estoy a punto de protestar, coloca un dedo sobre mis labios. Asiento dándome por vencida, sin duda huiré si esto tiene que ver conmigo, pero por ahora tal vez aquí sea territorio seguro.

—Y se te escapas, iré tras de ti. Además, no tienes a donde ir nena. Los hermanos estarán pendientes.

Aseguró, me encogí de hombres restándole importante, terminaría aquí recogería mi ropa y me largaría.

Sale de la cocina no sin darme una última advertencia, termino de comer mi comida. Sintiendo un aire nostálgico cuando papá cocinaba, los huevos con tocino era lo único comestible que al pobre le salía del resto si no querías morir comiendo, era un asco en la cocina. Solo tenía diez cuando murió, él era nuestro salvavidas, nuestra ancla. El único hombre o ser humano en la tierra que le había importado.

Al principio pensé que Pill sería como un padre, mis amigas tenían padrastros y decían que las querían al igual que sus papás en el caso de algunas, fui una ilusa al pensar eso, fue como el diablo encarnado viviendo en mi casa. Vi cosas que una niña a mi edad no tenía que saber, me perturbaron, me robaron la inocencia. Y a Susana no le importa. Solo pensaba en ella y su dolor o bueno, si es que alguna vez sintió alguno. O eso decía como excusa unos años después, todo era un asco. Pero eso me hizo fuerte, aprendí cosas, madure antes de tiempo tal vez no haya sido lo adecuado, pero me enfrente al mundo a mí manera; luche y muchas veces caí, era como una pesadilla hecha realidad.

—¿Estás bien? —pregunto alguien a mí costado exaltándome, coloque mi mano en el pecho, mi corazón latía fuertemente.

—Si, solo... Olvídalo— dije limpiando las lágrimas que corrían por mis mejillas. Me concentre en la chica a mí lado, no se parecía a estas mujeres, su uniforme de ositos la hacía ver adorable—. ¿Cómo te llamas?

— Creo que esa pregunta debería hacerla yo, estás en mi Club, comiendo en mi cocina.

Me atragante con la saliva, pequeña pero peligrosa. Soltó una carcajada que hizo que mi cuerpo se relajará.

—Yo lo siento...

— Jajaja... Dios moría por hacer eso, ya veo que si funciona— dice riendo fuertemente, doblándose sobre su estómago—, ahora sé porque mi hermano lo utiliza. Un gusto soy Emma. No te asuste, no como personas

Sonríe, extiende su mano y la acepto. Es una hermosa castaña un poco más alta que yo, cabello largo hasta la cintura, piel trigueña y sus ojos un verde intenso. Se ve amistosa, a diferencia de las otras mujeres del lugar ¿Serán parte del club?

—Un gusto soy Lena.

No sabía cuánto tiempo habíamos pasado charlando, pero saber un poco a través de ella del Club fue tranquilizante. Y lo que el motero me había dicho era cierto, eso me hizo sentir más tranquila, pero no a gusto en donde me encontraba.  Mientras me contaba por las cosas que había pasado, me sentí conecta en algunas cosas, vivir así no era fácil, sin embargo, Emma lo hacía ver fácil, es una chica fuerte, capaz de dar todo por los suyos y está era su familia. Y se notaba el amor por las personas acá que conocía, como me dijo no era una familia de sangre, si no una familia por elección. También conocí a ese tal Jhon, es un hombre silencioso pero escalofriante, su voz era gruesa y severa.  Solo me dirijo la palabra una vez para decirme que me callara, excelente.

Amaba los retos y él era uno. Casi me pegué mentalmente por lo que pensé, no podía quedarme aquí.

Aunque lo que mayor ruido que hacía era gruñir cada vez que Emma me hablaba del Club, es una chica muy parlanchina y alegré hasta creo que demasiado. Y descubrir que Miguel es el Prez(presidente), el ojiazul de esta mañana resultó ser su hermano.

Cuando Miguel entró en la cocina sentí mi corazón latir fuertemente, ese hombre sin duda sabía su poder sobre el sexo femenino, es un promiscuo.

—Veo que ya se conocen— dice cálidamente, situándose detrás de mí. Tiene esa presencia peligrosa y sexy hace mantener mi cuerpo en tensión—. Espero que todos hayan sido amables contigo, Lena.

La forma en cómo suena mi nombre en sus labios es delicada, suave.

—Si, Emma ha sido muy amable—, mencionó inclinó un poco mi cabeza para verlo fijamente, hago un puchero—, aunque me gustaría más que tener una camisa encima y unos pequeños shorts.

Suelta una pequeña maldición.

—Claro, ven vamos a buscar tu ropa ya debe haber secado. Y tú hermanita deja de decir cosa que no debes.

Muerdo mis labios intentando contener la sonrisa, Emma se mofa y le enseña su dedo medio, riendo sale de cocina, diciendo un montón de cosas vergonzosas de Miguelito, como ella le llama y grita, por último:

— Y tu deja de ser tan promiscuo, tal vez ha llegado la indicada.

El ambiente se vuelve tenso por mi parte, pero hay algo que cruza su mirada rápidamente como alivió a la reacción de Emma, como si estuvieran conectados; llegó a pensar que es por mi cuando su mirada se encuentra con la mía, dicen que los ojos son la base del Alma y en ese momento vi sentimientos que me hicieron sentir cosas, me sonrió como si fuera única y colocó un mechón de cabello detrás de mí oreja el rose de su piel con la mía fue ardiente, despertando sensaciones en mí que no debía.

—¿Podemos ir por mi ropa? —pregunte tímida.

Pasó su brazo por mis hombros, y rodeo con mi brazo su cintura y apoyo mi cabeza en su pecho, y se sintió también. Y no lo estaba, no podría quedarme aquí, este no era mi mundo.

Pero... Él se había preocupado por mí, me había rescatado de morir congelada. Tal vez había juzgado mal, tal vez él fuera diferente.

Me sentí protegida.

Y su mirada, me transmitía ese sentimiento de tranquilidad. Pero sabía que los hombres como él no se enamoran, pero haría que se enamorara de mí.




Mientras editaba el libro me di cuenta de muchas cosas que tenia que cambiar pero que siguen siendo la esencia del libro como la dependencia que desarrollo Lena por Miguel tan rapido, al ver que en mucho tiempo alguien se preocupaba por ella, y sin duda la manera en como se desarrollaria su relacion de ahora en adelante.

¿Ustedes que opinan?

Cuidando De Ella✔Onde histórias criam vida. Descubra agora