Capitulo 31

3.6K 153 10
                                    


No se han detenido un momento a pensar que es de su vida, donde el dolor y la emoción van juntas, no sé cuántas horas han pasado desde que empezaron las contracciones, esta nena se está haciendo esperar.

María lleva como seis horas conmigo dándome aliento y apretando fuertemente la mano.

— ¡Dios, que dolor! —digo al sentir otra contracción seguida de otra.

— ¡Respira corazón! Ya el doctor va a venir—dice la enfermera, me quejo al sentir como toca mis partes íntimas—, ya te falta poco, una hora más y empezaremos, mientras tanto intenta no alterarte tanto le hace mal a tu presión.

Casi quiero saltarelo encima y gritarle que se apresure, gimo bajito al sentir otra contracción, siento mis dientes rechinar de la presión que ejerzo en mi mandíbula.

— ¡Ya quiero que nazca! —gimoteo alterada—, prometo que acá no le faltará nada, pero se está haciendo tardar.

Una hora y media después entra un doctor relajado y sonriente, le devuelvo una pequeña mueca. El doctor empieza a tocar intento no removerme demasiado para que pueda ver mejor.

—Muy bien, creo que esta bebé está lista para salir—anuncia a la enfermera que la acompaña—, preparen la sala y dos enfermeras más para que asistan, me imagino que usted será su acompañante, por favor siga a la enfermera que le indicara dónde cambiarse.

María se cambia y vuelve a la habitación soy traslada a la sala de partos, casi pegó el grito en el cielo porque el dulce doctor se niega a colocarme anestesia por mis recientes problemas con la tensión arterial, eso es sumamente fantástico.

María me ayuda a colocarme adecuadamente, hago lo que me piden colocando las plantas de mis pies apoyadas en algo que me mantiene en esta incómoda posición, cierro los ojos lentamente, solo falta poco.

— ¿Fuiste a clases prenatales? —pregunta el doctor mientras se coloca los guantes y la tapa bocas.

—Si, lo he visto en vivo y directo.

—Cuando yo empiezo a contar hasta tres tienes que pujar, tan fuerte como puedas, yo te avisaré cuando hacerlo.

Susurro un fuerte "sí " mientras tomo la mano de María entre las mías, me sonríe diciéndome que todo va a estar bien...

—Aquí vamos, uno, dos y tres...

Pujo de manera profunda mientras aprieto mis labios fuertemente, siento todo en mi cuerpo dolor, esto se siente como si te estuvieran removiendo todo por dentro. El doctor me dice cuando pujar una y otra vez, aguardando cada contracción.

Cuarenta minutos después tengo al doctor diciéndome que estoy cerca, que falta poco. Mis pujes son más profundos, aprieto fuertemente la mano de María. El doctor no me da un respiro, cuando ya lo tengo ordenándome que vuelva a pujar, sin duda el parto es algo que solo dios nos hace pasar a las mujeres.

—Solo un poco más, y estaremos conociendo a esta pequeña.

Respiro profundo y pujo con todas mis fuerzas cuando me indica, siento mi vientre tensarse y el dolor se hace más agudo, pujo una vez más con fuerza, respiro realmente hondo tomando toda la fuerza antes de pujar, sonrió como idiota al escuchar un agudo llanto, una nueva vida a la familia.

Con las manos temblorosas tomo a mi bebé, están pequeña, beso su cabeza con una increíble cantidad de cabello castaño, siento las lágrimas empañar mis ojos, esta sensación de calidez y protección están abrumadora la coloco contra mi pecho.

—Es hermosa— susurro.

—Como tú, como su mama—dice segura sonriéndome.

—Su nombre será Esther.

La enfermera me pide a la bebé para hacerle unos chequeos de rutina, con renuencia la entrego, beso su linda cabeza antes de darle a la niña.

♡♡♡♡♡♡♡♡♡

En realidad, estoy cabreada no dejan pasar a Ben o algunos de los demás, políticas del hospital, mucha mierda, a decir verdad, solo hasta que me pasaran a mi habitación, tuvieron que dejarme un momento aquí por mi presión arterial, ella sí que jode mucho, después de tantas quejas de mi parte deciden llevarme a una habitación, apenas les informaron dónde estoy entra Ben, seguido de María, Viví y el marido de esta.

La puerta se abre y un carrito con ruedas entra y una lámpara, siento mi corazón latir fuertemente al pensar en volverla a tener entre mis brazos.

—Después que le des de comer la vuelves a poner aquí, con la lámpara esto es para que se mantenga un poco caliente mientras se acostumbra—dice para indicarme donde se encienden—, si todo está bien, mañana en la tarde puedes retirarte con la pequeña. Ella debe amamantar a la niña, así que solo una persona puede quedarse por si necesita ayuda.

El primero en salir es Ben y sus padres, María se queda conmigo me ayuda primero a sentarme un poco y ayudarme a bajar la bata para sacar mi pecho, la acerco contra mi pecho y es increíble la manera en cómo abre su boquita, guío mi pezón a su pequeña boquita, empieza a succionar con fuerza y de una manera doloroso, entorno los ojos.

—será doloroso, después no tanto hasta que le empiecen a salir los dientes— dice para mirar de cerca a Esther—, es hermosa párase una muñequita.

—Si que lo es— gimo bajito al sentir otro tirón en mi pezón—, dios sí que será fuerte esta beba.

— Esther Williams— dice María, sonrió.

—Una linda luz en mi vida, mi guía y mi fortaleza—digo para besar su frente, suelta mi pezón y con un poco de dificultad vuelvo a cubrirme—. A sacarle los gases a esta pequeña.

Palmeo suavemente su espalda, me siento una mamá victoriosa cuando logró sacarle dos gases, se estira de manera inquieta, y vuelve acurrucarse contra mi pecho buscando mi calor. María empieza hablar por teléfono mientras yo acaricio suavemente su rosada mejilla, ella se parece a mí desde su cabello, su tono de piel, lo único diferente y se parece a él, es su nariz. Bosteza y entre cierra sus ojitos, lo repite varias veces, hasta dejar de hacerlo y abrir los ojos por completos.

Unos hermosos ojos verdes, pero se llegan a ver pequeñas motos de azul, como los de Miguel, espero que se queden verdes y no azules.

—Demonios chica, creo que tendrá sus ojos—dice María.

—Ya lo creo—susurró—. Hola cariño, esta es mamá y te ama.

Dos horas más tarde tengo a una gran cantidad de gente dentro de la pequeña habitación, todos colocan una sonrisa bobalicona al contemplar a mi pequeña, escucho bromas de Bot diciendo que será una chica apuesta y rompecorazones, sonrío viendo como todos parecen embobados con ella y que puedo decirles es mi pequeña, es hermosa y dulce, y tan pequeña.

Al acabar la hora de la visita, todos salen excepto Ben, a quien le pido que se quede, se sienta en la orilla de la cama sin decir una palabra mirando a la pequeña, simplemente no puedo dejar de cargarla, sé que está mal porque la acostumbraré, pero vamos a quien le importa.

—Es hermosa—susurra y besa suavemente su cabeza—, tiene todo de ti, es tu viva copia, hasta cuándo se encuentra incómoda y hace esa pequeña mueca.

— ¿Quién dice que hago eso? — murmuro ofendida—. Señor roncos.

—Si que lo haces, nena—, se ríe—, bienvenida a la familia pequeña Esther Jones Williams.

—Nuestra pequeña.

Beso sus labios suavemente, acurrucarme contra la parte de su pecho que entra en la cama.

—Ahora estamos completos.




Cuidando De Ella✔Where stories live. Discover now