Capitulo 29

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Hoy es un día especial, nuestras pequeña Aurora cumple seis, quien podía decirlo, María se encuentra emocionada las lágrimas corren por sus mejillas cada cinco segundos sin imaginar, es una dulce imagen viendo como intenta abrazarla con su enorme panza de treinta y seis semanales, ya falta poco para conocer a esos lindos bebés.

— ¡Feliz cumpleaños princesa motera! —digo agachándome despacio, hace unos días tuve un leve sangrado lo cual nos tiene preocupados pero el doctor dijo que está bien si guardaba el debido reposo—. Te compré ese hermoso, vestido que vimos hace unos días espero te guste.

Le doy un beso en su cachete regordete, antes de levantarme despacio.

— ¡Gracias, esta hermoso! —grita después de sacar el vestido color azul de la bolsa—. Me lo puedo poner hoy mami ¿Shi?

Dice con un dulce puchero, haciéndonos derretir a las dos, María asiente y Aurora da pequeños saltos de alegría. Sale corriendo por el pasillo buscando a Viviana.

— ¡No corras, te podéis caer! —, la reprende María—. Quien imaginaría que crecen tan rápido.

—En eso tienes razón, hoy son una cosita indefensa y luego ya quieren ir por ahí por ellos solos.

—Eso sí, pero todavía le faltará a un montón a estos pequeños así que mejor pongamos hacer la comida, antes que Viví entre por esa puerta y empiece a dar órdenes a diestra y siniestra.

Me río, pero nos ponemos manos a la obra, hacemos pequeñas cookies, galletas con formas de coronas, hacemos por qué para la torta, cinco horas después habías terminado de decorar casi todo, aunque para nosotras ya era bastante el trabajo y descansar y seguir, luego llego Ben y lo pusimos a terminar de ayudarnos, lo cual descubrimos que es un completo desastre así que al final terminamos diciéndole que se largara de la cocina.

Chocamos las manos como tontas al ver que todo había quedado perfecto, todo con un lindo rosa, coronas y princesas moteras, acaricio mi vientre al sentir un movimiento fuerte, a esta nena le encanta colocarse muy arriba.

— ¿María estas bien? —pregunto al ver que contrae fuertemente su rostro.

—Si, solo es una pequeña molestia— murmura luego de un rato, suelta un suspiro—, solo faltan pocas semanas, la verdad es que estoy muy contenta, hace un mes pensé que nacerían prematuros, pero míralos están aquí conmigo.

—Sí eso sí, que fue un susto— digo frunciendo el ceño, fue un buen susto que pasamos, habíamos salido corriendo al médico, duramos hay cuatro horas, esperando noticias, pero gracias a quien quiera que sea, no había entrado en labor de parto eso a las dos nos hizo dar un gran respiro—. Esta muy inquieta—, me quejo al sentir que se estira.

Digamos que mi barriga ha crecido este último mes, pero al parecer ella es muy grande para el espacio que tiene mi vientre ahora con seis meses es algo sorprendente pero también preocupante, ya que al ser un poco estrecha de caderas podría complicarte. Esas preocupaciones más el estrés con todo el cambio por venir me tienen de nervios tanto así que ayer tuve una fuerte discusión con Ben, a veces son tan entrometidos.

Viviana entra la cocina y aplaude satisfecha, apostaría que si tuviera una agencia de organización de fiestas le fuera muy bien.

—Debe ser por la cantidad de azúcar que hemos ingerido—dice mientras se come otro pastelillo—. Si sigo comiendo así aumentaré otro kilo para la semana treinta y ocho, la verdad no puedo creer que haya subido nueve kilos, con Aurora subí solamente siete y eso que fue lo bastante grande, si tener a una es difícil no me imagino a estos dos.

—Porque así lo quieres, además una cesaría sería más rápido y menos peligrosa, aunque siempre hay riesgo, además que nunca has entrado a uno y el cardiólogo va a estar ahí, siempre están.

—No, ni loca—dice como una niña pequeña—, menos saber dónde meterán esa pequeña y dolorosa Abuja.

Viviana y yo nos burlamos de nuevo, desde que supimos su miedo a las abejas.

Me despido de las dos y decido ir a bañarme, al entrar a la habitación observo una bolsa que no estaba antes, me acerco y la abro con curiosidad, abro los ojos lentamente y siento mis ojos llenarse de lágrimas imaginar a mi bebé con este adorable enterito, la frase, dios no puedo explicar ese sentimiento que me embarga, totalmente protector.

Es algo que jamás esperé sentir así alguien así de esta manera intensa.

—Veo que te ha gustado—la suave voz de Ben me hace voltearme y mirarlo, mis labios se sienten resecos, evito mirar su torso desnudo, acaba de tomar un baño, paso mi lengua por mis labios humedeciendo la zona—. Cuando lo vi en la tienda dije que te iba a encantar.

—Esta hermoso, gracias—susurro, camino despacio hasta llegar a él, la distancia entre nosotros por mi abultado vientre lo hace reír coloca sus manos acariciándolo—. Aunque también podrías hacer algo por nosotras.

—Dime.

—Me podrías conseguir fresas y leche condensada, ya acabé la que compraste hace unos días—digo atropellando las palabras, hablando demasiado rápido—. ¿Shi?

Coloco mi mejor puchero, sonríe antes de pasar sus manos repetidamente por su cabello despeinado, pequeñas gotas caen en mi cara ante su movimiento

—Está bien, solo no sé te olvide lo que digo el doctor—dice serio, pongo los ojos en blanco—. Tu azúcar no puede volver a subir como en los últimos exámenes.

Me enderezó y pongo mis manos en mis caderas, y lo fulminó con la mirada.

—Eso ya lo sé, me lo has recordado en las últimas dos semanas, corazón—susurro con enojo—, algo que ya empieza a cansarme.

—Solo lo recuerdo por el bien de ambas, además nena no te enojes por cuidarte.

— Solo trae por favor las fresas.

Le dedico una sonrisa, tomo mi paño del respaldo de la silla y entro en el baño, me deshago del vestido, mis bragas y mi sostén, abro la puerta corrediza del baño entro y cierro, abro la pila del agua fría y me meto de un solo tirón, la verdad que tener un hombre así contigo, y no poder tocarlo, o tener sexo es difícil más si tus hormonas parecen alocarse.

Una total e irresistible mierda, estas embarazada y te lleva la mierda.

Cuidando De Ella✔Where stories live. Discover now