Capítulo 19

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Son las dos de la mañana y Miguel todavía no ha regresado, como en los últimos tres días parece no querer estar conmigo efecto por las noches donde me dejo llevar por todas las sensaciones, aunque no voy a negarlo el hombre sabe cómo dar placer con su boca y muchas otras partes de su cuerpo...

La puerta del cuarto es abierta dejando que la luz del pasillo se filtre en la habitación a oscuras, su caminar es desigual, hasta podría apostar que esta borracha. Me levanto de la cama, acercándome, sus ojos se encuentran dilatados, haciendo el azul de sus ojos se vean más claros.

—¡Maldición Miguel! ¿Qué demonios haces? —reclamo llegando hasta él pasando su brazo encima de mi hombro.

—No entiendo que tienes—su voz se escucha rota y confusa, nada como el Miguel que conozco—. No sé qué tienes que me hace volverme loco, ¿sabes? Querer volver a ti, hundirme en tu coño, jamás repito nada con ninguna puta. Te tengo aquí en mi maldita cama, y sabes que me hace sentir peor, sabiendo que no me arrepiento de irte a buscar a ti primero, porque haces cosas locas en mi cabeza.

«Haces que quiera matar a cada persona que quiera tocarte malditamente mal nena, hacerles saber a qué obtienen si logran hacerte daño.

Tengo mi corazón latiendo desbocadamente, sus palabras se encuentran cargadas de tanto dolor, cariño e indecisión por mí, por nosotros. Siento mi corazón apretujarse muy fuerte contra mi pecho.

¿Vale tanto se egoísta como un hombre como éste?

—Por qué Hades es un hijo de puta, pero nena, no pasa un solo momento que no piense en ti, no solamente extrañado todo de ti también cada centímetro de tu cuerpo.

Dicen que los ojos son las puertas del alma, y en él sabes que pocas veces puedes ver todo, él me está entregando todo, a su forma él lo hace, me hace sentir de una manera que no sé qué paso dar, sentir una revolución de sentimientos en mí.

Llegamos a la cama, nos sentamos unos frente al otro, contemplándonos, enredo mis brazos en su cuello tomándolo por sorpresa.

Tengo la boca seca no solo de placer de todo lo que quiero decirle, pero quiero mostrarlo de otra manera, quiero que lleguemos a ese punto donde no es solo sexo, donde involucramos lo que sentimos y sentir aquello que muchos llaman hacer el amor. Sus labios se curvan en una sonrisa pícara y sensual, con sus manos quita la camisa que cubre mi cuerpo, quedando desnuda ante sus ojos donde es claro el deseo y el corazón me da un vuelco al corazón, me llamo los labios resecos.

Estoy aquí derritiéndome por él.

Siento como mi sexo se humedece ante el hecho de pensar en él, de maneras que deberían ser malditamente ilegales. Mi respiración es un caos.

Me abraza y besa mi cuello lamiéndolo y mordisqueando lentamente, jadeo fuerte inclinando mi cuello dándole más acceso.

—Te quiero follar, lento que te haga perder la locura. Hundiendo en lo más profundo de ti, para que no olvides que eres mía—susurra diciendo promesas que hacen mi cuerpo vibrar.

Me siento arcadas encima de él, sintiendo mi sexo húmedo hasta en mis mulos internos, gimoteo. Siento sus dedos entrar en mi sexo mientras con su pulgar acaricia mi clítoris.

—Estas toda húmeda para mí, lista como siempre nena—su voz se escucha oscura, ronca y cargada de deseo—. Ya quiero meter mi polla en ese pequeño y lindo coño, que es mío.

Aprieta mi trasero con su mano libre, yo me aferro a sus hombros, entre abro los labios al sentir como toca mi punto g, ansiosa tomo sus labios entre los míos con fiereza. Nos besamos sin control reclamándonos, sintiendo mi cuerpo buscar aire.

El sabor del Whiskey es claro, se me hace adictivo. Sus labios carnosos devoran los míos mordisqueando, gimoteo al sentir como saca sus dedos de mi interior sus manos tocan mi trasero acercándome más al él, contra su formidable cuerpo, gimo al sentir como mi sexo roza con su miembro erecto, muevo mis caderas buscando más fricción entre los dos, buscando un poco de alivio en aquella sensación que me hace entrecerrar los ojos, estoy extasiada, ansiosa y deseosa de sentirlo en lo más profundo de mí. Una de sus manos acaricia mi espalda desnuda, haciéndome estremecer entre sus brazos, coloca su mano en mi mejilla, uniendo de nuevos nuestros labios, su lengua envuelve la mía y yo tiro de sus cabellos entre mis dedos, un gruñido sale de su boca que queda entre nuestro beso.

Suelto un pequeño grito al sentir como rompe mis bragas haciendo mi sexo arder ante el brusco movimiento, desabrocha sus jeans, me alejo viéndolo quitarse el bóxer y su camisa, dejándome una excelente vista de su cuerpo y miembro quien esta erecto, me recuesto en la cama, se coloca entre mis piernas, siento como va penetrándome lentamente, tomándose el tiempo para hundirse completamente en mí, jadeo al sentir como mi sexo se va adaptando a su tamaño, abriéndome paso a su miembro.

Jadeo con fuerzas.

—Estar dentro de ti, es como ir al infierno con un pase vip.

Ronronea, mordiendo el lóbulo de mi oreja, echa la cabeza de atrás y se hunde con fuerza en mi interior, llenándome por completo, jadeo, al sentir como mi sexo palpita, sus labios recorren mi mentón y mi cuello, mi corazón late deprisa contra mi pecho.

Mi cuerpo hierve de placer.

«Te quiero más de lo que imaginas» pienso mientras siento mi cuerpo llegar hasta la cima, sus embestidas son rápidas y profundas, levanto mis caderas buscando cada una de ellas, araño su espalda clavando mis uñas en su piel, dejando mi marca.

Jadeo al sentir su semen caliente llenar mi sexo, se recuesta contra mí, descansando su cuerpo sobre el mío, sale de mí a recostándose en su lado en la cama, llevándome con él, su mano descansa en mi cintura apretándome contra él, acaricia mi mejilla, sus ojos parecen de un azul oscuro y brillosos, únicos.

Te quiero, nena.

Sus ojos se cierran, su respiración se vuelve tranquila, siento mi corazón latir más fuerte, muerdo mis labios para evitar soltar un grito, me acurruco apoyando mi cabeza en su pecho; esto se siente bien.

Peligrosamente bien.

Cuidando De Ella✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora