Capítulo 9

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Miguel

Esta mujer me cautiva, como hace tanto nadie lo hacía, es como una pequeña luz al final del camino, pensar en ella es un tormento después de esa noche sin duda una inolvidable ocasión; tal vez fuera obra del destino juntarnos, aunque no creyera en esa mierda, pero había momentos donde imaginaba ella junto a mí y se sentía muy bien.

Jamás en mi vida había sentido tantas ganas de matar a alguien, nunca había matado a una mujer o niño, pero sin duda esa perra se lo merecía, no importarle lo que ese bastardo le hiciera, y maldición si no tenía ganas de meter una bala entre las cejas de ese hijo de puta. Pero ella había demostrado ser una mujer fuerte, había escapado de todo, sin importarle que no tuviera un lugar seguro a donde llegar, se arriesgó y para su suerte cayo en su mundo, donde tendría apoyo, siempre—aunque fuera algo complicado—sabía que por ahora tenía suficiente mierda encima, no necesitaba más problemas, tenía con la pequeña Emma, mi talón de Aquiles, pero tener a Lena sería agregar otro a la lista.

Eva había sido lo mejor en nuestras vidas, y eso fue jodidamente cierto pero cuando murió fue un golpe duro en nosotros, nunca había visto a el viejo tan destrozado y ver no saber recomponerse fue lo suficientemente para saber que nunca tendría una vieja dama—aunque ahora parecía que el karma había golpeado fuertemente mi culo—, porque cuando miro esos hermoso ojos verdes mi mundo se siente completo, y que decir de mi polla, joder, había algo en ella que me provocaba querer elijar todo rastro de dolor y vacío que existía en ellos, parecía jodido pero era cierto. Y solo yo sabía cuánto la deseaba, siempre estaba en mi cabeza.

Deslizo mi pulgar por su pómulo, lentamente hasta su cuello, su piel se siente tan bien contra mi piel, repito el movimiento suavemente, como si se fuera a romper bajo mi toque, me siento extasiado, observando la manera en que su cuerpo reacciona a mi toque. Bajo mi cabeza acercándome a sus labios, tomo su labio inferior entre los míos, dios, la beso, coloco mis manos en sus mejillas para profundizar el beso, se siente jodidamente bien, se siento correcto y por Hades que si no la quiero para mí.

La levanto colocándola encima de mi regazo, atrapa mi cabello entre sus dedos, dándole pequeños tirones, gruño contra su boca, gime, ese pequeño sonido hace mi cuerpo vibrar, mis manos se escapan dentro de su blusa acariciando su piel en pequeños círculos, mis manos se detienen en sus pequeños pechos, con mis dedos pellizco y tiro de sus pezones; beso su cuello, deleitándome en ello, lamo y muerdo suavemente, sin quitar mi atención a sus pequeños ceños.

—Te deseo, Miguel... Dios, quiero más, te quiero a ti.

Con una sonrisa torcida la observo, deleitado la manera en que sus ojos se vuelven oscuros por el deseo en ellos, sin duda ahora será mi color preferido.

—Te le daré nena, jodidamente en los lugares correctos, que sentirás que no podrás vivir sin mis manos sobre ti o mi polla, enterrada en lo más profundo de ti—susurro como si fuera nuestro mayor secreto—. Primero con mi boca y luego con mi polla.

Gime necesitada, sonrió lascivo, adorando cada sonido saliendo de esa pequeña boca. Retiro su blusa dejando a la vista un lado sostén de encaje, blanco. Maldición, todo eso en ella la hace ver tan inocente, mis manos de manera hábil quitan el broche de su sujetador, lo quito, dejando ver sus hermosas tetas y esos pezones. Se cubre rápidamente con sus manos, tapando esa excelente vista, maldijo.

—No.

Dice, con esas malditas mejillas sonrojadas, la hacen lucir adorable, nada comparado con mis pensamientos, aparto de cariñosamente sus manos.

—Déjame verte, nunca te cubras de mí, jamás. Lena. Joder nena, eres hermosa, nunca tengas vergüenza de tu cuerpo.

Me mira apenada, ella es jodidamente hermosa, como el infierno, que haría cualquier cosa por ella hasta ir y venir del infierno. Sonrío.

—Seguro que habrás tenido mejores vistas.

Gruño enojado, como esta mujer puede decir eso, es simplemente hermosa, enserio las mujeres sin que son complicadas.

—Eres hermosa, así tal cual eres, joder deja de pensar eso. Porqué déjame decirte que me traes loco.

El beso, bajo lentamente por su cuello hasta llegar al valle de sus ceños, su olor a vainilla es fascinante, me enloquece su piel suave contra la mía totalmente lo contrario, su toque es cauteloso, sus manos recorren mi espalda, su tacto es agradable, delicado como si quisiera conocer cada centímetro. Sin duda una mujer como Lena no encontrare en ningún lado.

Quiero hundirme en ella, hacerla gritar. Y por Hades que no podrá ni caminar en días.

Cuidando De Ella✔Where stories live. Discover now