Capítulo 12

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No manches compas... Se me esta ocurriendo otra perra historia. En general de fantasía chavos, con magia de por medio.

Les doy mas información al final.

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Creo que después de todo...ninguno se va a ver en el anochecer— las lágrimas corrían por sus mejillas por cada verso de esa carta.

Le dolía leer que Rusia quería verla y ansiaba jugar con ella como cuando eran niños. Ninguno de los dos se dio cuenta de lo que tenían hasta que se perdieron.

Dio una leve risa.

Recordando la primera vez que se encontraron, fue como una pequeña lucha. Que se fue convirtiendo en juego: todavía le duele ser la causante de aquella cicatriz en su ojo derecho, pero a la vez, no hubiera nacido en ella el anhelo de curarlo, y sin ese anhelo: no se hubieran conocido.   

Fue bajando más el papel, encontrándose con el último verso:

"Te quiero dar un regalo"

Su carta ya era el regalo suficiente para hacerla feliz.

Apretó sus ojos hinchados por las lágrimas, y arrugó la Carta; lloró desconsoladamente al no poder cumplir los deseos de Rusia, del único joven que la convirtió en algo que nunca más podría llegar a ser....otra vez.

Retorció su cuerpo al sentir el frío de la ventana entrando por sus heridas, sabía que tenía que estar en cama pero le valía ya un cacahuate si se lastimaba o no. Ya no valía nada.

*Toc Toc*

Volvió a la puerta y rápidamente oculto la carta debajo del colchón. Si apretar o arrugar una carta era doloroso; ahora pongan en marcha su cerebro y compárenlo con el brinco que dio en la cama para que no la descubrieran levantada.

Pase...— trató de no gritar en esa simple palabra.

Señorita México. Sé que no es momento perfecto para pedirle un favor, y no le quiero hacer las cosas más difíciles a su padre— era el ministro del Rey quien se quería ahorrar problemas con su jefe.

¿Es sobre mi padre?— dijo sin más. Sin rencor, pero tampoco con interés.

Sí—

¿Qué quiere?— disimulo no sentir nada.

Pero en su interior se regocijaba en dolor, disturbio y agonía. El ministro pidió permiso de sentarse a su lado a lo cual México correspondió y extendió la mano.

No la levantéis su majestad— la tendió con cierta delicadeza en la cama.

Su... ¿Majestad?. Ya no tengo el privilegio de que me llamen por ese nombre— miro a otro lado.

Todos sabemos que de los 15 herederos, usted corresponde a la corona. Para mí; usted princesa México...siempre será la Reina— le regaló una sonrisa bondadosa.

Se llevaba bien con todos, incluso con el personal de limpieza y con su mismo pueblo. Amaba conocer a la gente que iba a gobernar.

𝕵𝖚𝖌𝖆𝖗𝖊𝖒𝖔𝖘 𝖊𝖓 𝖊𝖑 𝖇𝖔𝖘𝖖𝖚𝖊 ||  [✔COMPLETA✔]Where stories live. Discover now