Capítulo 22

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Oigan...no hay mar en el bosque XD hay ya la voy a dejar así.
¿Porqué no me dicen?































Día 2| Parte 2

-Llegaremos antes del atardecer, se lo aseguro Príncipe- la mexicana montó su caballo y alzó las riendas.

Rusia no perdió el tiempo y siguió a aquella dama, cuáles cabellos chocolate se movían con los céfiros del viento y que se contemplaba como el oleaje del mar.

¿Podrá ser verdad?, que no sea algún tipo de sueño porque sabe que los suyos nunca se vuelven realidad. Aunque llueva una y mil veces estrellas fugaces y pida deseos incontables; sus sueños eran en vano.

Determinante y contento como todo Rey es correspondido cavalgaba con su caballo junto al de ella. No sabía a donde se dirigía. No sabía ni porque lo quería llevar; pero de algo estaba seguro. Iría con ella a cualquier lado, de cualquier forma, y a todas partes.

-¿Alguna vez a recuperado algo del mar, joven Rusia?- el corcel de México calmó su trotar y mientras descansaba la chica lo sacó de sus pensamientos.

- La verdad, no- respiraba cansado pero eso no lo detendría. Correspondió a México quien aún miraba al frente; descubriendo que hay después de aquel páramo.

-Yo siempre eh querido hacerlo...¿Lo intentamos?- La chica miró al ruso con total confiaza y una enorme sonrisa.

-Claro que si, princesa- siguió el trote del jinete. En poco tiempo ya habían cruzado el páramo y los caballos todavía seguían enterrando sus herraduras en la tierra.

Muchos hablaban de las costas occidentales, del Reino del cual Rusia va a gobernar: de todas las leyendas e historias que se cuentan de aquel gran devorador.

Y de las cosas que te puede dar...

Ya se escuchaba el ruido de las olas golpear con la arena, y el olor a sal de las tierras en donde no había ninguna nube. Cielo completamente despejado.

Los caballos no podían seguir más, era dejarlos atados a las palmeras o que anden libres entre la arena.

-No cabe duda que su Reino es hermoso Príncipe Rusia- dijo México al contemplar aquel ambiente.

-No hay tal hermosura aquí mi princesa. Si no está usted...- Los primeros pasos de Rusia eran lentos pero precisos, y si no quería casarse con Argentina, tendría que salir de aquel lugar al menos con una México enamorada.

-El secreto está en sonreír. No le das confiaza a nadie si no sonríes...- cerró los párpados por el sol.

¿Acaso esa fue una indirecta? ¿Tiene que sonreír? ¿Puede? Pero nadie le enseñó cuando era pequeño...excepto ella... ¿Como?.

De un segundo a otro el ruso estaba dando lo mejor de él para complacer las palabras de la chica. Tomaría un tiempo aprender de nuevo.

-Jajaja...tiene usted una hermosa sonrisa- río la mexicana al darse cuenta del intento del ruso. Eso le causaba un pequeño jugueteo en el estómago. Y un vibrar en el corazón.

-Me gustaría recuperar algo del mar, como dijo usted. Princesa...- miró a la chica y ésta le correspondió.

-No hace falta que me lo pida- México jaló al próximo Rey, y lo llevo consigo hasta las costas del mar.

El agua no tocaba sus zapatos, sólo rosaba la arena.

Había perdido tanto valor cuando ella no estaba, se negaba a ver su reflejo tan sólo en un espejo. Se sentía vacío con algo que ya no tenía. Cerró los ojos.

-Primero. Debes de pensar en algo que te hayan arrebatado...o algo que hayas perdido-






















-¡Rusia!, no lo hagas...sólo vete-




































-Después. Analiza si lo quieres de vuelta- tomó la mano de Rusia. Estaba fría.




























- Pero sólo mira que te han hecho...voy a matarlo-

















































-Y por último: lo tendrás frente a ti si decidiste recuperarlo- dejó caer al suelo sus rodillas y de la arena recogió una hermosa caracola azul.

Pero el ruso todavía no abría los ojos. ¿Porque?, ¿Porque tal vez no lo había deseado con tal fuerza que se hiciera realidad?.

Pero que decía, si por primera vez tenía algo que deseaba en frente de él.

-¿Está bien, joven Rusia?- abrió los ojos. Y parece que de tal forma; el que quedó más enamorado fue aquel ruso de cabello plateado ante el sol y mejillas rojas; al sentir la mano de la mexicana tocando la suya.

Por fin podría sentirse afortunado y dichoso, con algo que tenía de vuelta y que no lo dejaría partir una vez más sin su permiso.

Y no pudo resistirse a aquella sensación; que no sólo pasó desapercibido para él si no también para ella. Quién se esperaría que aquel Rey de porte intimidante se derrumbara y abrazara a la única persona que anhelaba.

Pues muchos dirían que es un rompecabezas incompleto.

-¿Recuperaste lo que perdiste?- pregunto todavía al ruso en brazos y casi, casi a sus pies.

-Gracias...- dijo entre palabras flojas y un poco de rubor en las mejillas. -Gracias, mi Reina- lo último lo dijo para sí mismo.



































¡Hola! Oigan...ya tengo la portada.

Así se va a llamar wachos

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Así se va a llamar wachos...espero que les guste.

𝕵𝖚𝖌𝖆𝖗𝖊𝖒𝖔𝖘 𝖊𝖓 𝖊𝖑 𝖇𝖔𝖘𝖖𝖚𝖊 ||  [✔COMPLETA✔]Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin