Capítulo 14

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Esta escena ah sido las más incómoda de toda su joven vida, ya tenía varios problemas y otro ahora mismo no servía de mucho.

Trató de calmarse...¡Pero mierda!. Ese...ese cuerpo, ese torso fino y aquellas caderas, sus hermosas piernas. Cicatrices...

¿Cicatrices?. No relacionaba nada con aquellas marcas que vio al abrir la cortina. Entender no le era importante si no obtenía respuestas de la misma mexicana....

¡Te ODIO España!— Escuchó el tronar de un espejo repartiendo sus miles de pedazos por todo el piso de cera.

Sollozos incontrolables y llanto inconsolable era lo que solo oía. ¿Porqué odiaría a su padre?, bueno, pensándolo bien, si habían respuestas a esa pregunta, que hasta él podría dar. 

Y además de eso, viniéndole de sorpresa por las espaldas: había escuchado detrás de las cortinas sollozos de repulsión. De odio no sólo a su padre, sino a sí misma. Si tan solo supiera que de todas las candidatas que le han presentado a Rusia ella es la única dueña de alma y corazón de aquel nórdico.

Repentinamente la imagen del bello cuerpo del águila desapareció y se concentró más en llegar a ella, estar ahí...

Cautelosamente subió un pie a la ventana sin hacer mucho escándalo, y recargó su cuerpo en uno de los arcos para subir el otro pie. Al estar completamente arriba se puso en cuclillas y cerro con fuerza los ojos.

Desprendió un suspiro de sus labios y miró nuevamente la cortina. Ahí estaba él...creyendo que lo correcto sería molestarla, pero al parecer necesitaba ayuda. Y nunca dudaría en dársela.

Abrió temeroso la cortina, muy lentamente. No logró visualizar a nadie; es cierto...había dejado de escuchar el ruido hace unos minuto.

Fijó la vista en el espejo roto y volteó a ver a los lados.

Hasta que la vio.

No parada, no desnuda, ni siquiera con un rasguño de algún cristal: sino...sentada en el suelo. Se había puesto un tipo de bata de tela café.

Con sus manos abrazándose y sus mejillas rojas. Hubo algo que no distinguió; ¿Y ese olor a chicle?, ¿Chocolate?, ¿Dónde están?.

México...— susurró su nombre.

Audible para ambos. La chica volteó rápidamente y sus ojos se abrieron cual platos. Las lágrimas tampoco tardaron en aparecer; ahora todo su rostro estaba empapado de aquellas agridulces gotas.

Rusia...— tapó su rostro con sus manos y empezó a llorar más amargamente.

Levantándose del suelo casi al instante; agarrando más las cintas de su bata y cubriendo aún su boca. —¿Qué haces aquí?— retrocedió.

—México, ¿Qué te han hecho?— bajó más la mirada y notó las piernas ahogadas en cicatrices y más cicatrices.

No pudo evitar sentirse culpable por lo que le hayan hecho. Bajó cautelosamente de la ventana acercándose más a la chica. Esta aún iba retrocediendo. —¿Porqué no siento tu esencia?— aumentó el ritmo de sus pasos.

¿Porqué al estar la Luna ya no me llamas?— sintió su rostro arder en ira. México no pudo evitar sentirse apenada y dirigir la vista a otra parte. Llegó al final de la pared.

¿Porqué no puedes siquiera mirarme a los ojos cuando te estoy pidiendo respuestas?— se detuvo en frente de ella.

Esperando a que lo mirara y le dirigiera la palabra. No tenía intenciones de acercarse más; sabía que a la mexicana le gustaba el espacio personal y nunca se lo iba a quitar....

A menos que fuera necesario.

Por favor, no me mires— esta vez aumentó el llanto y bajó la mirada.

A vista del propio ruso, ella se había vuelto chiquita, y es porque fue así; la mexicana se encogió en su propio lugar.

Dime quien te hizo esto— tenía todas las intenciones se abrazarla, de envolverla y nunca dejarla ir otra vez.

Pero en vez de eso solo pudo aguantar el llanto.

Vete Rusia, vete...si te ven aquí te van a matar— con cansancio y desprecio hacia sí misma, alzó el rostro temblorosa y dirigió su mirada a los bellos ojos azules del nórdico.

Para él seguía siendo hermosa.

¿Qué no te das cuenta que quiero ayudarte?— sus intentos de abrazarla fueron otra vez en vano. Pero al menos había logrado alzar un poco los brazos y tocar delicadamente sus hombros.

Fue ahí que sintió como la piel de la chica se tensaba; algo extraño en ella, pues la conocía desde los diez y siempre hacía eso sin recibir una señal de alerta de parte de su cuerpo.

—¡Perdí muchas cosas!...perdí mi dignidad, mi voz, mi libertad...— sostenía su cinta con ansiedad. Hasta que mejor decidió abrazarse —Te perdí a ti. Porque sé que a partir de ahora no me vas a ver igual— dio un hondo sollozo.

Estaba completamente equivocada si creía que el ruso la iba a dejar de ver con los mismos ojos que un niño enamorado.

Te equivocas...— se fue acercando más a la muchacha —Yo nunca pensaré que eres fea, y mucho menos te veré con asco— fue subiendo las manos a su cuello; sintiendo los pequeños relieves que sobresalían de su piel—Yo también tengo cicatrices. Muchas en realidad

Pero ninguna de esta magnitud. Y mucho menos tienes una repartida por cada poro de la piel— alejó un poco las manos del ruso. Casi nuevamente a los hombros.

Pero no me avergüenzo por eso. Sé que algunas fueron más dolorosas que otras, y que unas son de malos recuerdos. Pero créeme cuando digo que la única que me trajo algo bueno ha sido la que tengo en el rostro. Se va a quedar ahí hasta que yo muera...— y fue el momento que más esperaba Rusia...

La mexicana extendió su débil mano y la subió a la altura del rostro del nórdico. Acarició el párpado de su ojo, donde cruzaba aquella cicatriz alargada y muy notoria.

Sonrió débilmente. Recordando el día en que se conocieron y mírenlos ahora; todos unos muchachos convertidos en verdaderos líderes...bueno; eso ya solo quedaba en el corazón de uno. En el otro...el sueño de gobernar se esfumó hace poco.

Déjame ayudarte mi querida México. Déjame sentir tu dolor y dime que pasó— ahora pudo subir las manos hasta el rostro de la chica. Casi podía sentir su respiración. 

¿Quieres ver lo que me hicieron?—

—Sí—


















Chicos... Si encuentran algún error, díganme con confianza. Últimamente los capítulos han sido muy largos y no tengo tiempo de revisarlo todo. Va?

𝕵𝖚𝖌𝖆𝖗𝖊𝖒𝖔𝖘 𝖊𝖓 𝖊𝖑 𝖇𝖔𝖘𝖖𝖚𝖊 ||  [✔COMPLETA✔]Where stories live. Discover now