Capítulo 23

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"Lo que el mundo necesita es amor"

Día 3|

Y como le prometió aquella princesa: ambos regresaron antes del atardecer. Tomaron el camino más rápido al castillo, pero extrañamente el tiempo fué el mismo que si hubieran tomado el largo: tal vez el día todavía no terminaba porque el cielo sabía que se le acababa el tiempo a Rusia.

Ya era el tercer día y aún no podía explicarse como la princesa no respondía de la misma forma que él. Pero en realidad había ignorado todas las señales que le daba la jóven: desde las huellas de amor que sus ojos podían ver, y los de él no. México juraba sentir algo en ese momento pero cuando el príncipe se alejaba, desaparecía sin más.

-¿Olvidó lo que se siente amar, princesa?- Ayer que regresaron al castillo no hubo más palabras intercambiadas, frases o tan siquiera miradas. Solo hoy que se vuelven a ver es para ordenar más que papeles.

México dejó el pergamino a un lado de su gran escritorio tallado del roble más hermoso y hecho con las manos de su gente. -Sí...solo recuerdo una sola vez en la que llegué a sentir algo por alguien- sonrió y pensó en la nostalgia. - Yo era una niña, hija de un rey muy amado, pero a la vez odiado. y Él...él era el príncipe del reino más afortunado, tenía sirvientas por todas partes, y recuerdo que solo se dejaba querer conmigo- .

Fue cuando el corazón del príncipe se retorció en un terrible dolor, él también sentía la nostalgia de cuando sus corazones aún estaban jóvenes. Y sin importar fronteras las rompían como la lana.

Rió tan solo con decir esas palabras. -Solo que...me lo quitaron- Rusia volvió a la mexicana perdida en el aire, estaba agarrando un libro, uno viejo y maltratado.

-¿Se lo quitaron?- volvió a preguntar. Tal vez para conocer su versión.

-Si. Un día desperté y olvidé completamente su rostro...- Pasó sus manos por los ojos del ruso. -Olvidé el color de sus ojos, su pelo- talló los mechones blancos del joven, -Su voz...y podría jurar que él también me olvidó-.

<Nunca, mi hermosa reina...nunca>. Tocó la mano de la muchacha, y junto a la suya la empezó a guiar hacia el camino de sus labios para besarla. -¿No sabe la razón por la cual lo olvidó?- el príncipe se levantó y quedó en frente de la chica. La diferencia de altura era mucha, bueno, por los tacones no tanta.

-En realidad no. Nunca supe porqué, ni siquiera cuando. Solo quisiera saber como está- Le regaló una sonrisa, tan sincera y magnífica ante los ojos nórdicos. -Bueno...¿y usted joven príncipe?...se ve a simple vista que tiene muchos corazones arrastrando- Dió una risa por debajo y se limitó a ver al hombre tan alto en frente de ella.

Él solo sonrió y le levantó el mentón para verla. -Si...y era muy bella, toda una diosa- e hizo que se sonrojara la chica.

-Debe ser afortunada, ¿No?- México volteó a otra parte, no quería que Rusia la viera en un desorden sentimental.

-No...a cambio, yo soy el afortunado. Siempre me tejía atrapa sueños con los cordones de su cabello. Le encantaba hacer hogueras y cocinar, ¿Y sabe que otra cosa le encantaba...y que le gustaba más?- Preguntó el ruso; y al momento en el que México iba a retroceder el nórdico la agarró de la cintura y tomó su mano.

-¡Príncipe! atrevido que es usted- dió una pequeña carcajada. Encantadora y dulce.

-Amaba bailar- al pequeño cuerpo mexicano, le dió una vuelta y el vestido floreó en el aire, alzándose casi por completo. -Tenía el más hermoso ritmo, y las flores y aves sentían envidia cuando bailaba con ella- juntó ambos cuerpos, y a tan pocos centímetros de su rostro la levantó al aire cayendo todo su pelo encima.

México se hecho a reír tapándose la boca. Rusia no podía ser más dichoso, lo era desde que la conoció y siempre lo será si ella está a su lado. Y cuanto antes sea su esposa, ya tiene una vida feliz sin 'pero' alguno. Bajó a la joven que no podía soportar las risas, una linda escena. Se sentía ganador ante su presencia.

-Es usted un hombre muy interesante, príncipe Rusia- acomodó su falda, que casi deja ver todo por la vuelta.- Aunque no sé como todavía está soltero-

-Si supiera usted que estoy esperando de alguien. Y si no llega es posible que no la vuelva a ver, nunca más- se sentó nuevamente el la silla, sobando su sién. Después de eso solo se escucho el silencioso pasar de las manecillas del reloj.

-Creo que...ah...tengo que hacer unas cosas- salió corriendo por la puerta.

El chico quedó aturdido por la repentina acción de la mexicana, incluso en su momento se llegó a sentir mal, ¿Porqué?, ¿Porque siente que dijo algo malo ante su presencia?. Inclusive notó a la chica cabizbaja. Y en cuanto a la princesa, ¿Que fué eso? se preguntaba muy internamente...los sentimientos que la abrazaban era muy dificiles de comprender y frustrante de no saber.

Pero para el destino era más que claro, México mal interpretó todas las cosas, de alguna u otra forma todavía no estaba segura de lo que sentía, pero algo era cierto: y es que a la princesa el ruso ya le había tocado el corazón. Y tal vez lo que dijo de esperar a alguien más le rompió tantito su orgulloso amor.

<No soy yo...> <No soy yo...> pensaba.

















































































Yo, la autora, les pido mis más gratas disculpas. Sé que no hay excusas.

𝕵𝖚𝖌𝖆𝖗𝖊𝖒𝖔𝖘 𝖊𝖓 𝖊𝖑 𝖇𝖔𝖘𝖖𝖚𝖊 ||  [✔COMPLETA✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora