Capítulo 29

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Misma dinámica. Les daré indicaciones de cuando poner la canción.

Día 7|

Cayó de rodillas en la alfombra de mirte.

En realidad, no era la ebriedad lo que tenía a sus sentidos así; tan alterados y alborotados de una manera extraña y poco común. Era su naturaleza. La que yacía en estos momentos en su cuerpo, invadiendo su mente y refugio a la razón...le llamaban desde ayer con impaciencia.

<<Corre, ve al bosque. Apresúrate>> posiblemente sólo sea la convicción del alfa que lleva dentro, que nuevamente confunde esencias a pesar de las pocas veces que le ha pasado. Pero esto era más que una pequeña confusión, era el origen de una necesidad: su alfa nunca había exigido tanto como ayer y hoy.

Quería encontrar algo, o a alguien.

Se sujetaba la cabeza por los constantes dolores, que de vez en cuando sólo eran pequeños jalones de corto tiempo; no se sentía bien...para nada bien. --¿Qué me está pasando? maldita sea-- murmuró aquel ruso.

Trató de levantarse del suelo, y retomar su caminata otra vez: <<¿Por qué me ignoras?, ve rápido al bosque>>. Y ahí estaba de nuevo aquel reasignamiento de su alfa. --¿!Qué mierda quieres buscar!?, ¿Por qué el bosque?-- desesperado gritó, sin alternativa alguna que pueda obtener de su interior.

Fue algo inesperado que se convirtiera en lobo en medio del pasillo real. Negándose a sus instintos sin titubear, y que no generaban más que desorden y floreros rotos, junto a algunos retratos en el suelo por su tamaño y gran desventaja en un estrecho pasillo de mirte rojo.

Buscaba alternativas para destransformarse, sin pensar que estaba llamando mucho la atención por el escándalo: en una de sus reacciones abrió la puerta de un golpe trasero, y sin querer era la del cuarto de su padre.

Dió un enorme vuelco al girar, si eran verdad sus temores y su padre se encontraba ahí: era muy probable que lo mandara a traer leña para el castillo toda la noche. Sin embargo, y con el miedo hasta la punta de la cola, se sorprendió el ver sólamente los mapas de los cartógrafos extranjeros ahí, encima de la mesa de roble.

Estaba en una pequeña controversia interna, no podía regresar a su forma normal: a la forma de Rusia con el pelo más corto que hace un mes.

Y para su sorpresa; lo que sus sentidos le advertían, era que su padre el gran Rojo estaba acercándose junto a 7 personas más. Si cruzaba las escaleras, le daba de lleno al absurdo desastre que dejó en el pasillo.

--Preparen las tropas del norte, España no encontró a la princesa: advierte que no vino a dormir a noche. Entonces nosotros lo haremos por él-- ordenó fríamente. Sin imaginarse lo que encontraría después del último escalón.

--señor-- contestaron con total naturalidad.

Aún no se daban cuenta que el joven de la alcoba destruída, tenía un saludable y agudo sentido auditivo. No era gratuito, pues tenía sus contras; como escuchar conversaciones ajenas a las suyas...pero ésta, ésta era una que si quería escuchar.

--Señor, ¿Y si interfiere su hijo?-- Preguntó uno de los escoltas de URRS.

Era una charla que lo intrigaba. Sin previo aviso, supo que los tipos y su padre habían parado en medio de las escaleras. Ya no escuchaba los talones golpeando la alfombra o las botas de su progenitor con los cordoncillos de plata. Rusia quedó perplejo ante lo que contestó el mayor:

--Rusia todavía no lo sabe. Es una ventaja que esté aquí todavía...búsquenlo y tráiganlo a mi habitación-- mandó a dos de los siete hombres que lo acompañaban para buscar a su hijo.

𝕵𝖚𝖌𝖆𝖗𝖊𝖒𝖔𝖘 𝖊𝖓 𝖊𝖑 𝖇𝖔𝖘𝖖𝖚𝖊 ||  [✔COMPLETA✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora