Capítulo 28

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No pongan la canción todavía 

Día 6| Parte 2

-¡Hablad ya!...Ostias que con este tío no sacaremos nada- El conde golpeaba una y otra vez directo a la cara del pobre criollo: arrodillado ante la realeza con la nariz ensangrentada y los pómulos marcados. 

Ésto ya era una sorpresa, que se tornaba cada vez más escandalosa. Si no controlaban la situación, es posible que en unos cuantos días la noticia pase a ser chisme, y los chismes, pasen a ser mentiras. 

-Mi rey...- el criollo que se encontró en el cuarto el día de ayer, estaba siendo sometido fuertemente. -Os dicho que y-yo no tengo nada que ver, p-pensé que sólo se trataba de una leyenda y...y, quise ver, pero no encontré absolutamente nada. Perdonadme, , ¡Por favor mi Rey!- gritó aquel chico. No parecía rebasar los 17, era joven todavía. 

-Vosotros no estábamos en ese cuarto ayer, ¡usted! fue al que encontré esculcando como rata en el espacio que se le prohibió limpiar, sólo eran los muebles ¡Y listo!. Así que...se lo voy a repetir una vez más chico: ¿Dónde están las alas?- el conde, un hombre genuinamente gordo y con una barba blanca muy bien depilada: ya estaba harto de escuchar la misma respuesta: <Pensé que era una leyenda>...no tuvo de otra más que dedicarle una última mirada a su Rey, quién, mantenía la mirada perdida en el mural que hace años: había pintado México. 

-Su alteza, si me permite aconsejarle: debemos buscar en todo el castillo, cuarto por cuarto, comedor por comedor, que ningún criollo salga cuando se haya hecho una revisión completa de éste- insistió el conde, buscando la atención del español. Sin embargo, nada, ni los gritos de dolor del criollo; lograban sacar su interés de aquel mural. 

Aquel sol, con lágrimas en los ojos...

[...] 

Algunos años atrás, cuando las paredes todavía parecían ser grisáceas: España acompañaba a su hija a pintar lo que faltaba de los murales. Regalo para las próximas generaciones en aquel castillo. 

-¿Sabéis que pintas muy bonito hija?, cuando era niño yo también amaba hacerlo...pero, a veces no entiendo que queréis plasmar en tus murales. - México negó, y no soltó ninguna palabra. Sólo, siguió pintando en frente de su padre, terminando la última parte del mural, con apenas 11 años. 

Era bien sabido por España que a la pequeña le molesta que confundan sus dibujos, pero lo único que quería el hombre era aclarar sus dudas. Y es que...a pesar de que pinta muy bien: ella misma hace formas que solo sus ojos entienden.

España rió. -Ya sé, ya sé...sé que no vais a contestar- el hombre se paró de su trono y fue directo con la niña: quien lo miró con una sonrisa divertida. Su carita salpicada de manchas amarillas y naranjas: tenía unas pecas brillantes. 

-Está bien- contestó con sutil interés -Te voy a decir que es, pero va a ser confuso al principio. No llegarás a entenderlo, sin embargo el día en que tengas problemas y mires esta parte del mural: entenderás porqué lo pinte-. Señaló con su pincel. 

-Veamos...- sonrió. 

-Es un sol de 5 picos, cada uno con puntas rojas. Si analizas bien, tiene dos coronas: pero eso no lo hace más importante o más especial, al contrario, representa al rey soberbio y egoísta que al querer más, y ganar todo: perdió mucho, y no ganó nada- pasó su mano por las lágrimas de aquel sol -Llora porque él sabe sus pecados, sus condenas, y sus defectos. Llora porque sabe que la segunda corona no le pertenece a él, llora porque está arrepentido, y no sabe cómo arreglarlo- México tiró la mirada al suelo, y luego, miró a su padre. -¿Papá?, está bien...es sólo una pintura- rió. 

𝕵𝖚𝖌𝖆𝖗𝖊𝖒𝖔𝖘 𝖊𝖓 𝖊𝖑 𝖇𝖔𝖘𝖖𝖚𝖊 ||  [✔COMPLETA✔]Where stories live. Discover now