𝕵𝖚𝖌𝖆𝖗𝖊𝖒𝖔𝖘 𝖊𝖓 𝖊𝖑 𝖇𝖔𝖘𝖖𝖚𝖊 || [✔COMPLETA✔]

Capítulo 9

Felicidades a LineSaber!!! Que adivino correctamente con una de sus tres propuestas. (No se sientan mal chicos ;D) te doy el crédito, derecho y dedicatoria de este capítulo. Espero que lo disfrutes.

P. D: si notan un error chicos; una disculpa es que está muy largo y no lo pude checar todo.

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Sus venas ardían como un látigo en su mano. Estaba eufórico y totalmente enojado; contradecía su mente pero esta no quería escuchar.

—¿Estás seguro de que lo que dices?— miró con los ojos rojos e hinchados a su hijo.

—Totalmente padre— se inclinó ante él.

España levantó su mano y ganó la atención de un guardia de seguridad de las puertas reales. —¿Qué necesita señor?— preguntó el oficial.

—Llama a México— Éste, totalmente enojado. No pudo disimular su ira y mandó al guardia quien obedeció sin rechistar a su rey. 

—¿Qué hará con ella padre?— El hijo que estaba en frente de España alzó la mirada y miro preocupado: juraría que los ojos del Europeo pasaron de ser blancos, a negros, con matices que sólo un diablo podría ver. 

—Nada que te importe, Venezuela— retiro su capa de lana roja y la aventó al otro del salón. —Ahora vete...no querrás ver esto—

—Padre, no le valla a hacer daño! Solo corrígela!!— recibió una cachetada por parte de su padre.

Fue cuando aseguró ver esos ojos pálidos y oscuros. Con las cuencas cansadas, sólo le daban un toque más escalofriante a su posición y semblante. 

—¡Tú no te metas!...y diles a tus demás hermanos que por nada del mundo vallan a salir hasta que yo se los ordene— el Español regresó a su postura dominante y aterradora.

—Si, padre— corrió lo más rápido por los pasillos. Sin mirar lo que sólo por atención había hecho. 

—jajaja... Entonces mi hermano ya tiene novia. ...— miro al Argentino sospechosa mientras acariciaba su barbilla.

Habían pasado toda la tarde hablando que no se dieron cuenta que ya había llegado la noche.

—¿Cómo me dijiste que se llamaba?—
México sonrió pícara mientras su hermano se sonrojaba.

—Ch- tocaron la puerta.

Ambos volvieron en la misma dirección; tocaban desesperadamente y parecía que tarde o temprano iba a estallar la cerradura.

—¡Señorita México! Su padre la necesita en el Salón real— automáticamente la piel de la mexicana se tensó. 

España nunca, nunca, NUNCA. La llamaba en la noche para hablar con ella, el sabía que ya estaba dormida y, ¿Por qué molestarla?. Siempre se preguntaba. Además de que no le gustaba entrometerse en el cuarto de  sus hijos cuando estos duermen.

—Boluda, estas en problemas— Argentina miro a su hermana casi pálida.

Y de un momento a otro llegó Venezuela corriendo como yegua salvaje. —¡Argentina!. Vamos al cuarto de Colombia. ¡Rápido!— entró y empezó a jalar a de sol.