Capítulo 10 (Todo empieza con la verdad)

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Esto no puede estar pasando otra vez.

Era un día normal para los alumnos de la Academia PK: el sol brillaba, el cielo celeste estaba perfectamente despejado, los pájaros cantaban a su propio ritmo y los niños reían con ganas. Sí, se suponía que debía ser un día normal y tranquilo para Saiki. Pero como era obvio, con Kaido, Nendo y Aren nunca se podía tener una vida en paz.

—Nishimura-san... —susurraba Kaido triste, mirando el lugar donde la azabache solía sentarse con ellos en la cafetería.

Has estado toda la maldita mañana así. Ya cállate. Me siento en un deja vú.

—Oigan, ¿por qué el pequeñín está llorando? —cuestionó Nendo, mirando con leve sorpresa al mencionado.

—Al parecer Nishimura-san está resfriada y por eso no pudo venir hoy. —contestó Aren, para luego soltar un pesado suspiro y observando preocupado a su amigo.

Yare yare... Está llorando como si ella se hubiese muerto.

—¿Eh? ¿Así que por eso lloras, pequeñín? ¡Pero si la vas a poder ver pronto! ¡Estamos en la misma escuela! —acotó Nendo, picando la espalda de Shun con su dedo índice.

—¡Tú no lo entiendes! ¡Hoy es viernes! ¡Eso significa que no la voy a poder ver hasta el lunes! ¡Eso es mucho tiempo! —siguió lloriqueando Kaido, mirando con el ceño fruncido a Nendo. Este solamente rió ante la graciosa expresión que tenía el otro cuando lloraba.

—¡Pareces un bebé feo con esa cara!

—¡Deja de burlarte, idiota insensible!

Para fortuna de Kusuo (y para todos los que tenían que convivir con Kaido en el mismo salón), el de cabello azul dejó de llorar gracias a Kuboyasu. Quien pareció encontrar las palabras correctas y el tema correcto para que el menor dejara de pensar en la joven... al menos por un buen rato. Saiki agradeció internamente. En las próximas horas, tenía un importante examen de matemáticas, por lo que necesitaba concentración y silencio.

Además, estaba seguro de que Kaido no iba hacer el examen si toda su mente se trataba de Hikaru. Así que tendría que agradecerle a Aren por salvarlo luego.

—Muy bien alumnos, pueden empezar a escribir. Tienen hasta las 10:30 para terminar. —y con eso último, la profesora se sentó en su sitio lista para vigilar a sus alumnos. Los conocía, y estaba segura de que alguno tendría un as bajo la manga y se copiaría durante el examen.

El aula adoptó un silencio mortal. Saiki podía escuchar todo tipo de pensamientos: unos se oían seguros de sí mismos, otros rellenaban la hoja como si se tratase de un test de Qué tipo de personaje de Harry Potter eres, algunos lloraban internamente pensando en qué puente se irían a vivir luego de terminar la escuela y otros simplemente se centraban en insultar a la madre de la profesora. El psíquico se abstuvo de bufar, ya concentrándose en su propia hoja. Listo para empezar a escribir.

Y eso estaba a punto de hacer, hasta que...

—Psst...

Nendo.

—¡Psst! ¡Compañero!

Solo ignoraré su existencia... como suelo hacer.

—¡Psst! ¡Hey, compañero! —Cuando Nendo notó que el de pelo rosa no iba a dignarse a mirarlo, observó a Kaido. Este mordisqueaba nerviosamente su dedo, sin embargo, con la mano que sostenía el lápiz, se dedicaba a rellenar la hoja como mejor podía hacer—. ¡Psst! ¡Pequeñín!

El de cabello azul frunció el ceño.

—¡Pequeñín!

Silencio.

Con sabor a azúcar. Where stories live. Discover now