Capítulo 13 (Una dolorosa realidad)

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—¡Hikaru-san! ¡Espere!

La joven mencionada detuvo sus acciones al escuchar una conocida voz femenina a sus espaldas. Esta tenía un tono de voz agotado y cansado, así que no tardó en descubrir que se trataba de una de sus compañeras del club de baile. Así que, a continuación, deslizó sus orbes cafés hasta que chocaron con la pequeña y delgada figura de una rubia de ojitos saltones y verdes.

"Demonios, últimamente las de primer año me parecen bellísimas. Yo a su edad era un moco viviente." Pensó Hikaru, girándose para observar mejor a la muchacha de baja estatura que la había llamado.

—Sí, dime. —pronunció la mayor con una expresión seria, esperando a que la otra hablase.

Nishimura alzó una ceja al notar que la contraria tenía un leve rubor en sus mejillas.

—Yo... q-quería felicitarle por la práctica de hoy... —comentó la rubia, jugando con sus dedos mientras su sonrojo se hacía un poco más intenso con el paso de los segundos.

—Oh... ¿gracias? —Hikaru se rascó la nuca, sintiéndose un poco incómoda. No estaba acostumbrada a recibir muchos halagos, por lo tanto, siempre se ponía nerviosa cada vez que se los decían; no estaba muy segura de cómo reaccionar—. Tú también tuviste un buen desempeño durante la práctica, Ame.

La jovencita de primer año pareció satisfecha con la respuesta de la de tercero, puesto que en su rostro se vio una gran sonrisa halagada y llena de felicidad.

—¡Muchas gracias, Hikaru-san! Ya no puedo esperar para verla usando un vestido. Seguro estará hermosa. —la menor se tapó vagamente la boca cuando soltó una suave risita—. Ya debo irme. ¡Adiós, Hikaru-san! ¡Nos vemos el lunes!

Nishimura no respondió, aunque sí tenía en su rostro una expresión de leve sorpresa. Ella simplemente hizo un gesto con su cabeza antes de que la pequeña rubia saliese del inmenso gimnasio (que es en donde se hacían las prácticas del club de baile). Hikaru siguió guardando sus cosas, preguntándose internamente qué había sido eso.

"Qué extraño..." Se dijo a sí misma.

—Yare yare... parece que tienes fans.

La joven de cabello azabache pegó un saltito en su lugar al escuchar la voz de Saiki a sus espaldas. Al verlo, una sonrisa divertida se esbozó en sus labios; las conversaciones con él siempre le parecían interesantes y divertidas.

—Bueno, ¿qué puedo decir? Nadie en este planeta se resiste a mi encanto. —contestó ella guiñándole el ojo.

Ante el comentario, el psíquico no pudo evitar rodar los ojos, no obstante, terminó sonriendo un poco.

—¿Tienes un encanto? Vaya, eso sí que es sorprendente.

—Ya verás que serás parte de mi club de fans. Con tu ayuda venceremos al club de fans de Teruhashi. —acotó Hikaru, agarrando su botella de agua y tomando agua como si su vida dependiera de ello.

—No sé cual es peor.

—Si te unes a mi club de fans dejaré que seas mi fan número 1. —continuó la mayor—. Y te haré los postres que tú quieras.

—Lo pensaré.

Ambos se quedaron sin decir absolutamente nada por unos segundos. Últimamente los silencios cómodos eran algo común entre ellos, y a esa altura del partido, Hikaru ni siquiera se esforzaba por sacar tema de conversación. Simplemente dejaba que el momento tome su propio camino, sin forzar nada. Después de todo, sus mejores conversaciones siempre salían así.

Con sabor a azúcar. Where stories live. Discover now