Capítulo 29 (Lo que callan los psíquicos)

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El psíquico observó a la rubia parada frente a él con una expresión cansada. Esta poseía una felina sonrisa en los labios, mientras estaba cruzada de brazos esperando la respuesta de su amigo. Saiki rodó los ojos antes de alistar su bolso para salir del salón de clases.

—No le voy a decir aún.

—¡Kusuo! ¿Por qué no? —Aiura hizo un pequeño puchero—. ¡Estoy segura de que Hikaru-chan se lo tomará bien!

—Ella ya está demasiado agobiada con los exámenes finales, no le voy a poner más peso.

—¡Pero-...!

—Algunas personas pueden sentirse estresadas con el simple pensamiento de que alguien pueda leer sus mentes. Y no quiero eso para Hikaru.

La vidente resopló. Él tenía razón después de todo. Si Saiki iba a confesarle que era psíquico, era mejor decírselo en un momento donde la azabache tuviese la mente tranquila y aliviada.

—Sí, tienes un punto... ¡aunque no puedo esperar para que se lo digas! Tenemos tantas cosas de qué hablar~... —comentó Mikoto, juntando ambas manos en un aire soñador y alegre.

Probablemente termine diciéndoselo cuando termine el año. En vacaciones ambos estaremos más tranquilos.

—Oh, ahí viene tu Romea. —Aiura codeó ligeramente a su amigo cuando notó a la característica azabache de ojos café acercarse lentamente hacia ellos.

—En cualquier caso, es Romeo.

—¡Sí, como sea! —murmuró la rubia, y sonrió con emoción una vez que la mayor estuvo a su lado—. ¡Hikaru-chan! ¡Buenas tardes!

—Hola... Aiura. Kusuo. —respondió ella vagamente, tratando de lucir más animada. Aunque sus ojeras decían lo contrario.

—Cielos, Hikaru-chan. Deberías descansar. —Aiura hizo una mueca de preocupación—. Kusuo, ¡deberías acompañarla a casa y prepararle un té!

—Eso estaba por hacer. Pero tú todavía estas aquí.

—No hay problema. No estoy taaaaaaaan... —la azabache trató de reprimir su bostezo, pero fracasó en el intento—. ...cansada.

—Sí, como no. —reprochó la vidente—. ¡Prométeme que vas a descansar este fin de semana!

"Demonios, ya es la segunda persona que me dice eso." Pensó Hikaru. "Tercera si contamos a mi papá."

—Está bien...

—Y tú, Kusuo... —apuntó la rubia. El mencionado alzó una ceja, serio—. Asegúrate que descanse. ¡Como buen novi-...AMIGO eres responsable de ella!

Hikaru dejó de rascarse el párpado para ver a la rubia con los ojos abiertos. Esta rió nerviosamente y se rascó la nuca.

—B-bueno... creo que es hora de irme... ¡Nos vemos el lunes, chicos! —y con eso, Aiura desapareció del círculo visual de ambos en un santiamén.

La azabache le dio una mirada interrogante a su novio.

—¿Ella sabe que tú y yo...?

—No se lo dije. Lo dedujo sola.

—Ah, bueno. Es vidente, después de todo. —Hikaru rió. Aunque Kusuo tuvo la sensación de que lo decía de manera irónica.

—¿Crees en ese tipo de cosas?

—Mhm... estoy entre un sí y un no. Todavía no me decido. —dijo, una vez que empezaron a caminar hacia el exterior del instituto—. ¿Por qué la pregunta?

Con sabor a azúcar. Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt