Capítulo 22 (Etérea felicidad)

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Los días iban transcurriendo normalmente para Hikaru y Kusuo, excepto para los demás. Quienes empezaban ya a notar y a sospechar lo que había entre la azabache y el de pelo rosa.

Por supuesto que nadie nombraba o sacaba el tema, o al menos no enfrente de ellos. Porque sabían que ni Hikaru ni Kusuo admitirían que había 'algo' entre ambos (si es que realmente llegaba a haber algo entre Nishimura y Saiki y no estaban simplemente malinterpretando la situación). No obstante, como dicen por ahí, la curiosidad mató al gato.

Y digamos que... Kaido no aguantaba más la incertidumbre. Y necesitaba oírlo por Hikaru (aunque si era sincero, ella era la única forma de saber la verdad... Saiki simplemente le diría que dejara de molestar y que se meta en sus propios asuntos).

—Hikaru-san... ¿puedo hacerte una pregunta?

Debía admitirlo, le molestaba un poco que Saiki haya tomado ventaja y se haya hecho más cercano a la mayor. Es decir, el psíquico apenas habla con las personas y nunca quiere ser amigos, ¿por qué justo cuando Kaido posa los ojos en alguien él debe entrometerse? Sí que Shun tenía mala suerte...

Al menos no dolía. Si bien le gustaba Hikaru, no era para tanto. Le atraía físicamente y hasta mentalmente, ella era una persona con un carácter fuerte, inteligente y era bastante culta en ciertos aspectos. Sin embargo, no podía decir que estaba enamorado de ella porque no era verdad.

Y en el fondo, sabía que Nishimura nunca saldría con alguien como él. Ella buscaría a una persona con su mismo carácter, mismos gustos, entre otras cosa que Kaido no tenía.

Tal vez aceptar aquella salida con Yumehara no era tan malo, después de todo.

Volviendo a la realidad, la azabache observó con asombro al chico que se encontraba frente a ella. Le llamó la atención aquél tono bajo y suave que había utilizado para iniciar una conversación.

—Claro, Kaido. ¿Qué sucede? —preguntó Hikaru, llevándose a la boca un trozo de lo que era su almuerzo.

Entre ellos, se incorporó un silencio bastante incómodo y raro. Duró pocos segundos, sin embargo, fueron los suficientes para que Hikaru empezara a preocuparse (pocas veces eran los momentos en donde su pequeño amigo de pelo celeste era serio).

Kaido y ella se habían quedado solos en la una de las mesas de la cafetería durante la hora del almuerzo; Kusuo había sido arrastrado por aquél chico, Toritsuka, hacia alguna parte, Aren estaba con su otro grupo de amigos y Nendo... bueno, solo Dios sabe donde estará ahora mismo ese chico.

—Yo... e-esto p-puede sonar un poco incómodo pero... —Hikaru dejó de comer para poder centrar toda su atención en el menor, este sintió como su rostro se calentaba suavemente, así que desvió la mirada—. ¿Saiki es... tu novio?

La azabache quedó muda en su sitio, atónita por la repentina pregunta. Parpadeó un par de veces perpleja antes de poder contestarle a su amigo.

La mente de la mayor empezó a maquinar. Conocía muy bien a Kusuo, él no sería capaz de contar algo como 'eso' a Kaido, Nendo o a Aren. De hecho, jamás contaba sus problemas, las resolvía internamente conversando consigo mismo. Por esa razón no se esperaba esa pregunta por parte de Kaido.

"¿Habremos sido demasiado obvios? ¿Acaso nos besamos en un lugar público y no me di cuenta? Tal vez nos vieron." Pensaba la azabache, aún con su mirada fija en el de cabello celeste, quien al notar el silencio sepulcral de su amiga decidió volver a hablar.

—¡L-lo siento! ¡N-no debí haber preguntado! —se disculpó, moviendo sus manos de un lado a otro, y sintiendo como su rostro enrojecía por la vergüenza.

Con sabor a azúcar. Where stories live. Discover now