Capítulo 32 (Típico de hermanos)

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El invierno era una de las estaciones más queridas y más esperadas por las personas. Los niños esperaban ansiosamente la llegada de Papa Noel, las familias aprovechaban las oportunidades para poder juntarse a comer pavo, y las empresas planeaban las ofertas cuando la época navideña se acercaba.

A Kusuo realmente le daban igual las estaciones, después de todo, gracias a sus poderes la temperatura de su cuerpo se adaptaba muy bien al frío y al calor. No obstante, debía admitir que el invierno era un poco más soportable que el verano, por ejemplo.

Al menos eran vacaciones. Y eso significaba que podía pasar más tiempo con Hikaru, ya que ambos no tenían que presentarse en clases o realizar deberes.

—Espera, espera, espera... ¿qué? —la azabache parpadeó desconcertada ante la petición del de pelo rosa.

La pareja se encontraba en una cálida y hogareña cafetería en el centro de la ciudad. Ella había pedido un poco de té y Kusuo no tuvo más remedio que pedir un chocolate caliente para no perder esa costumbre de pedir algo dulce siempre. El psíquico se abstuvo de resoplar antes de repetir sus palabras.

—Ven a cenar el viernes.

Hikaru tuvo que tomarse unos segundos para poder responder, porque era capaz de atragantarse con el té que estaba bebiendo.

—¡P-pero es navidad! Tal vez a tus padres les gustaría pasar tiempo con su familia y no con una desconocida que-...

—Mi madre me lo propuso. Ella es la que quiere pasar la navidad contigo.

En realidad me extorsionó para que te pregunte, pero eso es otra historia.

—Oh, ya veo... —comentó ella, intentando poner una mueca que no fuese de nerviosismo o terror total.

—Está bien si no quieres. No te voy a obligar.

Hikaru lo pensó bien. Sabía que sus padres no tendrían problema con que ella pasase las navidades con otra familia (además porque ya lo había hecho en el pasado con su anterior novio), así que por ese lado no se preocupaba mucho. Lo que realmente le preocupaba era la familia de Saiki, temía decepcionarlos y que sus padres le echaran en cara que no era lo suficientemente buena para él. Se horrorizaría si eso llegase a pasar.

Eso no va a suceder. Creo que te aman más a ti que a mí.

—¿Y tú? ¿Qué opinas? ¿Debería ir? —cuestionó la azabache, mordisqueándose el interior de su mejilla.

El psíquico desvió la mirada.

—A mí me gustaría que vinieras. Sería... lindo pasar la navidad contigo... supongo...

La respuesta sorprendió a Hikaru, quien luego terminó riendo enternecida.

—Está bien. —suspiró, tratando de mantenerse animada—. Iré. Haré mi mejor esfuerzo para que tus padres me acepten; seré la mejor novia que podrías imaginar.

Saiki rodó los ojos, no pudiendo evitar esbozar una sonrisa.

—Eres una idiota.

—Lo sé, y me amas.

***

Hikaru realmente no sabía cómo reaccionar ante este tipo de situaciones.

Es decir, era normal que cuando apenas cruzases la puerta de entrada los padres de tu novio se pusiesen a llorar de felicidad, ¿verdad? Porque eso es exactamente lo que pasó. Incluso lloraron porque ella se había tomado la molestia de hacer algunos pastelitos y gelatinas de café como regalo, preguntándole entre lágrimas si ella era algún tipo de ángel caído del cielo.

Con sabor a azúcar. Where stories live. Discover now