Capítulo 28 (Adiós a lo viejo, hola a lo nuevo)

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—No puedo creer que tengas novio. —nombró Kaito, sonando extremadamente sorprendido, no obstante, se podía notar un deje de diversión mezclada en su voz.

—Yo menos. —dijo Hikaru, mientras se acomodaba mejor en el respaldar de su silla para poder restregar sus manos por todo su rostro. Lucía cansada.

Azumi y Akane, quienes también estaban alrededor de la azabache, observaban a esta con un claro brillo de emoción en los ojos.

Eran las 8:20 de la mañana y la clase tendría que haber empezado hace una hora atrás. Sin embargo, el profesor no se presentó, por lo que el alumnado asumió que no tendrían clases hasta después del primer receso. Así que, técnicamente, tenían una hora libre para hacer lo que quisiesen (o al menos, las cosas que estaban dentro de lo permitido en el reglamento de la escuela).

—¿Pueden dejar de mirarme así? Me están poniendo nerviosa. —regañó Hikaru, mientras posaba sus ojos en el par, que, si no fuera porque estaban en público, empezarían a gritar y a saltar de emoción.

—¡Es que es increíble! Y pensar que hace unos meses atrás repudiabas cualquier acto de amor que aparecieran en las películas o en público. Que te daban hasta náuseas. —Akane la abrazó, soltando a la vez una risita—. Y, además, porque nos hace feliz verte feliz.

—Ugh... lo peor de todo es que me he vuelto una cursi. —bufó la azabache—. Y lo detesto.

—Aw, mi Hika-chan está enamorada~... —canturreó Azumi, tomando a la mencionada de los hombros para poder sacudirla ligeramente cuando esta se liberó de Akane—. Y encima tu novio es menor que tú. Eso quiere decir que eres la experimentada de la relación~... Me hace imaginarme muchas cosas...

—Azumi, no empieces. —Hikaru rodó los ojos.

—No te preocupes, Hika-chan. Nosotros tres te iremos a visitar cuando vayas a la cárcel por estar con un menor de edad.

La azabache suspiró pesadamente cuando sus tres amigos soltaron sonoras carcajadas ante el comentario de Azumi.

—Muy gracioso... Aunque no sé por qué le dan tantas vueltas a eso. No nos llevamos tantos años. ¡Solo son dos! —acotó la mayor, cruzándose de brazos y frunciendo ligeramente el ceño, esperando inútilmente que los demás dejaran de burlarse.

Las clases restantes transcurrieron normalmente. Hikaru tuvo que dividir sus tiempos para pasar el primer receso con su grupo de amigos, el segundo para estar con Kaido, Nendo y Saiki y el tercero y último, para pasarlo solamente con su novio.

"Novio... qué bien suena eso..." Pensó ella con un leve rubor en sus mejillas, mientras caminaba hacia la azotea para encontrarse con dicho mencionado.

—Entonces... ¿No les vamos a decir? —cuestionó la azabache una vez que se juntó con el psíquico y los dos se sentaron en un área apartada de la azotea.

Kusuo negó.

—Si les decimos no nos dejarán en paz.

Hikaru se quedó en silencio por unos segundos, pensando en que era lo mejor ocultarlo... o al menos por el momento.

—Sí, supongo que tienes razón. —la azabache sonrió y posó su mentón el hombro de Kusuo, este solamente le dio una pequeña sonrisa y siguió comiendo su almuerzo—. Se lo dije a Akane, Azumi y a Kaito y ahora no paran de mencionarlo cada cinco segundos. Son molestos.

—Nendo y Kaido serán mucho peor. Te lo aseguro.

Hikaru rió para después darle un pequeño beso en la mejilla.

Con sabor a azúcar. Where stories live. Discover now