Capítulo 12

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Lasso, Cami- Odio que no te odio

GEMMA

Estoy sonriendo, hoy es uno de esos días en los cuales sonrío sin importar nada, es como si hubiera colocado mis problemas en pausa y sólo quisiera sonreír, a pesar de que claro está, que tengo demasiado sueño.

Chad cumplió lo que dijo, ambos vimos películas de comedia durante la madrugada, y cuando eran casi las seis, me quedé dormida. Él se fue antes de que despertara debido a que tenía una reunión y no podía faltar, pero dejó el desayuno hecho.

Unos waffles que en vez de echarle azúcar le echo sal, pero lo que cuenta es la intención, creo.

—Tienes cara de muerta, pero estás con una gran sonrisa en el rostro —dice Chloe, la hermana menor de Anne.

Anne le da un codazo a Chloe y les sonrío, ambas son muy parecidas, ojos verdes (aunque los de Anne son olivo y los de Chloe son como los de un gato) cabello negro y con sonrisas macabras en el rostro.

—Y tienes la ropa de ayer —señala Anne y me pasa una bolsa.

Le sonrío y tomo la bolsa con la ropa que le pedí prestada, hoy no quiero ir a casa, porque sé que cuando coloque un pie en aquel lugar toda mi felicidad se va a esfumar.

—Que detallistas.

Ambas sonríen y salgo hacia los baños a cambiarme, pude bañarme, lavar mi ropa interior y secarla a nivel flash para poder colocarme, no sé cómo lo hice, pero logré que se secara rápido.

La plancha ayuda mucho, era lo que hacía cuando mi madre dejó de la verme el uniforme y me dejaba lavarlo cuando ya era muy tarde.

Me coloco el vestido azul con flores y arreglo mi cabello, aún está un poco húmedo y estoy intentando que no se coloque como el cabello de un león. Cuando me siento satisfecha voy a mi oficina y me coloco a trabajar en los diseños que tengo pendientes, todos están a medio hacer.

—Toc, toc —dice Anne tocando la puerta.

Sonrío.

—¿Quién es?

—El amor de tu vida.

Me río.

—Ah bueno, pase usted.

Su cabeza se echa hacia atrás y suelta una carcajada, entra en la oficina y cierra la puerta, se acerca al escritorio y saca del bolso de medio lado que tiene; su computadora y tablet.

No es la primera vez que viene a trabajar aquí conmigo, primero empecé a hacerlo yo, luego ella comenzó a venir. Y, sabemos que va a ocurrir por el simple toc, toc.

—Así que Chad...—dice con una pequeña sonrisa de lado.

Me coloco tensa y alzo las manos, dejando ver las palmas de mis manos y echando un poco las sillas de ruedas hacia atrás.

—No somos nada.

—Si lo son.

—¡No es cierto!

Ella arquea una ceja y sonríe de lado, bufo y dejo caer mi cabeza en la mesa de madera, mientras suelto un gran resoplo.

—Claroo, por eso te quedaste a dormir en su casa.

Arrugo el ceño, completamente confundida.

—Anoche me lo encontré mientras me iba, y sólo hay que sumar dos más dos y saldrá un lindo cuatro.

Arqueo una ceja sorprendida y me echo a reír, mientras ella se mueve en la silla, está sonriendo orgullosa de sí misma.

—Justo ahora extraño a la Anne sería.

Más allá de su mirada©Where stories live. Discover now