Más allá de su mirada©

Capítulo 29

All i want- Kodaline

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¡DISFRUTEN! 7uu7

GEMMA

La mirada de Mulan me recorre el rostro con cuidado por décima vez, sus manos palpan la piel de mi cara y luego mira el resto de mi cuerpo. Hay lágrima cubriendo sus ojos, ladea la cabeza hacia un lado y niega con la cabeza. Ella ha cambiado durante los últimos años, ahora su cabello es negro, su piel tiene arrugas por el paso de los años, pero la forma cálida con la que me observa sigue ahí, tan viva, tan potente.

—Mirate, creciste tan bien —murmura con orgullo—. Tan hermosa, tan fresca.

Le sonrío y asiento con la cabeza.

—Lo he estado haciendo bien, Mulan.

Asiente con la cabeza.

—Lo has estado haciendo de maravilla, pequeña princesa, eres toda una mujer. Una fuerte, valiente, hecha y derecha. Estoy orgullosa de la persona en la que te convertiste, cielo.

Sonrío amplio y niego con la cabeza, las lágrimas acumuladas en mis ojos hacen que mi visión se torne borrosa y dejó salir un suspiro.

—¿Dónde estabas todo este tiempo? —inquiero con el ceño fruncido—. ¿Por qué te fuiste?

Sus labios se estiran en una pequeña sonrisa y aparta sus manos de mi rostro, luego levanta la mirada hacia Anne, quien nos ha estado mirando fascinada.

—¿Estaría mal si te pido que nos dejes solas?

Anne sonríe y niega con la cabeza, se coloca de pie y me observa.

—Supongo que tienen que colocarse al día, te veré mañana. ¿Sí?

Me levanto y asiento con la cabeza. La acompaño hacia la puerta y antes de que se vaya la abrazo con fuerza, enterrando mi rostro en su cuello.

—Gracias, Ann.

—No agradezca, tuve que hacerlo antes.

Me aparto de ella y le sonrío. Le deseo una feliz noche y me quedo quieta, observando cómo entra en el elevador y agita su mano en mi dirección antes de que las puertas se cierren.

Cierro la puerta y giro hacia atrás, Mulan no está en el sofá, está cerca de la gran ventana que hay en el departamento y ve hacia afuera. Su posición es relajada, calmada. Trago saliva con fuerza y me acerco a ella, me quedo a su lado y contemplo lo mismo que ella ve.

Tengo tantas preguntas, ¿cómo Anne dio con ella? ¿Cómo se conocieron? ¿Qué hace aquí? ¿Por qué aparece ahora?

—¿Alguna vez te preguntaste como tú madre y yo nos conocimos?

Volteo hacia ella.

—Todo el tiempo.

Analiza mi rostro con calma y luego ladea la cabeza hacia un lado, parece estar buscando las palabras indicadas, parece estar tanteando el terreno antes de recorrerlo y no entiendo porque lo hace.

—Parte de todo lo que ocurre es mi culpa. ¿Sabes? Si yo no hubiera aparecido en la vida de tu madre todo sería muy diferente hoy.

Frunzo el ceño.

—¿De qué hablas?

Aparta la mirada hacia el ventanal y no hace más contacto visual. Observo que cierra sus ojos con fuerza y menea la cabeza hacia los lados. Culpa, arrepentimiento, todo se unifica en su rostro y solo me demuestra algo, sea lo que sea, la está torturando.