Capítulo 19

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Ong Seongwu —gravity

CHAD

Estoy aterrado hasta la madre.

Nunca debí irme, debí haber bajado del auto cuando observe que la puerta era cerrada de un golpe, cuando percibí que la luz tardaba en encender. Todas las noches en las que la he llevado he esperado a que encendiera la luz para poder irme.

Pero anoche fue diferente.

Tardó demasiado y no me di cuenta de ello, no reaccione, no hice nada ante las señales.

Soy un estúpido.

Camino en busca de la habitación en la que está Gemma, mis ojos miran rápidamente los números de las habitaciones y cuando estoy cerca, veo a Anne en la distancia pero no está sola.

Hay una mujer de su altura enfrente de ella, solo soy capaz de ver que tiene el cabello negro y largo y lo que sea que esté diciendo, logra que Anne asienta con la cabeza y contenga las lágrimas.

Observo cómo la mujer abraza a Anne y susurra algo, luego cuando me ve mira rápidamente a la mujer y le dice algo, haciendo que se vaya sin ver atrás.

Frunzo el ceño y Anne me sonríe de boca cerrada cuando llegó hasta ella.

—¿Quién es esa mujer? —es lo primero que pregunto.

Ella se encoge de hombros.

—Es alguien que conocí recién. —Niega con la cabeza—. Gemm está dormida y el doctor dijo que ya la iba a dar de alta, así que iré por los papeles para poder irnos a casa.

—¿Irá contigo?

Asiente.

—Sé que querías que se quedara contigo, pero lo mejor es que este conmigo y Timmy. Ella aceptó.

Hay miedo en su rostro, es bastante palpable y parece que quiere llorar. Tiene miedo de perderla y también lo tengo. Me acerco a ella y rodeo su cuerpo con mis brazos, nunca hemos sido cercanos pero tenemos a personas que amamos en común y sé que si Owen fuera el que estuviera en esta situación, ella me consolaría.

Un sollozo sale de sus labios, es bajo y su cuerpo se mueve por el sonido. En cuestión de segundos empieza a llorar y mis manos acarician su espalda con cuidado.

Las personas no son débiles por llorar, no son frágiles por demostrar cuánto les duele, cuánto sufren, son seres humanos que soportan y cuando ya no pueden más se quiebran como el cristal.

Ella se está quebrando y sé que después se reconstruira.

—Lo siento —dice en voz baja mientras se aleja—. Es solo que me duele verla así de lastimada.

Sonrío pequeño, asiento con la cabeza y seco las lágrimas que escapan de sus ojos.

—No te disculpes, la amas y te duele. Y está bien, eso está bien.

Asiente y aparta las lágrimas que se deslizan por sus mejillas, toma una gran bocanada de aire y me sonríe. Ahí está, está siendo una estrella brillante sin importar cuanto le arde el alma.

—Volveré en unos minutos, ¿Bien?

Asiento con la cabeza y hago un saludo militar. Logrando que ría por lo bajo y me observe divertida.

—Como diga jefe, mantendré al polluelo a salvo en su nido.

La escucho reírse a carcajada y su puño deja un pequeño golpe en mi hombro. La sonrisa que hay en su rostro es enorme y brillante.

Más allá de su mirada©Where stories live. Discover now