Capítulo 15

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Tom Odell- Heal

GEMMA

La nostalgia vienen a mi como una vieja amiga, estar en este lugar es como viajar en el tiempo e ir al pasado, ese que está lleno tanto de buenos como de malos recuerdos. La primera vez que pisé este lugar tenía casi siete años, ese día enterré a mi padre y a mi hermano, tenía un yeso en mi brazo izquierdo, había moretones, costillas lastimadas y puntos en distintas partes de mi cuerpo, y aunque el dolor que sentía era horrible, nada se comparaba con el dolor de la pérdida.

Luego de ese momento, en el cual el ataúd de ambos bajaron y la tierra fuera echada, luego de salir del cementerio, pasaron unas semanas, después de estar completamente recuperada, para mi madre dejé de existir, nunca voy a olvidar que me cuidó, me protegió de las pesadillas, pero de la noche a la mañana, la madre amorosa se esfumó.

Ahora parece que solo soy la persona que le recuerda que perdió a su gran amor y a su hijo primogénito por algunos minutos, hay días en los cuales me imagino que hubiera sido si también hubiera muerto, si no fuera salido del auto, si solo hubiera quedado inconsciente como mi hermano.

La segunda vez que entré a este lugar fue para enterrar a una de las personas que me demostró cuanto me amaba, alguien que era mi salvavidas, me escuchaba, aconsejaba sin juzgar y me dejaba llorar en su hombro durante horas cuando sentía que ya no podía más, esa persona, tenía uno de los corazones más puros y una de las almas mas valiosas que he podido ver; era Leslie.

El día de su entierro no lloré, no grité, sentía que estaba viajando al pasado y era la niña pequeña que perdía a su familia. Llorar no iba a devolverla a ella y a Andrew, su esposo, llorar no iba a hacer que el vacío dejará de estar en mi pecho, no iba a hacerme sentir mejor, todo lo contrario, me haría sentir más miserable y dolida de lo que ya estaba.

Tenía y quería ser fuerte para Anne, Less se había ido, ahora quedábamos ambas. Annabet Foster estuvo para mí cuando perdí a mi bebé, cuando las cosas con Chad salieron a la luz y muchos en el trabajo me juzgaron, me señalaron cuando ella no estaba cerca para verlos y escucharlos.

Ella no me juzgó, sólo sostuvo mi mano cuando tuve miedo, y quise sostener la suya. Observo la gran lápida y Anne se inclina para dejar los lirios, eran los favoritos de Less, siempre me lo recordaba.

Mis ojos se deslizan por lo escrito y mi corazón da un vuelco enorme.

La vida es efímera, es como un parpadeo. Y después de haber vivido una buena vida nos convertimos en estrellas, y entre más feliz hayas sido; más brillante será tu luz. ¿Qué esperas para ser feliz?

Leslie y Andrew Carson.

Amigos, confidentes, corazones humildes y valientes.

—Te daré un poco de privacidad —susurro cuando observo que está conteniendo las lágrimas.

Un débil gracias de su parte llena mis oídos y comienzo a alejarme, mis pies se alejan en dirección del lugar al cual no he venido en años, mi padre siempre día que su cuerpo podía estar en un ataúd, pero que su alma estaría en otra parte, por ello, no necesitaba flores junto a una lápida, aunque la verdad, es que nunca he querido venir, no cuando sé que ellos no están aquí.

Me acerco con cuidado a las losas y dejo caer mi cuerpo en medio de ambas, limpió las hojas que las cubren y colocó con cuidado las rosas en la mi padre, él era un clásico y amaba las rosas rojas, mientras que George siempre decía que las blancas eran mejores, o eso es lo que recuerdo.

Más allá de su mirada©Where stories live. Discover now