Capítulo 14

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Superficial love- Ruth B

GEMMA

Me abrazo a mi misma cuando una rafaga de viento cubre mi cuerpo, cada parte de mi piel se eriza en respuesta. Mi corazón va de prisa, más de lo que me gustaría aceptar, no sé si es porque la mano de Chad está en mi espalda baja mientras me guia, o porque tengo los ojos vendados y no soy capaz de observar absolutamente nada.

Sus pasos se detienen y sus manos suben hacia mis antebrazos, luego los desliza con calma hasta mis manos para entrelazar nuestros dedos, aprieto con fuerza los párpados y trago saliva con fuerza, su mentón cae en mi hombro izquierdo y sus labios dejan un casto beso.

—Espero que te guste —le escucho susurrar en mi oído.

Sus manos dejan las mías y suben hacia la cortaba que cubre mis ojos, fue una venda de improvisto, ya que no tenía nada más. Cuando la tela es apartada no veo una mierda, solo soy capaz de distinguir figuras y escucho la risa de Chad, sé que entiende que no veo absolutamente nada de manera sólida.

Cuando me pasa mis lentes, cientos de luces de colores y juegos llenan mi campo de visión, no evito que la sonrisa en mi rostro se instale y doy dos palmadas de la emoción. Adoro los parques de diversiones, desde que era niña mis padres me llevaban y cada cumpleaños este era nuestro destino, mi hermano también los amaba.

—Vamos.

No respondo, solo dejo que me guie por el enorme lugar, no hay nadie a nuestro alrededor, solo unas cuantas personas que parecen ser los que mantienen el lugar limpio. Había leído en el periódico que mañana la inauguración, mi plan era venir con la familia de Anne, pero se adelantaron.

Los dos nos detenemos enfrente de una enorme rueda de la fortuna, tiene tantos colores que siento la emoción de una niña pequeña deslizándose por mi cuerpo, cubriendo cada parte y haciéndome enormemente feliz.

—¿Tienes algo con las ruedas? —susurro y volteo a verlo.

Sus rizos están siendo mecidos hacia los lados por el viento, su cabeza gira hacia mí y veo como una sonrisa crece en sus labios, es una completa y le devuelvo la sonrisa.

—Me gustan las ruedas de la fortuna.

Corta y precisa es su respuesta. Se aparta de mi lado y va en dirección de un hombre que se encuentra cerca de la rueda, él le dice algo y el hombre asiente, hace un ademán con la mano para que me acerque y nos montamos, cuando ya tenemos los cinturones de seguridad la gran rueda se coloca en marcha, deteniéndose en medio.

La vista es espectacular, se puede ver todo el parque y parece de fantasía, algo que solo podría salir en películas o series.

—Cuando era pequeño, me monté en una rueda de la fortuna y esta se detuvo cuando estaba en el medio, primero sentí miedo, pero dejé de sentirlo cuando miré la vista —relata y voltea a verme sonriendo—. Toda cosa mala tiene su lado bueno, pero primero debemos buscarlo para apreciar la belleza detrás del caos.

Sonrío y ladeo la cabeza.

—Vaya, saliste filosófico.

Ríe entre dientes.

—Tengo un corazón. —Toma mi mano y la lleva hacia su pecho—. Siente mi corazón latiendo, lo hace rápidamente porque estás aquí. Lo hace por ti.

Lo percibo, soy capaz de percibir el golpeteo: es rápido, preciso y me saca una sonrisa de lado. Llevo mi mano libre hacia la suya y la dirijo hacia mi pecho, colocándola justo dónde se encuentra el latido de mi corazón, el cual no es muy diferente del suyo.

Más allá de su mirada©Where stories live. Discover now