Capítulo 16

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John Legend - Conversations in the dark

CHAD

Desde que era un niño me han dicho que me parezco demasiado a mi madre, tengo sus ojos cafés oscuros, su cabello rubio y parte de su personalidad. Pero ahora, mientras la tengo enfrente de mi, confirmo otra vez que ella es más hermosa.

Es la clase de persona que me gustaría ser. Mi padre también el un gran hombre, alguien digno de admirar, y tengo muchas cosas de él, pero más de mí madre, ella me ha enseñado a nunca negar algo que puedo dar, a ser comprensivo y a aprender a amar las cosas simples. No todo tiene que ser oro y plata.

—Entonces... —inquiero con cautela—. ¿No estas enojada?

Me sonríe, lo hace tan amplio que mi corazón se contrae con fuerza en mi pecho. Las esquinas de sus ojos se arrugan cuando sonríe, su cabeza se mueve hacia los lados en un gesto de negación, su cabello rubio cae sobre sus hombros y se menea hacia los lados con su delicadeza.

Luce viva, llena de vida. Su piel brilla algo igual que su cabello, luce como una persona completamente sana, no como una mujer que tuvo cáncer de páncreas y logró superarlo.

Sobrevivió.

—Estoy orgullosa de que hayas decidió colocar un freno de mano de las fechorías de tu primo. Se debe tener coraje para enfrentar a la familia.

Le sonrío, lo sé, realmente lo sé. Porque mi familia no es lo mejor, son personas de poder que quieren tener más. A mi madre nunca les ha agrado la familia por parte de mi padre, siempre hemos tenido una brecha con ellos. Y más cuando mi padre se fue después de que ella cayera en cama por el cáncer.

—¿No hay un pero?

Niega con la cabeza y un grito de felicidad sale de mis labios. Dejo los documentos que tenía en la mano para revisar y me lanzo hacia ella.

Sus brazos me rodean con fuerza y escucho su risa llenando mis oídos mientras le beso todo el rostro. Siempre he querido su aprobación en las cosas, siempre he querido que ella esté orgullosa de mi.

Cuando me enteré que tenía cáncer era un adolescente que no comprendía las cosas por completo, tenía pánico de perderla y me propuse siempre a ser el mejor, en hacerla sentir orgullosa de mi.

Sus manos toman mi rostro y lo acunan, dejando un casto beso en mi frente.

—Eres un intenso, cariño.

Río por su confesión.

—Así me hiciste, todo es tu culpa.

Asiente comprensiva y sus ojos brillan.

—Entonces soy culpables —musitó con cuidado—. Hice un hijo intenso, inteligente, un poco torpe a veces pero al final del día un gran hombre.

Sonrío, lo hago amplio y ella sabe que sus palabras siempre me llenan. Es algo que desde niño ha sido capaz de hacer.

Quiero ser una mejor persona gracias a ella.

Quiero que esté orgullosa de que sea su hijo.

Quiero que sepa que cada esfuerzo que ha hecho por mí mi ha válido completamente la pena.

Dos toques en la puesta hacen que nuestra atención se desvíe a ella. La cabeza redonda de la Jenny, la secretaria, se asoma con cautela y luego nos sonríe apenada, mientras que un tono escarlata comienza a cubrir sus mejillas color caramelo.

—Lamento interrumpir, jóven. Pero ya hice lo que me pidió y envié a su correo toda la información.

Le sonrío.

Más allá de su mirada©Where stories live. Discover now