Capítulo 30

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Jungkook- Still With you 

CHAD

Mis oídos captan sonidos lejanos, como si estuviera debajo del agua y apenas fuera capaz de percibirlos, mi cuerpo duele, mis manos están dobladas hacia mi espalda y mis piernas están juntas, hay algo cubriendo mi boca y moverse es difícil, complicado.

Siento el rostro pegajoso, mi lado izquierdo palpita y respirar es dificultoso, es como si estuvieran apretando mi pecho, un quejido poco sonoro sale de mis labios cuando me intento mover, estoy sobre mi costado derecho y el brazo lo tengo entumecido.

—¿Qué es lo que planeas? —logro escuchar a lo lejos, la voz es distorsionada y no identifico nada.

Lucho por abrir mis ojos y poder observar mi entorno, la luz me da de golpe y parpadeo varias veces para adaptarme a ella. No soy capaz de abrir mucho mis ojos, me duele hacerlo, todo mi rostro me duele. Observo a unos pasos de distancia la figura de un hombre, está de pie y en el suelo hay una mujer, ambos son solo figuras sin rostro y sin reconocimiento.

—¿No es obvio lo que quiero hacer querida? —responden con algo de burla en la voz. Veo como el hombre se inclina y toma el rostro de la mujer entre sus manos, ella parece querer librarse pero no lo logra. Creo que también está atada.

—Eres un maldito psicopata.

—Y tu una perra traicionera y vil que merece morir, no lo hiciste una sola vez, con esta ya son dos veces. ¿Creías que esos infelices iban a cuidar a tu pequeño diamante? Estas equivocada, querida, nadie puede cuidarla de mi y cuando la tenga entre mis manos, la haré sufrir, haré que llore lágrimas de sangre y cuando veas el sufrimiento de tu hija, vas haber deseado morir antes de ver como ella sufre.

Escucho la risa de una mujer, es baja y divertida, como si le hubieran contado el mejor de los chistes.

—¿Sigues creyendo que esa niñita me importa? Eres un iluso, Kiel.

—Si no te importa, ¿entonces por qué la has estado siguiendo? ¿Por qué colaboraste con la policía otra vez? ¿Por venganza porque maté a tu esposo y tu hijo? No, Gina, no es por ellos, es porque temes que la mate a ella, pude haberlo hecho, ¿sabes? pude asesinarla cuando la vi salir a la superficie pero no hubiera sido divertido después. Hacerte sufrir es el infierno para ti, no la muerte y que mejor que hacerlo con tu pequeña y adorada hija.

—Ni se te ocurra...

Hay una segunda carcajada, es fuerte y burlona. Veo la figura del hombre colocándose de pie, mirando a la mujer desde arriba y con una pose de superioridad.

—La familia siempre va a ser debilidad, al igual que el amor. Y tu familia siempre fue tu debilidad, tus hijos eran tus tesoros y yo te arrebate a uno, al igual que lo hice con el amor de tu vida. Ahora, imagina el dolor que sentira tu hija cuando asesine a su amor delante de sus ojos, como sufrira cuando sepa que todo ha sido por ti, siempre por ti, Gina.

—¡Ella no tiene la maldita culpa de nada! ¡No la tiene, hijo de puta! ¡Tu ira es conmigo no contra mi hija!

—¡Pero a ti no te duele que te haga sufrir o que te golpee, tu único dolor es Gemma, siempre será Gemma y ella será quien muera primero, y luego iras tu!

—¡Primero te asesinó yo antes de que toques a mi hija otra vez, bastardo de mierda! ¡Prefiero morir yo antes de ver como la lastimas a ella! ¿Entendiste? Seré yo quien te vea sufrir, seré yo quien te vea revolcandote en la miseria y pagando por todo. Lo haré yo, no tu.

—¿Y como lo haras, Gina? ¿Cómo si estas sola? No hay nadie, solo espera y verás todo, verás como despedazo lo único que te queda y amas, lo que tanto intentaste proteger y fallaste. La traición se paga y tu deuda no está pagada.

Más allá de su mirada©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora