XXX. Cenizas

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Skylar

Si pudiese volver atrás en el tiempo no dudaría en hacerlo. Volvería directo al día en el que decidí irme de casa, abrazaría a mi familia y me quedaría con ellos. Si tan sólo hubiese sabido entonces que mis decisiones iban a llevarnos a esto, no habría discutido con mi hermana, no habría hecho que los ojos de mi padre se inundasen de lágrimas. Ya no puedo cambiar el presente, eso sólo puede hacerse cuando te encuentras en el pasado; cuando piensas que estás haciendo lo correcto.
Como soldado, he visto muchas escenas que te quitan el sueño durante meses. He visto cadáveres destrozados por las Sombras, he presenciado la muerte de compañeros, he ensuciado mis propias manos de sangre. Sin embargo, nada de eso me ha preparado para el golpe de macabra realidad que me atraviesa al abrir la puerta de casa.
El apabullante olor a sangre me revuelve las tripas nada más poner un pie dentro. Lilith camina detrás de mí, pronunciando preguntas que ni siquiera logro escuchar. No es hasta que veo un cuerpo colgando del techo del salón que me percato de la gravedad de la situación. Me acerco al cuerpo sin vida que se balancea entre nosotros. En el silencio se oyen las gotas de sangre que resbalan desde sus manos, chocando contra el suelo. Mi mente está completamente en blanco, no siento nada; y eso me asusta, porque sé perfectamente que la persona que cuelga del techo es mi hermano. Aún lleva puesto su uniforme, pero está sucio y ensangrentado. Su rostro pálido comienza a ponerse morado, su cuello está rodeado por una gruesa soga. No queda ni una pizca de luz en sus ojos.
No entiendo qué ha pasado, he cumplido mi misión, he protegido a Lilith… La he traído hasta aquí, ¿no es eso lo que él quería? ¿No me prometió que si lo lograba mi familia estaría a salvo? Dijo eso, lo recuerdo muy bien, dijo que si protegía a Lilith de sus monstruos y la traía junto a Zariah, podría ver a mi familia, prometió que los mantendría sanos y salvos hasta que cumpliese mi misión. No lo entiendo. No he entendido nada durante mucho tiempo. Me he jugado la vida para traerla hasta aquí, lo he hecho, entonces… ¿Por qué demonios está mi hermano muerto? ¿Por qué?
El calor de una mano en mi hombro me saca de mi propia cabeza. ¿Cuándo me he sentado en el suelo? ¿Cuándo he empezado a llorar de esta forma?

―Sky… ―me llama Lilith con un débil hilo de voz.

No puedo mirarla. No puedo levantarme. No puedo hacer nada más que observar cómo la sangre de Kenneth mancha el suelo de piedra.

―Sky… No sé cómo decirte esto, pero hay más.

Por supuesto, se trata de Heller, no iba a dejar que nadie saliese vivo, ¿verdad? Nunca lo ha hecho, nunca ha perdonado una vida y, desde luego, no va a empezar ahora.
Una de mis manos se hunde en el charco de sangre que hay bajo mi hermano cuando trato de ponerme de pie, pero mi cuerpo pesa demasiado y tiemblo tanto que Lilith tiene que ayudarme a levantarme.

El cuerpo de mi padre está hecho pedazos, la mitad superior está en el baño, y el resto esparcido por el pasillo. Las paredes, el suelo y las ventanas están cubiertas de sangre. En su mano sostiene unas tijeras ensangrentadas, parece que trató de defenderse…
La palabra dolor no comienza siquiera a definir el agujero que siento en el pecho. Nadie está preparado para ver a su propio padre en un estado tan... Horrible, nadie. Estaba convencido de que ellos estarían bien. Sabía que, cuando llegase, Evelyn me miraría con mala cara y me daría con la puerta en las narices. Sabía que, después de eso, mi padre la abriría y me dejaría pasar. Lo sabía, eso es lo que esperaba al llegar aquí, tenía miedo, pero me iba a conformar con ver sus caras… Eso era lo que quería: verles, hablar con mi padre, con Kenneth… Estoy cansado de huir, es lo único que he estado haciendo. Y por huir ahora no podré volver a hablar con ellos jamás.
Cierro los ojos mientras hago que los párpados de mi padre cubran los suyos. Ni siquiera siento a mi corazón latir, estoy mareado.
Lilith me guía hasta la cocina donde, finalmente, encuentro a Evelyn. Intento consolarme pensando que ella es la que menos heridas tiene, ha muerto desangrada en el suelo. Los cortes en todos ellos son finos, precisos y mortales. No creo que Heller haya venido personalmente a matarlos, habrá enviado a uno de esos monstruos.
Me siento en suelo, acariciando el cabello pelirrojo de mi hermana. Está fría, no respira.
Ninguno de ellos merecía esto, hubiese preferido que me matase a mí, ellos no tenían nada que ver. Es mi culpa. Es mi culpa.
Me inclino sobre mi hermana mayor, descansando mi cabeza sobre su vientre. No puedo dejar de llorar. Nunca he sentido una desesperación así, no puedo controlarme. Lilith se ha arrodillado a mi lado, acaricia mi espalda, pero mi cuerpo está tan entumecido que casi no siento su tacto. No la veo, pero sé que llora en silencio conmigo. Ahora ella también sufre por mi culpa.

Lilith: desolación [SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora