Caminar,correr y huir.

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Camina plácida y tímida entre el ruido y la prisa.

Camina lento y segura en medio del caos y la neblina.

Camina, avanza... segura.

Esto es real y no importa cuánto huya mis sentimientos te alcanzarán.

Winny Sandrith Domínguez

¿Por qué?  Era la pregunta que rondaba la cabeza de la joven abogada desde la noche anterior su mente no había dejado de preguntarse los porqué de sus sensaciones cuando estaba cerca él, no se explicaba sus sentimientos no sabía porque su corazón se acelera, sentía desfallecer se confundía su cuerpo con su alma, en su estómago se desataron millones de movimientos parecidos a las cosquillas, quería llorar y reír al mismo tiempo, lo sentía desde que salía del ascensor y no era algo material era más allá, cuando él ingresaba a un espacio donde ella se encontraba lo buscaba.

Lo olía, lo sentía en lo más profundo era casi espiritual como si él fuera un imán y ella metal, sentía que caminaba con alas, que su corazón estaba desnudo e ignoraba el tiempo, el espacio podía presentir hasta la estrella más pequeña en el firmamento, escuchaba su voz con el viento.

Estaba tan confundida que no logro conciliar el sueño hasta las horas de la madrugada, se levantó sobresaltada por los golpes de su puerta llegaría tarde al trabajo, estiró su mano hasta tocar el bastón blanco que descansaba sobre su nochero al lado de su cama, ayudada por el entro a su cuarto de baño y se dispuso a prepararse para la oficina, mientras llegaba a la parada para tomar un taxi, tomó su teléfono celular y le indicó a través de su voz que llamara a su secretaria y le avisara de su retraso.

Al llegar al edificio sintió un hueco en su estómago, avanzó dentro del edificio guiándose con su bastón, saludó a los de recepción caminó con decisión hasta el ascensor, cuando llego al piso de su oficina sentía que todos la observaban, algo que la incomodó, pero no se amilanó y siguió avanzando hasta su puesto de trabajo.

- Buen día - saludo a su secretaria en tanto ingresaba a su oficina y dejaba sobre el perchero su cartera.

- Buenos días Winnie, te estaba esperando debo informarte sobre algo importante - le contestó su secretaria que la siguió hasta la oficina.

- ¿Si? dime de que se trata - preguntó la abogada doblando su bastón sobre su escritorio y tomaba los contratos en los que estaba trabajando.

- Debes viajar esta fin de semana con el Señor Mancini - sintió que las palabras golpearon en sus oídos cayó sobre la silla de manera estrepitosa.

- ¿Ocurre algo con alguno de los contratos? - se apresuró pero su voz delató los nervios que estaba experimentando en ese momento.

- No, su secretaria solo me notifico eso y que cuando llegaras pasaras a su oficina, él te explicará los detalles del viaje - la joven secretaria la observaba no pasó por alto lo nerviosa que se puso luego que ella le dijo eso y como sus manos tomaron un ligero temblor.

La abogada se sentía nerviosa, estaría con él dentro de su oficina a solas, ese lugar que estaba impregnado de su fragancia, donde ella era mucho más consciente él, de su cercanía, no estaba preparada para enfrentarlo esta mañana no cuando su mente estaba llena de pensamientos con respecto a él y como ella se sentía teniéndolo cerca y las muchas sensaciones que desataba en su interior.

Cuando estuvo frente a la secretaria de presidencia, la saludo y pido ser anunciada... En ese momento salió Sandro de su oficina y al observar a la joven le permitió el ingreso.

Se encaminaron a la puerta del despacho, él estaba detrás de ella observando el movimiento de su cabello que está mañana lo traía sujeto con un prendedor blanco, pero a través de él se mostraban unos rizos, ella siempre traía su cabello en un moño pulcro pero está mañana estaba distraídamente sujeto, lo que significaba que ella tuvo menor tiempo para prepararse el día de hoy.

Tomó asiento en la silla que se encontraba delante su escritorio, escucho el cuero de la silla de Sandro al sentarse en ella.

- Señor Mancini, deseo saber el motivo del viaje de este fin de semana, yo pase al área administrativa todos los contratos que ya había revisado y estaban conforme a los acuerdos - empezó ella como una autómata, tratando de disimular los nervios que sentía al estar con él en su oficina.

- Winnie este viaje no es de negocios, es un asunto personal pero mi abogado no podrá asistir conmigo por eso encestó de tus servicios como abogada - respondió Alessandro extrañado por el tono profesional e impersonal que usó la joven, no entendía está mujer la noche anterior habían estado tan cerca y hoy parecía otra como si anoche nunca existió.

Ante la respuesta de Sandro, la castaña sólo pudo sostener con más ahínco su bastón para reprimir los movimiento de sus manos pero sus piernas se movían debajo de su falda larga, se sentía inexplicablemente fatigada, deseaba salir de esa oficina, el espacio se sentía cada segundo más estrecho y a la misma vez se sentía amplio, lejano.

...

Hacía tres meses que estaba trabajando para él, desde hace 90 días no sabía nada de su "familia" antes de viajar tuvo una pelea con su tía y prima, pero su padre no hizo nada, se mantuvo en su despacho, no salió... No la defendió, no le importo que ella tomara sus cosas y saliera de la casa, su hija ciega estaba saliendo de su casa en la noche sin un lugar donde ir y él no se movió de su despacho, su corazón se sintió triste ante esos pensamientos, así que los desechó.

Durante la noche estuvo arreglando su equipaje y preparándose para el viaje pero por algún motivo desconocido se sentía ansiosa por lo que pudiera pasar en este viaje, Alessandro no le dio muchos detalles, solo le dijo que era un asunto familiar y que viajarán a Londres, que bonito seria ver como es Londres, como es sus calles, en momentos como estos deseo tanto poder ver, pensó mientras daba los seis pasos hasta el balcón de su habitación, desde allí se oía el murmullo de los viajeros contando alegremente sus aventuras por la ciudad, la degustación de las comidas de los mercadillos, le gustaba escucharlos, cerrar los ojos e imaginar que ella hacía las misma cosas que ellos.

Se sintió extraña de la nada, inquieta como si un peso se cernía sobre su cuerpo, sus poros se erizaron, un frió recorrió cada espacio de ella, sus sentidos se agudizaron y movían sus ojos hacia todas las direcciones, sus pies no se movían por más que ella les ordenaba caminar, estaba anclada a su balcón.

Estas loco se decía Sandro mientras avanzaba hacia aquella casa, pero esa mañana desde que hablo con ella y sintió su lejanía, había estado inquieto, nervioso no se concentro en nada y ahora estaba frente a su ventana rogando que ella saliera para poder verla. Salió su corazón retumbó dentro de su pecho estaba hermosa tenía su cabello rizado suelto, su cabellera brillaba, estaba en un camisón blanco, que contrastaba con su piel chocolate, la luz de la luna se filtraba dando una apariencia etérea como un ser de otro planeta, como una obra de arte que dejaba sin aliento a los espectadores, como si el objetivo de su existencia era brillar, ¡eso! ella es Luz.

Mi hermosa Sirenetta.

EL AMOR DE WINNIE BROWN (SIN EDITAR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora