Capítulo 20: Karma

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Nt:Sin correcciones ortográficas ni revisión. Haha, estuve dudando si llamar a este capítulo "Karma" o "Miel".—

Shuo Tai sacó un conjunto de pijama para bañar y vestir a Hui Ying.

Terminó de ducharlo, y sorprendentemente, aún sin Xiao Xiao, el rey del insomnio y ansiedad, roncaba ocasionalmente en brazos del presidente Shuo.

Al vestirlo, se maravilló al ver cuán grande le quedaba su ropa a Hui Ying. Shuo Tai lavó la ropa sucia para que Hui Ying pudiera usarla al regresar a casa.

El presidente se cambió, y se acostó a su lado en la ancha cama, abrazándolo como a un pulpo, besando sus labios y susurrando, "Te he recibido, cariño. Te amo, descansa por favor." Y se durmió a su lado.

Por la madrugada.

"¡Uhm! ¡Mi presidente Shuo, es tan lindo, ah, quiero comerlo!"

El Hui Ying de nuestra familia estaba soñando plácidamente, y sin remordimiento, a un presidente Shuo con una diadema de orejas de gato, frotándolas mientras reía maravillado.

La trágica realidad era la que sufría el presidente Shuo, lo que Hui Ying estaba agarrando en realidad eran sus mechones de cabello, por fortuna no estaba jalando de ellos con la suficiente fuerza como para arrancar su cabello, pero definitivamente, no debía de sentirse bien.

El presidente Shuo sonrió, y dejó salir una risita. ¿Qué era unos jalones de pelo a comparación de despertar a Hui Ying y hacerlo infeliz?

De repente, como si el menor se percatara de que estaba dañando a su amado indirectamente, lo soltó abruptamente, y rodó hasta la orilla de la cama con una expresión de agravio.

Los ojos del presidente Shuo se llenaron de pánico, y se precipitó a sostener a Hui Ying en sus brazos, ese pequeño ángel, en realidad rodaría por toda la cama envuelto en las sábanas como un gusano de seda hasta caer si es que lo descuidaba.

—Bebé, sé bueno, y acércate al centro.

—Umnn, chíngate... —murmuró inaudiblemente.

El presidente Shuo sabía que no era dirigido a él directamente, por lo que sólo suspiró.

—Bien, si no quieres volver conmigo, me iré.

Entonces, Hui Ying quién roncaba como cerdo muerto, se calló, y se giró hacia sus brazos, apretándolo con fuerza, y soltando una especie de sonidos en desacuerdo.

Shuo lo atrajo hacia el centro de la enorme cama, y lo abrazó con firmeza por la cintura. Los malos hábitos de sueño de Hui Ying en este mundo eran de temer.

Si no rodaba, roncaba; si no roncaba, hablaba dormido, a veces se sentaba en la cama estando aún dormido, maldiciendo en un idioma desconocido para todo ser vivo.

¿Era lo único? ¡Hahaha! No.

Su pareja lo arropó, y cubrió bien con la manta, dejando su cabeza descubierta, y tapando sus pies correctamente, momentos más tarde, la colcha se podía ver tirada fuera de la cama, o Hui Ying tendría los pies descubiertos. Encima de eso, Shuo Tai tuvo que devolver más de cinco veces la almohada de Hui Ying a la cama durante toda la noche.

En su vida pasada, Hui Ying rara vez roncaría, o tendría movimientos tan extremos. Para Shuo era normal que Hui Ying rodara, lo abrazara, y hablara dormido, lo demás, bueno, era novedad, pero siguió sin molestarle en lo absoluto.

El presidente lo acomodó en sus brazos, cerrando sus ojos, pretendiendo dormir.

—¡Mnmhaj! ¡Te morderé, Tai Tai! —Hui Ying gritó, amenazante.

El Sistema De Reencarnación PerpetuaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora