CAPITULO 40

1.3K 69 0
                                    

Algunas horas pasaron ya y por fin anocheció, estaba en una gran duda si salir o no pero opté por salir, traté de memorizar bien la ubicación del árbol por si necesitaba regresar, como estaba oscuro no podía ver nada, no había ninguna luz que alumbrara, nada cosa que junto con los sonidos propios del bosque me hacían dar un poco de miedo, tomé mucho valor y continué caminando hasta que pude apreciar una ligera luz de un farol todavía estaba un poco lejos pero eso me indicaba de que había alguna cabaña cerca o que estaba llegando a la carretera. Al llegar al farol y ver todo mejor por su luz me di cuenta que había llegado a la carretera así que seguí caminando por esta con la ventaja que las luces de los faroles alumbraban mis pasos. Después de caminar un poco llegué hasta una gasolinera que todavía continuaba así que respirando calmada caminé hasta la tienda que allí había en busca de un teléfono.

Al entrar a esta había una señora aproximadamente de más de 50 años así que me le acerqué para pedirle el teléfono.

-Buenas noches disculpe me podría prestar un teléfono por favor -Pedí tratando de recuperar fuerzas por el caminar.

-Buenas noches querida, afuera hay un teléfono público lo puedes usar sin ningún problema.

-Lo sé sólo que no traigo dinero para crédito.

-¿Necesitas que te preste?

-Sería de mucha ayuda señora.

Ella me ofreció algunas monedas, lo justo para poder ponerle crédito en el teléfono y hablar, estaba ingresando las monedas y al hacer eso, iba a marcar el número de Damián cuando de pronto escuché una voz detrás mío que hizo que toda mi piel se erice.

-Bravo, bravo, bravo princesita al perecer encontraste un buen escondite, lástima que no te duró mucho -Dijo el hombre de la voz que no era nadie más que Brown.

-¿Qué haces aquí? -Dije girándome lentamente.

-Hay pequeña no seas tan descortés si he venido a buscarte ya que saliste corriendo de la cabaña por las ratas que empezaron a salir, pero no te preocupes porque ya hemos exterminado todos esos animales ya no habrá nada que te pueda asustar.

-Vete.

-Si está bien me voy pero tú vienes conmigo -Me agarró del brazo e intenté forcejear para soltarme.

-Déjame -Grité y se acercó unos de los trabajadores de la gasolinera.

-¿Está todo bien señorita? -Me preguntó y Brown soltó su agarre.

-Claro que todo está bien, solo son pequeños problemas con mi esposa -Se adelantó en responder Brown.

-No le pregunté a usted, le pregunté a la señorita -Le respondió el chico.

-Es que mi esposa a veces tiene ataques de shock por ver ratas y en nuestra cabaña habían un montón por eso ella se quedó así asustada, pero todo está bien no se preocupe -Dijo Brown poniéndose al lado mío.

-Si dices algo te juro que llamo a mis hombres para que vengan a acabar con esto, no te gustaría que eso pase ¿O si? -Me dijo en el oído.

-Señorita respóndame ¿Usted está bien? -Preguntó el muchacho.

-Si si... es-estoy bien mu-muchas gracias por pregu-preguntar -Respondí temblando y aguantándome las lágrimas.

-Bueno está bien señorita -El chico se retiró.

-Ahora tú bienes conmigo en este momento -Me volvió a agarrar del brazo Brown.

Me llevó a rastras a su camioneta y nos embarcamos con dirección a la cabaña, durante el camino ninguno de los dos dijo nada hasta que llegamos a esta.

JUNTO A TI ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora