Capítulo 23

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Esa mañana, Chanyeol se había levantado de tan buen humor, que no sabía si era porque la noche anterior había follado tan bien con su niñero, o quizás porque no existía ni otra opción para dividir su buen estado de ánimo.

Con el chándal gris y las chanclas de pala; se encaminó a la cocina para servirse una taza de café recién procesado.

El sol radiando en alto y las nubes esponjosas acompañándole, todo en esa mañana parecía indicar que su día pintaba tan bien.

El día era caluroso y rampante, siendo la ciudad protagonista de los resplandecientes rayos solares que viajaban traslúcidos sobre los edificios de la cálida región de Seúl.

Chanyeol agradecía a cualquier Dios que existiese allí arriba en esa enorme extensión fundida en abstractos colores drásticos, que bailaban al calor del sol y la luna, siendo catalogado como el minuto astral de los amantes, o como muchos lo llamaban "El cielo".

Al acercarse a la encimera, se encargó de agarrar la jarra metálica de café procesado, volcando el contenido de cafeína dentro de una taza de cerámica.

El vapor del calor se levantó con orgullo, desprendiendo ese enigmático aroma a café molido.

Sonrió amplio, bebiendo de un sorbo caliente para regresar la taza en el desayunador, mientras se entretenía leyendo tranquilo el periódico.

Era extraño ya que él nunca leía el periódico tan animado, pero sentía que su mañana iba tan bien, que no le importaba leerse los artículos de ventas y horóscopos en los papeles sin color.

—Buenos días.

La silueta de Baekhyun se asomó por las puertas de cristal, el cabello un poco mojado y las mejillas teñidas en colorante salmón. Traía una camiseta holgada blanca, junto a un par de pantalones cortos que a simple vista, Chanyeol lo encontraba de forma adorable. Cómo si de un pequeño cachorro soñoliento, se tratase.

—Buenos días Baek, ¿Dormiste bien anoche?—preguntó, tan entretenido con las reacciones del más bajo, que terminó dejando de lado su periódico.

Baekhyun lo fulminó con la mirada, sosteniéndose la cadera al mismo instante en que soltaba un suave quejido entrelazado con la facción de dolor.

—Me duele como el carajo.—susurró, caminando hasta la sección de la cocina para prepararse algo de comer también.

No tenía apetito que se dijese, por lo cual solo optó por tomar una rebanada de pan fresco y jugo natural de naranjas recién exprimidas.

—Deberías beberte una pastilla.—dijo, moviéndose hasta uno de los cajones de la cocina en dónde si más no recordaba, Seohyun mantenía una gaveta con varios tipos de pastillas para quien sabe qué. Habían drásticos frascos y empaques de diferentes tipos de analgésicos, pero él no estaba para revisar cada medicamento; sus ojos divisaron el Tylenol sin preocupación, cogió el pequeño frasco y sacó una píldora de allí, prosiguiendo para entregársela a Baekhyun con un vaso de agua.

—Esto ayudará con el dolor.

—Ser más gentil conmigo, ayudará con el dolor.—reiteró, correspondiendo a la entrega de la pastilla. Puso el medicamento dentro de su rosada lengua aterciopelada, enviándola con seguridad a su sistema al pasar el agua pura y fresca.

Chanyeol rió sugestivo.—Te gusta que sea rudo.

Mientras el líquido claro bajaba por la garganta del rubio; Baekhyun elevó ambas cejas con gracia, echándole a este una mirada desde el contorno del vaso.

—No puedo negar lo innegable, pero no siempre estaremos en un lugar adecuado para hacerlo sin pudor.—respondió, dejando el utensilio de retén, sobre el lavador metálico.

Two Faces «ChanBaek»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora