Capítulo 44

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El exuberante sonido fuerte del disparo, bajo las temperaturas en la sangre de Baekhyun, quien aterrorizado seguía insistiendo con las cuerdas en sus muñecas, volviendo nuevamente a ser en vano su intento de libertad.

Cuando cobró sentido de la realidad con el ruido de la bala saliendo cargada; levantó la mirada y se encontró con la espalda de Chanyeol irguiéndose.

—¿C-Chanyeol?—preguntó temeroso, los pupilas se le dilataron de lágrimas húmedas al no recibir respuesta más que un simple siseo.

Por suerte la peligrosa bala solo alcanzó a cortarle el brazo, parte del músculo del hombro recibió la cortadura que en menos de segundos empezó a sangrar con la sustancia al rojo vivo, quemando y ardiendo al cambio de contrastes.

Baekhyun con más insistencia forcejeó las ataduras, llegando a aflojar un tanto su amarre cuando empezó a enrollar las cuerdas con vueltas en sus manos.

Al momento en que Chanyeol llevó casi al instante su mano sobre su herida, Seohyun vió la oportunidad perfecta para arrebatarle el arma al hombre y apuntarle en la cabeza con más infamia.

—No siempre se es el bueno de la historia Chanyeol, no siempre serás un héroe que rescatará a su príncipe a tiempo, ¿Y sabes por qué? Porque no siempre corres con la misma suerte.—mencionó afirmando su agarré en la pistola. Bailando con su dedo en el gatillo, empezó a reír de forma incoherente.

—No me mires así Yeol, no te mataré aún. ¿O sino que tipo de diversión tendría dispararles a ambos?

—Estas jodidamente enferma Seohyun.—masculló, obteniendo un millón de flashbacks en dónde recordaba los celos continuos o los diferentes medicamentos en las gavetas de la cocina, de los cuales nunca se tomó el tiempo de estudiar.

La castaña torció su sonrisa con el sabor del disgusto tan claro en su paladar. Arrugando su entrecejo y haciendo un rectus en el rostro, se acercó con pasos rabiosos, para empujar aún más la punta de hierro y metal del revolver, en la viva piel de la frente de Chanyeol.

—Retráctate si es que aún deseas vivir por unos minutos más.

Chanyeol no dijo nada, puesto a que no declinaría nunca sus palabras ante la dichosa mujer que una vez fue su esposa. Aquella chica que solía ser elegante y llena de prestigios que la llevaron a ser arrogante, la mujer que portaba un lindo y largo vestido de gala en seda negra el día de la fiesta, esa misma mujer que ahora sostenía sin pudo o resentimiento alguno el arma entre sus manos, dónde sin lugar alguno podía arrebatar dos vidas de un solo tiro.

Chanyeol se quiso acercar a la pistola, tratando de quitársela cuando parecía estar segura de jalar, pero se sorprendió cuando un objeto frágil golpeó la cabeza de Seohyun por detrás haciéndole caer desplomada por el suelo.

Los trozos de cristal salieron volando al impacte, y el cítrico jugo de uvas cultivadas en el viñedo, mancharon el suelo con el tinte morado. Entonces fue allí en dónde levantó la vista, y se encontró a Baekhyun cojeando.

Lo primero que se preguntó fue ¿Cómo había logrado zafarse de las cuerdas que lo habían mantenido horas en ese encierro? Luego entró en razón y supo que no era momento para pensar en ello.

—Baekhyun ¿Estás bien?—cuestionó alarmado al verlo tocándose el vientre con dolor.

—Carajo, salgamos de aquí antes que despierte Chanyeol.—respondió agarrándole la mano suavemente para tirar de ella y hacerle que entendieran que porque la psicópata mujer tirada en suelo había recibido un golpe, no decía que aún estaban a salvo y que ya todos podían ser felices. No, claro que no, la perdida de consciencia por el golpe de una botella, no duraba más que unos cuantos minutos valiosos en los que debían apurarse a salir, sino querían volver a sufrir con el demonio encarnado en persona.

Two Faces «ChanBaek»Where stories live. Discover now