Capítulo 31

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El clima no había mejorado en los últimos días, al igual que sus drásticos síntomas de apetito. No era tonto para no darse cuenta de los disgustos que presentaba, aquellas agrias sensaciones que conocía tan bien.

Y aquel día luego de la visita que le había hecho a Lucas, no había traído más que una incipiente debilidad y la opresiva y dolorosa carga que le impedía pensar con tranquilidad.

Contrario a lo que podía suponerse, no se trataba de un sentimiento ambiguo e intangible, sino más bien un signo manifiesto que estaba provocándole náuseas y un espantoso dolor de cabeza con cada recuerdo.

La lluvia impactaba en el techo de su departamento, trayendo consigo misma el sonido tan relajante y ruidoso. Cómo si de una canción de cuna se tratase para él.

Desde la ventana de su casa, se quedó de pie invitando a su vista, a solo mirar las calles siendo mojadas y los árboles imprimiendo agua entre las ranuras de sus hojas.

Absordo del mundo y de todo lo que lo rodease, solitario en el silencio de la penumbra de su habitación, se preguntó así mismo si los niños lo extrañarían de la forma en la que él lo hacía, si Chanyeol pensaba en él, si aún su presencia se recordaba entre aquellas paredes que declamaban dinero. Solo le hubiese bastado escuchar un sí, un pequeño signo que diera a recordar que aún en la oscuridad, su alma brilló para ellos.

Aburrido, soltó un suspiro acompañado de un calor emocional; el aliento caliente se imprimió en la ventana, nublando la visión en la escasa zona.

Dió un tragó a su taza de chocolate caliente, en realidad el antojo por la leche caliente había llegado hace unos cuantos minutos, ya que él no pensaba en beber, pero extrañamente unas enormes ganas de la achocolatada bebida, le terminaron por ganar.

Se relamió un poco los labios hasta eliminar los rastros de nata, Baekhyun iba ir a su habitación luego de eso, sino fuese por el ruidoso timbre y los golpes que resonaron tras la puerta principal.

Dejando la taza de lado, se decidió por ir a ver a través de la mirilla para ver de quién se trataba, su sorpresa fue cuando se encontró la silueta de Chanyeol tras está.

Pese a que el timbre seguía sonando, su cabeza y cuerpo parecían no poder reaccionar. La sangre se le había helado y los nervios salieron a flote. No sabía si abrir o no, era como tomar dos caminos, un atajo peligroso y un sendero largo pero seguro. El tiempo corría y los toques en la puerta, resonaban aún. Luego de un par de minutos en los que no pudo ni reaccionar a la visita inesperada, por fin se digno a abrir la puerta.

—¿Qué haces aquí?—le preguntó, pues no había nada más que pudiese decir ante la imprevista situación.

Chanyeol lo inspeccionó un momento, viajando por las curvas hasta las facciones delicadas que había memorizado en el tiempo que llevaba. Esos ojos risueños y la voz angelical, pequeños detalles que había extrañado tanto, pese a que el tiempo no había sido mucho, el abandono de Baekhyun se sintió sólido y vacío. Tal y como si una caja de emociones fuese abierta y arrebatada con todos sus sentimientos al mismo tiempo, dejando solo el cofre solitario y sin contenido.




















No supo ni tampoco le interesó saber cuánto tiempo estuvo viéndolo fijamente sin poder decir o articular una sola palabra. Solamente apreciando cada encaje pequeño en su delicado y perfecto rostro. Todo hasta que el rubio, carraspeó su voz por tercera vez.

Two Faces «ChanBaek»Where stories live. Discover now