Capítulo 26

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Chanyeol había salido desde horas tempranas en camino al tribunal de Incheon; pues un caso muy importante para su carrera se le había presentado y por nada del mundo, se negaría a ir. Era una acusación hacia un pequeño adolescente que sufrió bullying en su vida escolar, siendo este ya mayor al momento de haberse vengado de su agredor; un demonio asesino con cara de niño inocente. A Chanyeol le gustaba que las cosas entre dos personas fueran parciales, por lo cual acepto firmemente a ser el abogado del joven bravucón quien la noche anterior amaneció con blasfemias escritas en sangre de animal sobre las sábanas limpias en su cama. Y todo aquello conjuntaba al estúpido apodo que el tipo le había puesto al supuesto niño inocente, cuando estudiaban en la preparatoria. Un caso largo que seguro le tomaría un día entero.

Sin Chanyeol en la casa, Baekhyun creyó que su día iba a ser entretenido junto a los niños, incluso preparó algunas actividades divertidas para compartir; pero se equivocó. El par de pequeños, se estaban alistando para irse con su tía Yoora a un día de campo afuera de la ciudad.

—¿Me veo bonita?—le preguntó la infante, dando una vuelta sobre su vestido overol negro parchado con flores de cerezos cayendo en toda la tela oscura. La camisa blanca dentro del vestido, y los zapatos y medias con decores, hacían que su vestimenta estuviese lista.

—Muy bonita.—respondió el rubio, formando una corbata con el lazo delgado de color rosa, que yacía entre sus manos.—Incluso eres mucho más hermosa que una modelo de revista.

La niña sonrió con alegría, moviendo inquieta sus pequeños zapatos de charol blanco y reluciente.

—¡Tío Baekkie, ya estoy listo! Yo solito me puse la ropa.—Byeol entró en la habitación dándose halagos propios por haberse cambiado sin ayuda alguna. Aunque la tarea no le fue fácil, por lo que Baekhyun veía. Traía un pantalón corto de mezclilla y una camisa de animales animados. Todo estaba bien, a excepción de su cabello que estaba todo desordenado, y los cordones de los zapatos, estaban sueltos y libres a provocar una caída al pisar en falso.

—¡Oh! Mi pequeño Byeol está creciendo, estoy orgulloso de tí.—el niño sonrió amplio, al recibir la buena calificación.

—Pero ven aquí cariño, déjame arreglar esas cintas locas.

El infante se acercó hasta Baekhyun, sonriendo de oreja a oreja. El rubio siempre pensó que Byeol era una copia tan exacta de Chanyeol; las orejas voluminosas y la sonrisa grande que mostraba largas cadenas de dientes. En cambio Byunnie, tenía rasgos más diferentes a los de su hermano, aunque siempre portaba uno que otro gene heredado del mayor. Y entre ellos se hablaría de los labios gruesos y carnosos, ojos risueños y al parecer una futura estatura que en poco tiempo, alcanzaría los pocos centímetros de diferencia con su hermano.

—Perdona Baekkie, pero aún no puedo atar estás cosas. Son muy difíciles.—exclamó Byeol viendo cómo Baekhyun daba vueltas en los cordones, hasta conseguir amarrarlos. Al acabar con las cintas en sus zapatos, el menor abrió la boca admirado de su tío Baekkie.

—¡El tío Baekkie es muy inteligente! —dijo, corriendo por la habitación para tomar su mochila, siendo cómplice de la felicidad que lo inundaba al ver cómo las ondas de la cinta se movían con cuerdo daba los pasos.

Byunnie lo siguió, tomando la mochila de gatitos con juguetes y una pequeña merienda. Ambos niños se dieron la vuelta para abrazar a su niñero. Baekhyun los acogió entre sus brazos, obteniendo un beso en cada mejilla por parte de los niños.

—¡Te veremos cuando regresemos!—vociferó Byeol.

—Te amamos mucho Baekkie, ¡Adiós!—esta vez fue Byunnie quien habló, entregando un ademán con su pequeña manita.

Two Faces «ChanBaek»Where stories live. Discover now