𝖛𝖎𝖎𝖎. ᴠᴇɴᴇɴᴏ.

244 35 3
                                    

Era jueves por la mañana y como de costumbre me levanté temprano, tomé una ducha y me puse mi uniforme para ir al Gran Comedor, aunque lo reconsideré varias veces respecto a la túnica pues hacía demasiado calor.

Era una persona madrugadora, así tenía más tiempo para activarme y estar consciente en clases, sin un mínimo rastro de sueño. Los jueves me tocaba la mayor parte de las clases con Gryffindor, así que las clases eran tranquilas, no tanto como mis clases compartidas con Hufflepuff, claro, pero tranquilas de igual manera.

No había recibido noticias de mi hermana, tenía los nervios a flor de piel, necesitaba estar ocupada y distraída. Pensaba que las clases me iban a dar la distracción que necesitaba, pero algunas veces, cuando intentaba sacarme de la cabeza a mi hermana, sólo conseguía el efecto contrario, me distraía completamente en clases y pensaba únicamente en que estaría haciendo ella, cómo está, o si está bien. Aún no había conocido a mi sobrino, ni siquiera la había visto por fotografía. Gabrielle no lo había nombrado en las últimas cartas, tampoco había nombrado a Dominik. Me suponía que quería ser breve y concisa, pero sus cartas para aliviarme, no me daban ningún tipo de consuelo.

—¿No tienes calor? —cuestiona Albus sentándose a mi lado. Tenía la corbata sobre los hombros, la camisa fuera del pantalón y un par de botones sueltos en el pecho.

—Claro que lo tengo, pero debo estar presentable.

—Madre santa, te vas a morir si vas allá fuera.

Fui a Cuidado de Criaturas Mágicas, Hagrid nos explicó a detalle como debíamos tratar con cangrejos de fuego hacia ya un par clases atrás. En ésta ya era hora de ver alguno y tratar con él, así que salimos del aula donde veíamos las clases teóricas para salir del Castillo y dirigirnos al bosque junto a Hagrid.

Chris Corner era un chico de Ravenclaw, había empezado ser mi compañero en éstas clases y en la parte práctica también lo sería.

—¿Estás nerviosa? —pregunta Chris mientras nos adentramos en el bosque.

—No, ¿tú sí?

—No, lo preguntaba porque desde que estamos en clase tienes tics nerviosos.

—¿Tics nerviosos? —inquiero.

—Sí, tus labios están sangrando, te los has estado mordisqueando. —dice y me llevo los dedos a los labios por instinto. —No, así no. —me detiene y saca un pañuelo blanco de su bolsillo para luego limpiarme el labio inferior con pequeños tactos.

—Esto es increíble. —dice alguien detrás de nosotros, muy alto, para que todos los escuchen. —Coqueteas con todo el mundo, ¿no? —me acusa.

—Rose...

—No, nada de Rose. —me interrumpe.—-¿Crees que no me doy cuenta? Estás ahí esperando que cualquiera baje la guardia para atacar. Eres una arpía, te haces la amable con todos, aparentas y aparentas, pero yo sé lo que eres, una asquerosa serpiente con uniforme de Ravenclaw.

—¡Rose! —intercede Hagrid. —No te pareces nada a tu madre... No me importa que seas una Gryffindor, tus palabras traerán consecuencias.

—¿Qué? ¿Yo? —pregunta eufórica.

—Lo que has dicho está mal, Rose. —finaliza Hagrid y Rose se va junto a sus amigas quejándose.

—No sé porque Rose es así. —comenta Chris. —Aveces es tan insoportable.

—¿A veces? —bromeo y reímos a carcajadas.

—Creo que les tiene envidia. —murmura Diego apareciendo a un lado de nosotros. —De que se quedaran con su primo, con su amor platónico, que además tú y Ruby sean más listas, y Ruby sea más bonita que ella, en cuanto a pelirrojas se trata, a eso me refiero. Además que los molesta porque son más juiciosos, si molestara a la pandilla de Quimera, entonces no podría contarlo.

𝐁𝐞𝐥𝐥𝐚𝐭𝐫𝐢𝐱 𝐊𝐫𝐮𝐦¹ © ┊ ᵗʰⁱʳᵈ ᵍᵉⁿᵉʳᵃᵗⁱᵒⁿ [Terminada] Where stories live. Discover now