ɴᴀʀᴄɪssᴀ ʙʟᴀᴄᴋ.

124 17 10
                                    

Las hermanas Black desde pequeñas habían sido condicionadas por sus padres, debían destacar por encima de cualquier otro Black por el simple hecho de que en ese matrimonio; Black-Rosier, no existían varones para seguir con el linaje, el apellido que se les dio al nacer era prestado hasta el día que ellas mismas se casaran y adoptaran un nuevo apellido.

Debían ser las más poderosas, las más inteligentes, las más astutas.

Cuando Narcissa Black llegó a Hogwarts, y el Sombrero rozó un poco su cabello rubio; fue escogida en Slytherin de inmediato, nadie esperaba menos. No había duda de que la niña más pequeña de los Black nació para ser perfecta, era perfecta.

Rubia, vestidos costosos, ojos azules, sangre pura y tan pálida como un ghoul.

La niña era una genio, no había ningún hechizo o maldición que no pudiera hacer, y todo el mundo lo notaba. Las tres Black eran el orgullo de sus profesores, y por supuesto; de sus padres.

Narcissa no nació para ser princesa, ella era una reina.

Cuando empezó a cursar su tercer año, notó su afinidad por la adivinación, la numerología y las artes oscuras, eso sí; odiaba los animales fantásticos y las plantas apestosas. Pero no fue lo único que notó ese año.

Ese año empezó a mirar a un chico en particular con otros ojos, un chico alto, rubio platinado, musculoso, de porte fino y con dos espectaculares ojos grises, parecidos a una tormenta. Cada vez que ése chico pasaba frente a ella, no podía evitar suspirar y batir sus pestañas de forma coqueta.

—Andrómeda, ¿cómo sabes que estás enamorada? —Andrómeda hizo un esfuerzo sobre humano para evitar escupir su jugo de calabaza por la sorpresa.

—¿Cissy?

—¿Sí? —pregunta con cara boba y su hermana mayor la ve con preocupación. —¿Cómo sabes? ¿Cómo te das cuenta?

—Pues... No puedes dejar de pensar en él o ella, suspiras o te ríes cada vez que recuerdas algo que tenga que ver con esa persona, sientes que no puedes estar muy lejos tanto tiempo porque te falta el aire... ¿Estás enamorada?

—Sí. —confirma sonriente.

—¿Y de quién?

—Malfoy... Lucius Malfoy. —Andrómeda se carcajea.

—¿Malfoy? Pero si es un arrogante.

—No, para nada, es todo un caballero. —Andrómeda vuelve a reír.

—Sí, hermanita. Lo que tú digas.

Lucius no notó su presencia hasta que cumplió quince. Él era un año mayor que ella por lo que casi no coincidían, pero cuando Slughorn la escoltó al club de las eminencias no pudo pasar desapercibida para él.

Lucius no sólo vio en ella aquella sonrisa cálida que todo el mundo deseaba, sino también notó su inteligencia y astucia, la muchacha era decente y bonita, además de ser nada más y nada menos que una Black.

Se enviaron cartas románticas durante las fiestas, y al regreso de las clases se veían a distancia, ella lo veía coqueta y él con suficiencia. Pero no fue hasta que ella cumplió los dieciséis que esas miradas cambiaron, se veían con dulzura y cariño, por lo que no pudieron evitar empezar un amorío a escondidas de su padre Cygnus.

Cuando Lucius se graduó, ella aún seguía en Hogwarts, y aunque ya eran mayor de edad; los dos seguían en secreto. En navidad Lucius llegó a aquella mansión de los Black de sorpresa, se presentó ante los padres de Cissy y aseguró que la amaba más que a su propia vida.

𝐁𝐞𝐥𝐥𝐚𝐭𝐫𝐢𝐱 𝐊𝐫𝐮𝐦¹ © ┊ ᵗʰⁱʳᵈ ᵍᵉⁿᵉʳᵃᵗⁱᵒⁿ [Terminada] Where stories live. Discover now