𝖝𝖛𝖎𝖎𝖎. ʜᴇʀᴍᴀɴᴏ ᴍᴀʏᴏʀ.

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Era sábado y estaba en Hogsmeade junto a Lorcan, apreciaba su compañía más que nada en el mundo, él me daba la paz que necesitaba, me daba seguridad y me hacía olvidar de todo lo que me estaba pasando. Era como mi Ángel de la guardia.

—¿Qué piensas Bella?

Habíamos comprado dulces y nos tendimos en el césped a las afueras del pueblo mientras aún había un poco de calor. Mirábamos las nubes que eran arrastradas por el viento.

—Nada en especial. —admito.

—Me gusta verte tranquila... Quisiera verte siempre así. —voltea a mirarme y noto el cariño en su mirada. —Mira esto.

Se arrodilla en el mismo sitio y yo repito su acción, pone sus manos sobre el césped sin tocarlo, mueve los dedos ligeramente y la tierra empieza a removerse bajo sus manos, yo me quedo expectante mientras que de la tierra empieza a brotar una pequeña margarita. Lo miro sonriente, como una niña pequeña cuando su padre, o en mi caso Dominik; hace un truco... Me trae lindos recuerdos a la cabeza, pero también me recuerda su muerte y mi sonrisa desaparece. Lorcan parece darse cuenta ya que se limita a ladear una sonrisa y asiente comprensivo.

—Es tuya. —afirma haciendo referencia a la florecilla.

Me inclino para tomarla, pero cuando mis manos están apunto de tocarla; se marchita. Mi mano se encoje por instinto y me aparto de la flor rápidamente con esperanza de que vuelva a su estado inicial, pero no lo hace. Frunzo el ceño confundida, y cambio mi expresión a una más neutra, no me sorprendía.

—No te desanimes, algunas personas no se llevan bien con las plantas. —intenta restarle importancia. —Igual si la arrancabas, tarde o temprano iba a marchitarse. Ven aquí.

Abre los brazos para que lo abrace y lo hago, nos tendemos nuevamente en el césped, pero esta vez abrazados, y aunque me reconfortaba, no podía evitar pensar que me tenía lastima.

...

La mañana siguiente me desperté temprano para ir a la biblioteca y hacer deberes, más tarde podía seguir durmiendo.

Bajé las escaleras despacio, miraba el cielo a través de la ventana y no se parecía en nada al día anterior, el cielo ya no era azul, era más parecido a un gris medio, y hacía que todo se viera más oscuro de lo que debería.

Cuando llegué a la biblioteca me sentí en paz, por fin estaba en silencio verdaderamente, había valido la pena despertarme tan temprano.

Dejé mis cosas en una silla y empecé a buscar los libros que iba a necesitar para antes de que tuviera que ir a almorzar; Pociones y Estudio de Runas Antiguas.

—¡Bu! —aparece Lucy en el pasillo y doy un brinco dejando caer los libros.

—¡Lucy! ¿No habíamos acordado algo? —bramo y me agacho a recoger los libros recuperando el aliento.

—Yo no he acordado nada. —suelta una risita. —Estaba ahí. —señala a la esquina de una librería. —Verdaderamente eres muy distraída, podrían secuestrarte si quisieran. —se acerca a mí y quita el libro que está arriba de la pila que tengo entre las manos y lo ojea. —¡Ajá, aquí está! Poción para Arpías. —lee. —Necesito diez botellas de ésta.

—¿Para qué? —inquiero.

—¿No es obvio? —cierra el libro con un sólo movimiento de mano. —¡Para Rose! —reímos a carcajadas.

—Ya me quedó claro que nadie la soporta.

—¿Y cómo hacerlo? Es tan quisquillosa, odio a la gente quisquillosa. —resopla. —¿Te inscribirás en la clase de Alquimia?

𝐁𝐞𝐥𝐥𝐚𝐭𝐫𝐢𝐱 𝐊𝐫𝐮𝐦¹ © ┊ ᵗʰⁱʳᵈ ᵍᵉⁿᵉʳᵃᵗⁱᵒⁿ [Terminada] Where stories live. Discover now