𝐁𝐞𝐥𝐥𝐚𝐭𝐫𝐢𝐱 𝐊𝐫𝐮𝐦¹ © ┊ ᵗʰⁱʳᵈ ᵍᵉⁿᵉʳᵃᵗⁱᵒⁿ [Terminada]

𝖝𝖝𝖎. ᴠᴏʟᴅᴇᴍᴏʀᴛ, ¿ᴠɪᴠᴏ ᴏ ᴍᴜᴇʀᴛᴏ?

Cruzar el anden 9¾ sin Tomas se me hacía demasiado extraño, me recordaba a cuando Gabrielle existía... Pero ahora Gabrielle no existe, y Tomas se fue de casa.

—Estás muy sentimental, Marie. —Agatha interrumpe mis pensamientos y luego esboza una sonrisa triste.

—Tengo miedo, sin Tomas no me siento segura. —reconozco.

—A veces no estamos preparados para muchas cosas, yo no estaba preparada para ver a mi hijo casarse y marcharse de casa.

Tomas había llegado a un acuerdo con el señor Draco; él se mudaría junto a Leo y Scorpius a la Mansión de los patriarcas Malfoy, dejándole así la casa que compartía con la señora Astoria para ellos, pero después de que muriese Atena, Tomas tenía la obligación de compartir la casa con sus dos hijos si algún día necesitaban un sitio donde quedarse.

—Todo irá bien, deja de angustiarte. —nos detenemos una frente a la otra. —Espero que navidad sea pronto, para volverte a ver.

—Y yo soy la sentimental. —bromeo.

Era claro que estaba triste, por primera vez la vi sin su característico labial rojo, tenía los labios libres de maquillaje.

—Ten cuidado, ¿está bien? —Me mira un rato largo sin decir nada. —Ya casi estás de mi tamaño... Ya no eres una pequeña...

—No mientas, sigo igual de pequeña. —digo enserio, yo no me había dado casi ningún estirón. —No me iré de casa tan pronto como Tomas, eso te lo aseguro. —Agatha corta el espacio entre nosotras y me abraza con fuerza, como si no quisiera que me fuera este año a Hogwarts.

La abracé un poco más fuerte para agarrar valor. Sentía su cabello rubio acariciando mi rostro, y el olor dulce de su perfume inundaba mi olfato.

—Anda, ya. —murmura separándose del abrazo.

—¡Hasta navidad! —me despido ya en marcha.

—¡Hasta navidad! —escucho detrás de mí.

Subí al tren y miraba ventanilla por ventanilla para encontrar a Lorcan. A pesar de que este año no tendría a Tomas para protegerme, aún tenía a Lorcan si lo llegase a necesitar, aunque sólo fuera por este año. Mi último año seguramente sería el más difícil de todos, pero al menos sólo sería un año.

—¡Oye! —había tropezado a alguien sin darme cuenta y ambas caímos al suelo junto a todo nuestro equipaje. —¡Fíjate por donde andas! —escupe.

—Lo siento. —suelto en un susurro mientras ambas nos estamos poniendo de pie.

—Si estuviéramos completamente solas, no tienes ni idea de lo que...

—Quimera, ya se disculpó. —intercede Ben, un Gryffindor de mi curso.

—Has silencio, sangre sucia. —la chica se acerca a él de forma amenazadora, pero él ni se inmuta, de hecho, ladea una sonrisa retadora. Entonces ella resopla y se marcha a paso decidido, no sin antes golpear mi hombro con el suyo.

—Que gente... —murmura. —No les prestes atención a los Slytherin este año, con los absurdos rumores de que Voldemort ha vuelto, han de creerse superiores.

—Gracias por el consejo, Ben. —me limito a decir.

Siempre había tenido la suerte de no tener ninguna clase de encuentro con ella, y su grupo de desadaptados. Era cierto que mi pandilla tenía muy mala reputación, pero al menos no llamábamos tanto la atención como para que quisieran fastidiarnos.

El tren estaba a punto de salir de la estación y no encontraba a Lorcan por ningún lado, cada vez más se llenaba el tren y aún no teníamos donde sentarnos.