29

3K 527 199
                                    

Tras aquella noche, donde ambos le permitieron a su caracter explosivo aflorar, generando así su primer discusión como esposos, se dedicaron a ignorarse mútuamente durante semanas.

Si bien compartían la misma cama e intercambiaban uno que otro monosílabo cuando era estrictamente necesario, el resto del tiempo parecían dos satélites programados para no encontrarse.

Lo cual no era muy difícil dado la rutina de vida que ya habían adoptado anteriormente.

Para ambos, estaba más que claro que el otro no daría su brazo a torcer y eso solo agravaba la situación, puesto que eran demasiado orgullosos y testarudos para pedir disculpas.

No fue hasta un mes después, durante una noche fría cualquiera -cuando la necesidad por el otro fue lo suficientemente fuerte como para imponerse incluso por encima de sus propias personalidades- que sus labios y manos colisionaron; tocando, besando y acariciando hasta saciarse.

A la mañana siguiente ninguno dijo nada, no hubo una disculpa como tal, sinó un acuerdo tácito que marcó una especie de pauta en su relación.

Dicha pauta se prolongó durante los primeros cinco años de su matrimonio, en donde las discrepancias eran relegadas a un rincón obscuro de sus corazones cuando se hacía evidente que no llegarían a un punto medio.

A sus veinticuatro y veinticinco años, Seokjin y Namjoon habían generado una brecha tan profunda en su relación, que les era casi imposible ver el fondo.

--Ya hemos hablado de esto. -replica a la defensiva Seokjin --No entiendo tu insistencia al respecto. Aún no estoy listo para dejar el modelaje. -tira con rudeza de las sábanas, dejando claro que, de su parte, el tema estaba zanjado.

--Ese es justamente el problema, Seokjin. -Namjoon lo observa con dureza, retirando el reloj de su muñeca y lanzándolo de manera descuidada sobre la mesa de noche --No parece que vayas a estar listo para dejarlo en mucho tiempo. 

--¿Para qué quieres que lo deje? -se levanta con brusquedad hasta quedar sentado sobre el colchón --¿Para que me quede todo el día en casa como un esposo devoto, esperando a que llegues? ¡No, gracias! Prefiero tener algo en qué ocupar el tiempo.

La mirada dura que recibió del más alto no logró amedrentarlo ni un ápice.

--Ya no necesitas trabajar. -recalca en vano, se sabía de memoria la respuesta del castaño --Puedo encargarme de tus gastos y los de tu madre sin problema alguno.

Y era cierto. Para cuando culminó sus estudios, había acumulado suficientes méritos y experiencia como para ocupar un puesto de relevancia en la compañía. Esto, debido más a su desempeño y rendimiento que a su condición de heredero.

Se había esforzado muchísimo durante esos años y seguía haciéndolo para ganarse cada céntimo, esperando que, de esta manera, Seokjin dejara de percibir sus ingresos como una cuota asignada por sus padres.

--¡Pero es que no me escuchas, Namjoon! -gruñe con exasperación. No quería discutir, pero la insistencia de su esposo lo sacaba de quicio --No quiero quedarme todo el día en casa sin hacer nada. Los gastos de mi madre cada día son más y necesito...

--¿Cuántas veces tengo que decirte que mi dinero es tuyo también? -Namjoon sisea una maldición a viva voz. Y es que Seokjin se esforzaba en grande por probar que no lo necesita. Si bien admira y respeta su independencia, otras veces le resulta un dolor de cabeza --Si dejaras de trabajar, incluso podrías pasar más tiempo con tu madre y con Taehyung. Puedo y quiero hacerme cargo de ti y de los tuyos ¿Por qué te es tan difícil aceptar mi ayuda?

Seokjin esquiva la mirada resentida de Namjoon. Conoce perfectamente la razón principal que lleva a Nam a enfrascarlos a ambos en aquella discusión interminable y sin salida.

Mi Terco Doncel 《NamJin》Where stories live. Discover now