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Seokjin se encontraba sentado sobre la cama, su celular pegado a la oreja mientras escuchaba las recriminaciones de su representante por no haberle avisado cuando llegó a su casa tal como habían quedado la noche anterior.

--Ken, ya te dije que lo siento. Lo olvidé por completo. No volverá a pasar.

Durante los siguientes segundos, Seokjin se dedicó a escuchar en silencio más recriminaciones en espera de que el pelinegro se cansara de reprenderlo.

Suspiró, dejando a un lado su teléfono cuando la llamada finalizó. Ken aveces podía ser peor que su propia madre.

--Oh, nuestro querido Ken. Siempre tan diligente.

--¡Namjoon! -exclamó con los ojos desorbitados --¿Qué demonios haces aquí? -corrió hasta él con el corazón alborotado, no sabiendo a ciencia cierta si era debido al miedo de que su madre lo descubriera allí o era simplemente por su sola presencia
--Debes irte antes de que mi madre te vea.

--Ya es tarde. -aseguró el más alto con una sonrisa relajada que descoló por completo al castaño --Ya tuve el placer de conocerla...y charlar con ella.

--No me jodas. -siseó por lo bajo, llevándose una mano al rostro en señal de frustración, caminando luego lentamente de regreso hacia la cama donde se sentó a la par que dejaba escapar un suspiro cansino.

Se sentía agotado emocionalmente. En serio que no se sentía con fuerzas para lidear con nada más ese día.

--¿Ella te hizo esto? -cuestionó Nam tras haberse acercado lo suficiente para notar la pequeña herida en labio adverso, así como marcas alargadas y levemente enrojecidas en forma de dedos plasmadas en una de las mejillas. Con su pulgar, acarició de manera delicada la piel afectada --¿Te duele?

Seokjin ahogó un jadeo ante aquel contacto. Por unos breves instantes se había perdido tanto en sus pensamientos que no se percató de que Namjoon se le había acercado tanto.

--No, no me duele. -dijo, ladeando el rostro a un lado para evitar aquel toque --No debiste venir. -se puso en pie, queriendo poner distancia entre ellos, más no contó con que el chico de hoyuelos no le permitiría alejarse.

--¿Desde cuándo tu madre te golpea? -cuestionó Namjoon, ahora acunando el bonito rostro entre sus manos mientras hacia todo lo posible por contener el enojo que sentía hacia la señora Kim.

--No seas tonto. -espetó Jin, safándose de aquel agarre y dando varios pasos atrás --Ella no es así. No acostumbra a golpearme ni a mi ni a Tae. Ni siquiera recuerdo la última vez que me dió una nalgada debido a mi comportamiento rebelde...era tan niño. -comprimió sus orbes con fuerza, cuestionándose, por milésima vez, en qué momento su vida había dejado de ser sencilla --Escucha, estoy bien, ¿sí? Solo vete y ya.

Gruñó exasperado cuando Namjoon volvió a eliminar la distancia que él recién había impuesto.

¿Es que acaso no se daba cuenta que su cercanía lo afectaba? La única razón por la que se había entregado al alto chico es porque estaba seguro de que no lo volvería a ver más después de aquello.

Y estaba bien así. Él ya había aceptado que no tenía cabida en su vida. Era solo algo de una noche y cada quien seguiría por su camino sin recriminaciones ni resentimientos.

--¿Cómo me pides eso cuando estás aquí encerrado por mi causa? -cuestionó con incredulidad Namjoon
--No te dejaré afrontar solo las consecuencias de lo que pasó.

Seokjin volvió a suspirar. En verdad estaba sorprendido y enternecido a partes iguales por el apoyo que intentaba darle el más alto. No obstante, le quedaba claro que este tenía una percepción exagerada de su situación.

Mi Terco Doncel 《NamJin》Where stories live. Discover now